Presentación
del Libro Daniel Esteve – Petrer
Bona nit. Dones i homes. Autoritats, amigs…
Lo primé es agriar la col.laborasíó
de cuantes persones han fet posible el miracle de aquest llibre.
A la meua filla Yolanda, a Pedro Civera,
a Pablo Martínez. A Visent Olmos qui a interpretat aquestes tapes
que simplement nós han encantat molt. Se li nota que amunt de
sé un bon retrataór y fotograf, a les hores es tamé
artista y per si fora poc, ara tamé en te ficat dins el vici,
de la muntanya.
Tamé vulg agrair a Aurora Pérez Moneo, quí ha prologat
aquets treball. A les rejiduries de cultura dels ajuntaments de Elda
i de Petré. A la Caixa d’estalvis del mediterraní
y com no, aquesta entitad de Caixapetrer que esta nit mos está
acollín.
Permítanme que hable ahora en castellano,
por ser esta la lengua en la que mejor podré expresar mis ideas,
pero sobre todo por respeto a un valenciano, que no domino tanto como
yo quisiera y al que reverencio por ser vuestra lengua materna y también
la mía.
Agradezco a José Miguel Payá y a José Francisco
Mateos, ambos Concejales de los respectivos Ayuntamientos de Petrer
y de Elda, cuyas presentaciones en este libro merecen sumar otro nuevo
agradecimiento, y como no, a Vicente Maestre, Director de Caixapetrer,
de quien no descubriré nada nuevo, si digo que es de esa clase
de personas a las que no te acojona entrar en su despacho, pues siempre
se adelanta con las manos tendidas y siempre tiene un gesto amable.
Gracias Vicente. A José Maria Beltrán, Presidente de la
entidad, le agradezco muy sinceramente sus palabras en la rueda de prensa,
que me sorprendieron por el grado de eficacia de vuestro servicio de
información y redacción. Sin duda Víctor Santos
es una buenísima apuesta de esta casa, que hoy pones a nuestra
disposición y que con sinceridad, José María, Te
agradezco.
Escribe José Miguel Payá en
la presentación del libro cosas muy bonitas sobre Daniel y sobre
mí que agradecemos, pues desde luego, ni Daniel ni yo hemos hecho
caso nunca del lamentable comentario del afamado geógrafo Antonio
Cavanilles.
Personalmente tampoco comparto la opinión de Cavanilles, sobre
las relaciones entre los habitantes de Elda y de Petrer ni el tratamiento
que le dio a nuestra comarca, y más bien creo que fue uno de
los primeros valencianos que vinieron a ningunear nuestros valles, llegando
a afirmar, poco más o menos que en la olla de Castalla acababa
el país valenciano.
Aquellos comentarios, que parece mentira
que fueran escritos por un sacerdote, seguimos escuchándolos
y leyéndolos todavía en la prensa demostrando no sólo
lo superficial que era Cavanilles; también las mentes aborregadas
que fue dejando tras sus lecturas.
Como algunos estaréis escandalizados con lo dicho por este cagaldero,
que también se siente petrerí, por lo menos, cuando alguien
tenga la tentación de maldecir sobre mi procedencia, que sepa
que personalmente hace años que enterré bajo tierra (pero
de verdad) la acequia fronteriza que separa a estos municipios, pues
querámoslo o no, poco a poco Elda y Petrer van estrechando sus
lazos y yo me siento tan de Petrer, siendo de Elda, como Daniel, eldense,
siendo Petrerí.
Os aseguro que desde fuera ya nos ven así.
Mirad… Voy a contaros un encuentro que no hace más de un
mes tuve en la Sierra de Mariola.
Iba con mis amigos, que indistintamente
son de Elda y de Petrer, cuando cerca de la cumbre de La Blasca, nos
encontramos a un buscador de setas, y pasa lo corriente en estos casos.
Como el hombre sacaba los robellones, o esclatasags debajo de la tierra
por donde acabábamos de pasar sin verlos, alguien le preguntó:
__ ¿De dónde eres tío,
que parece que sepas donde están las setas?
__ De Onil ___nos contesta y a su vez pregunta__ ¿Y vosotros?
__ De Elda __dijo una. ¡Ehhh y de Petrer contestó otro
(que era Pepe Iborra, que aquí está para confirmarlo).
Y va el de Onil y dice
__ Bueno es lo mismo ¿NO?
Y aunque entre risas y las clásicas
bromas del rabo, (Que por cierto nunca supe quienes lo tienen realmente)
pues cada gentilicio se lo atribuye al contrario. Todos convinimos que
realmente ya se nos ve así; y será digo yo, porque cada
vez nos parecemos más. En muchos casos nuestra propia familia
o nuestros mejores amigos, están al otro lado de esa acequia,
que algún día veremos desenterrar y destruir definitivamente
como el símbolo de algo simplemente físico que nos separó
durante siglos, pero sólo superficialmente.
Se puede pensar distinto, defender los colores
de un club distinto e incluso vivir en la otra parte del globo y sin
embargo tener una misma concepción de la vida, la ética
y el deporte. Se puede. Y es más se debe. El ser humano no debe
ser un borrego al que le tengan que decir cuál es su forma de
pensar ni a dónde debe ir aunque se empeñen en hacernos
corralitos para pasar el día y nos llenen de pintura los senderos
por donde tenemos que andar. ¡Que ésa es otra!
A esas alturas notaréis que no estoy
hablando del libro y os diré por qué, pues porque yo sólo
he puesto en orden algunos de los documentos, artículos, relatos
y cartas que Daniel ha ido escribiendo a lo largo de toda una vida dedicada
a la montaña y al montañismo y es realmente él
quien puede contaros lo esencial del mismo, habiéndome limitado
yo a reunir todas estos pedazos de una vida dedicada al monte y al montañismo.
El contenido está perfectamente detallado en un extenso índice
que hace muy fácil ir saltando entre sus páginas y buscar
aquellos artículos que más nos atraigan. Anécdotas
y pasajes como aquél en el fue Daniel al Mulhacén con
un grupo de montañeros de Petrer: Taylor, Antoñín
y otros que veréis en la fotografía y resultó que
el guía que les llevaba era un cura, que paró el grupo
en mitad del camino, se colocó la casulla, abrió la mochila
en dos, que resultó ser un altar y se puso el tío a dar
misa en la laguna de Río Seco, a los pies de la cima más
alta de la península. Cuando dijo aquello de “podéis
ir con Dios”, los de Petrer y el de Elda subieron hasta la cima
donde a buen seguro no se podía estar más cerca.
O aquella vez que fueron a buscar un barbero
en el pirineo y como el hombre estaba trabajando en la construcción
de la presa de Cavallers, cuando le encontraron como tenía el
pluriempleo de barrenero, estaba fumándose un puro sentado encima
de las cajas de dinamita.
Se les pusieron los pelos tan de punta,
que no hizo falta el jabón de afeitar.
Os aseguro que hallaréis mucha sustancia
histórica y montañera, pasajes, que a los mayores os harán
recordar los inicios del montañismo en la comarca y a los jóvenes,
además de divertido, os hará pensar. Y pensar es bueno,
si uno quiere llegar a ser algo en el montañismo serio y deportivo.
Seguro que se sorprenderá el lector
de encontrar en este libro, cuyos relatos transcurren a mediados del
pasado siglo, hechos y situaciones similares a las que ocurren hoy:
Jardineros de la montaña, arreglasenderos ridículos, pintamontes,
afrancesamiento de costumbres en lugar del respeto a los senderos heredados
de nuestros antepasados… de nuestra tradición y nuestras
costumbres. Ridículos y enrevesados galimatías extraterrestres
PRV, GRV etc. Vividores sacaperras, peseteros… Comerciantes que
ya arrojó Daniel del templo de la montaña, hace casi cincuenta
años, pero que otra vez están aquí aunque sus caras
sean otras, al igual que las mercancías, que venden, aprovechándose
de la propia administración que les atiende creyéndoles
el mismo honor y dedicación que han tenido siempre los montañeros.
Sí, porque este libro espero que también haga pensar a
los políticos, preocupados por su tierra y sepan distinguir donde
acaba el bien común del territorio y donde el negocio privado
y personal de los individuos y las empresas, que los proponen.
Hombres como Daniel siguen siendo necesarios
para que la herencia que dejemos a nuestros hijos, se parezca lo más
posible a la que tuvimos la suerte de heredar de nuestros padres.
Yo espero que se perdone esta especie de
atrevimiento, al salirme estrictamente de los cánones, en la
presentación de un libro. Escribir es ahora la pasión
de mi vida, pero amigos, antes que eso yo soy montañero.
Y como tal, ruego a todos los que tengan
poder de decisión que no se siga con este ridículo invento
francés de pintar los montes. Que se vuelva a nuestros cairs,
a nuestros mojones de piedra. Los de nuestros antepasados, que todos
hemos cuidado siempre sin coste alguno. Así continúa siendo
en cualquier parte del globo, desde las tierras yermas del cabo norte,
a los bosques de Notofagus de la Patagonia Austral, nadie usa pinturas,
sólo los tontos del bote. Pido que se abandonen los absurdos
nombres en clave, para que el camino del Cid, siga siendo por siempre
el camino del CID, y no el PR.V-36 y el sendero de Mirabuenos, siga
siendo el sendero de Mirabuenos no el PR.V-6.1 ¿Qué bonito,
verdad? EL SENDERO DE MIRABUENOS. Estaréis de
acuerdo en que no hay color. Lo nuestro, es mucho mejor. Y finalmente
que el dinero que las administraciones inyectan a bolsillos de empresas
privadas que se reviertan en las sociedades montañeras, en escuelas
y en entidades transparentes sin ánimo de lucro, para que se
inicie, pero de una vez por todas la educación medioambiental
de nuestros niños y jóvenes; todo ello, reitero, una vez
visto el fracaso de las políticas medioambientales seguidas hasta
ahora, que sólo han servido para destrozar nuestros senderos
y enriquecer egoístas bolsillos.
Basta ya de regular, adecuar, consensuar,
reconducir, discutir, establecer, acondicionar, reservar, dimensionar
o re-dimensionar, construir o reconstruir, divagar, reconvertir, adaptar.
Pero sobre todo: Basta ya de prohibir.
Ya es la hora de educar.
Sobre el libro, a Daniel le corresponde ahora
hablar, por que él fue siempre el auténtico personaje;
el galán en la historia de su propia vida. La estrella que llamó
mi atención y colmó mis ganas de saber y de escribir.
El y no yo, es hoy y aquí el auténtico autor y protagonista.
Daniel: Nuestra es la suerte de disfrutar
hoy de tu presencia y tuya… tuya es ahora la palabra.
Juan Manuel Maestre
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Presentación del Libro Daniel Esteve –
ELDA
Lo primero es agradecer la colaboración de cuantos han hecho posible
el milagro de un nuevo libro: A mi hija Yolanda y a Pedro Civera, en las
correcciones de texto, a Pablo Martínez por doblegar mi ignorancia
y de paso a mi ordenador, y lo que es más difícil a los
dos a la vez, a Vicente Olmos, que ha interpretado una portada que simplemente,
a Daniel y a mí, nos encanta. Se nota que además de buen
fotógrafo y artista componedor, le corre por el cuerpo el gusanillo
de la montaña. También a Aurora Pérez, a quien su
humildad y timidez le impide estar en esta mesa como prologuista del libro
que es. Por supuesto a los Ayuntamientos de Elda y de Petrer. A la Caja
de Crédito de Petrer y a la CAM, pero sabéis que si las
empresas y los organismos dan el di-nero, son a las personas a las que
realmente valoro por su trato cercano, que siempre he creído sincero.
Por ello de verdad lo agradezco a José Miguel Payá y a José
Francisco Mateos, ambos Concejales de los respectivos Ayuntamientos cuyas
presentaciones en este libro se merecen, por mi parte, sumar otro nuevo
agradecimiento, y como no a Vicente Maestre, Director de Caixapetrer,
quien siempre me recibe con algo que es ya como un slogan en la entidad,
cuando me dice aquello de “Caixapetrer estará siempre con
la gente que trabaja” Vicente, será mejor que no sepas que
ya estoy prejubilado, pues recibiéndome así de bien, que
sepas que yo volveré. Lo mismo le digo a José María
Beltrán, presidente de la entidad, cuyos conocimientos montañeros
me han sorprendido. A Fini Mari Díaz Carrión, Directora
de la CAM, la he conocido con motivo de esta edición y le agradezco
el esfuerzo personal realizado y su simpatía y amabilidad. Creo
que todos los implicados han entendido desde el principio mi interés
por que este trabajo, fuera igualmente suyo. Por último a este
Casino Eldense que una vez más nos acoge a los montañeros.
A muchos autores les cuesta
hablar de su libro. A mí me cuesta, pero este no es el caso, pues
aquí el verdadero autor de los textos es Daniel Esteve, habiéndome
limitado yo simplemente, a seleccionar y desarrollar el orden de los artículos,
cartas, comentarios y diarios del extraordinario archivo, del que Daniel
me hizo un día depositario. Datos que consideré esenciales
para llevar al lector por el recorrido que propongo sobre la vida montañera
de Daniel Esteve y descubrir, como lo hice yo, que estaba fuertemente
ligada al montañismo local y regional. Mucho más de lo que
la gente ha sabido nunca, a causa de la sencillez del personaje.
Leeré pequeñas
pinceladas del libro y entenderéis porqué dejé aparcados
mis propios intentos literarios para irme a vivir (casi literalmente)
durante más de un año entre sus archivos. Veréis.
El que sigue es un párrafo extraído del diario de aquella
pirenaica y pionera expedición eldense. Nada más comenzar
el relato, dice así:
Está amaneciendo y el día se presenta espléndido,
hace un poco de fresco cuando el camión se pone en marcha hacia
La Encina. El trayecto recuerda aquellos viajes en guerra sentados en
el fondo del camión y rodeado de mochilas, parece ser un traslado
militar, hasta las bromas que se hacen tienen cierto regusto a milicia.
Luego prosigue:
“El espíritu es excelente y se hacen muy buenos
proyectos para esta excursión. Almorzamos en la cantina, y el
centro es Rafael que, como quien no quiere, se come un conejo frito…
a fuerza de pan.
Aquí sólo apostillar
que quienes tuvimos la suerte de conocer a Rafael Vecher, no podemos dudar
de la indudable veracidad que rebosa el texto. ¿A que no?
Me emocionó el primer
contacto con la alta montaña, sentimiento que ha seguido invariable
a lo lago del tiempo, que Daniel relata, y que estoy seguro conocemos
todos los montañeros presentes. Acababa de llegar la expedición
al Pirineo Catalán y él escribe:
Nuestro primer día
es más bien de preparación. No nos encontramos muy bien,
la altura hace que la cabeza la tenga embotada, el pulso me va aprisa,
tengo pocas ganas de hacer nada, parece como si estuviera convaleciente
de una enfermedad.
Días después
describe:
El aire es frío
y fuerte. Vengo cansado, las piernas un poco resentidas pero la respiración
regular y acompasada, lo mismo que los latidos del corazón. En
las marchas he comprobado que el éxito está en acompasar
el paso a la respiración y regularizado éste puede estarse
marchando, sea cual fuere el terreno, horas y horas sin cansancio. El
hierro de la mochila se me clava en la espalda y me dificulta la circulación
sanguínea, las nalgas las tengo casi insensibles por esta razón.
Pienso descansar unos instante, pero el viento fuerte y frío
que allí reina me obliga a continuar. Al iniciar el descenso
compruebo que la presión del hierro en la espalda desaparece
y siento un extraordinario alivio, ya no importa continuar y alegremente
desciendo.
Seguro que aquí somos varios que también sufrimos aquellas
mochilas de armazón triangular de hierro ¿A que sí?
¡Cuánto me gustaría haber conservado aunque fuera
sólo una! Hay más referencias sobre aquel viaje que también
me hicieron sonreír, veréis. Escribe Daniel:
…acompaño
a Pascual en busca de un barbero (si es que lo quieren afeitar con esas
barbas), y al propio tiempo recorremos todas estas instalaciones y construcciones.
De un sitio nos envían a otro, todos nos dan facilidades y recorreremos
la presa y los distintos departamentos o dependencias, canteras, molinos
de piedra, etc. Avistamos desde lo alto de la presa el lago Cava-llers;
por fin encontramos al barbero en una cabaña cargando cartuchos
de dinamita, tan tranquilo, dando fuertes chupadas a su cigarro y sentado
sobre un gran montón de cajas de dinamita.
Se les pusieron los pelos
tan de punta que seguro que no hizo falta el jabón de afeitar.
Una anécdota más
de las muchas que contiene el libro, es el pasaje de una carta en la que
informa Daniel al presidente de la Federación Valenciana sobre
el Vº Campamento de montaña y le dice entre otras muchas cuestiones:
No se suministrará
PAJA. Hemos de ir consiguiendo que el montañero tenga su equipo
completo y en el, como indispensable, el saco de dormir. Se anunciará
en el programa, o no se dirá nada, según convenga.
Luego Daniel añade:
Sin embargo como
medida de precaución y para algún caso delicado se tendrá
unas balas de PAJA. Porque Daniel nunca dejó nada al
azar, como buen montañero.
De fácil lectura, el
libro se estructura en 13 capítulos y se desgrana a su vez en 72
artículos, como dije: cartas, diarios, reflexiones, partes de actividades,
cuadernos de viaje, que voy entregando al lector dentro de mi propuesta
y donde va apareciendo Daniel, como indiscutible voz autorizada para subrayar
o esclarecer conceptos, de tal manera que he intentado no dejar resquicio
a la duda. El libro puede leerse desde el principio o desde el final,
e incluso saltando por los temas que más llamen la atención.
Cada tema un título y un año, dejando al lector la mejor
elección.
He intentado que esos títulos
sean explícitos: Nuevas normas para el montañismo-1962,
Diario de la expedición al Pirineo-1958, El Camino de Santiago-1990,
Prehistoria del Centro-1991. La campana de Rabosa-1990 o Reflexiones y
comentarios sobre un hipotético Plan de Desarrollo del Parque de
Montaña Daniel Esteve, que es todo un ejemplo de preocupación
medioambiental. Hay artículos escritos por otros grandes montañeros
de la época, que he incluido como testimonio de aquellos tiempos;
trabajos como: La mujer y la montaña de Oscar Santos-1957, Dos
opiniones de Francisco Prats-1958, Rehabilitación, de Juan Miralles-1961,
Los Neolitas de Joaquín Payá, el recordado “Tarzán”,
o Reyes en montaña de mi querido compañero Ricardo Montesinos.
En fin os aseguro que hallaréis
mucha sustancia histórica y montañera, pasajes, que a los
mayores os hará recordar los inicios del montañismo local
y a los jóvenes, además de divertido, les hará pensar.
Y pensar es bueno. Tanto como no tener que salir a la montaña buscando
ridículas marcas de pintura, en lugar de discernir cuál
es el verdadero camino. Cosa que por si alguien no lo sabe, le puedo asegurar
que se puede, que es sano y que es bueno si uno quiere llegar a algo en
el montañismo serio y deportivo. Me reitero aquí de todo
lo dicho en mi presentación de ayer de Petrer, que por su extensión
no reproduciré, pero sí que invito a que leáis en
dahellos o amarguillo.com, por considerar que es necesario que quienes
más amamos a las montañas: LOS MONTAÑEROS, empecemos
a ocuparnos de ella y no dejar en otras manos, como ha venido ocurriendo
hasta ahora, el cuidado de nuestro estadio deportivo. Ya está bien
de que se mangonee a los mon-tañeros.
Seguiría contando anécdotas
del libro, pero como por mucho que diga sé que no podré
hacer honor a los merecimientos de este hombre, dejaré que los
acontecimientos de esta tarde le coloquen ante vuestros ojos en la dimensión
que por derecho le corresponde.
Recomiendo finalmente la lectura
de este libro y cedo la palabra al auténtico protagonista de esta
historia que hemos subtitulado “El hombre y la montaña”
o lo que es lo mismo: DANIEL ESTEVE.
Daniel Esteve
Maestre al atril:
Circunstancias que han ido
surgiendo cuando, una vez acabado el libro, comencé a organizar
este acto, me obligan a hacer un paréntesis, en esta presentación
literaria para entrelazar unas muestras de cariño, que por espontáneas,
van a marcar el verdadero sentido de este acto que no es otro que el cariño
hacia Daniel Esteve. Llamo a este micrófono a Don Roberto Valero,
Presidente de este Casino Eldense.
Roberto Valero
Llamo ahora a un hombre que
siente igual que yo la emoción de este momento, de la manera más
sencilla y natural que se puede sentir, el cariño y la gratitud
hacia el maestro, que alentó la ilusión y la lucha por un
mundo mejor. Llamo a este micrófono a Andrés Molina, Presidente
de la AMFI.
Andrés Molina
Lo primero que hice nada más
acabar el borrador de este libro y descubrir la inmensa actividad, nacional
e internacional que Daniel Esteve había hecho a lo largo de su
dilatada vida deportiva, fue solicitar al Club Alpino Eldense, del que
Daniel ya es SOCIO DE HONOR desde 1996, que se le otorgase la condecoración
del Alpino, que le acredita como alpinista, en virtud a sus méritos
deportivos, convalidando para ello, cada una de las escaladas que se exigen
para completar el historial alpino, por cada una de las oportunidades
que a lo largo de su vida ha dado Daniel Esteve a todos los escaladores
que bajo su mandato han nacido, completando de esta manera uno de los
historiales más meritorios de la sociedad. Llamo a este micrófono
a Juan Vicente Valero Manresa, Presidente del Club Alpino Eldense.
Juan Vte. Valero Manresa
La siguiente persona que ocupará
este atril, habiendo cesado por requisito estatuario para poder presentarse
a las elecciones del próximo sábado, lo hace a título
personal, no puede ser de otra manera, ni tampoco es cosa que a él
le haya importado. Cedo el micrófono a Rogelio García García,
Montañero y aspirante a la reelección a la presidencia del
Centro Excursionista Eldense.
Rogelio García
García
Otra persona muy querida por
Daniel y viceversa, ha querido sumarse también en esta noche. Es
otro de los personajes grandes del Centro Excursionista Eldense. Con vosotros
Miguel Sierras, Vocal de la sección filatélica del CEE
Miguel Sierras
Tras estos homenajes, vuelvo
al acto literario y cedo la palabra a Don José Maria Beltrán,
Presidente de Caixapetrer, co-patrocinadora del libro que hoy se presenta.
José Maria Beltrán
La Caja de ahorros del Mediterráneo,
está también en esta mesa, muy bien representada por La
Directora Fini Maria Díaz Carrión a quien cedo por igual
co-patrocinio la palabra.
Fini Maria Díaz
Carrión
Le corresponde el turno de
palabra, al Concejal de Cultura de Petrer, Don José Miguel Payá
Poveda en representación del Excelentísimo Ayuntamiento
de nuestra vecina ciudad de Petrer.
José Miguel
Payá
Las personas y entidades que
antes pasaron por el atril, para homenajear a Daniel, lo han hecho de
manera espontánea. Se llegó a un punto en el que, quienes
tuvimos la responsabilidad de organizar este acto, tomamos conciencia
de que si hubiéramos hablado con todas las personas que tienen
el mismo aprecio hacia Daniel Esteve, en ambas poblaciones del valle,
deberíamos de haber previsto el comienzo de este acto bastantes
horas antes. Tomamos la decisión, no sé si equivocada o
no, de no comentar estos reconocimientos específicos, bajo la ética
de no comprometer a nadie. Con todo y con eso, ya no es un secreto que
las entidades que voy a citar a continuación, con fecha 30 de Octubre
de 2007, solicitaron el reconocimiento público de nuestro Ayuntamiento
hacia la persona de Daniel Esteve Poveda, y ése es el verdadero
espíritu de este acto, incluido el libro que hoy se presenta. Igualmente
la lista de entidades podría haber sido más larga. Doy fe,
de que cuantas personas han conocido la iniciativa, nos han manifestado
sin ningún género de duda su adhesión al reconocimiento
de toda una vida entregada a los demás. Las que menciono por orden
alfabético suponen la representación mayoritaria del total
de la ciudadanía de todo un pueblo:
Agrupación
Lírica del C.E.E.
Agrupación Músico Cultural Eldense Santa Cecilia
Asociación Fotográfica de Elda
Aulas de la Tercera Edad
ADOC Asociación de Opera y Conciertos
AMFI Asociación de Minusválidos Físicos
Casino Eldense
Centro Excursionista Eldense
Club Alpino Eldense
Cofradía de los Santos Patronos
Cruz Roja Española, Asamblea de Elda
Dahellos.com – Agrupación Literaria
FAVE – Federación de Asociaciones de Vecinos de Elda
Mosaico
Plataforma Cívica del Casco Histórico
Sección Filatélica del CEE
Valle Club de Esquí de Elda
A todos ellos agradezco su
incondicional adhesión a esta idea, que partió hace ya años
de la AMFI y en la cual han tenido siempre un especial empeño Daniel
Tercero y muy especialmente Andrés Molina de cuya emoción,
hemos sido hoy todos nosotros testigos.
Cerrará este acto en representación oficial del Excelentísimo
Ayuntamiento de Elda, Don José Francisco Mateos Gras, Concejal
de Cultura, al que cedo con emoción la palabra, ante el acto histórico
que hoy sin duda seremos testigos.
José Francisco
Mateos Gras
Daniel Esteve Poveda
- Agradecimiento
Gracias por vuestra asistencia,
y os recuerdo que acto seguido en el restaurante de esta misma planta
baja, se servirá un pequeño vino de honor donde podremos
departir y pasar un buen rato, disfrutando con la compañía
del ilustre homenajeado.
Juan Manuel Maestre
LECCION MAGISTRAL
DE DANIEL ESTEVE SOBRE MONTAÑISMO.
Publicado en el semanario de información local
Valle de Elda - nº 2.540 - 21/12/07
Me va a perdonar mi amigo Juan
Manuel Maestre si no me extiendo en el acto de la presentación
de su libro Daniel Esteve: El Hombre y la Montaña que tuvo lugar
el pasado sábado día 15 en lo que yo denomino “El
salón noble de la Casa del Casino”, pero imagino que ya habrá
otros artículos donde se comente este hermoso acto al que unos
privilegiados pudimos asistir.
Prefiero centrarme en la maravillosa intervención que realizó
en su turno de palabra el principal protagonista del libro, Daniel Esteve,
del que también me voy a permitir omitir otras loas y presentaciones,
pues no son necesarias por ser conocidas sobradamente por todos.
Simplemente comentar que la presentación del libro tuvo toda la
brillantez que cabe siempre esperar del irrepetible Manolo Maestre, quien
garantiza en cualquier acto que organiza el máximo espectáculo
que se puede esperar de cualquier evento de este tipo, controlando y previniendo
hasta el último detalle, y lo que queda fuera de lo previsible
lo arregla con una capacidad de improvisación que hace que el espectador
termine, como en la mejor de las fiestas, batiendo palmas gozosas.
Y me centro en la intervención de Daniel Esteve, de cuya amistad
gozo desde hace años, y que en los últimos tiempos me ha
sorprendido hasta límites insospechados. Además, tuve la
suerte de entrevistarle desde distintas tribunas informativas en varias
ocasiones, y a una de estas entrevistas volveré para terminar este
artículo, pasando por encima de sus comentarios sobre la Ciudad
Deportiva y su propuesta de convertirla en un futuro en su viejo sueño
de ser una verdadera “Universidad del Deporte”, sin olvidar
su apoyo a la candidatura a la presidencia del C.E.E. de Rogelio García.
Como digo, el turno de palabra de Daniel Esteve resultó, sin duda
alguna, una lección magistral sobre la esencia del montañismo
y lo que éste debe de ser, marcando clarísimamente las diferencias
que existen entre esta noble actividad que no es un deporte sino una forma
de vida, y lo que es el excursionista y el senderismo, que sin duda tras
escuchar sus palabras no pasan de ser unas respetables, pero nada más,
actividades lúdicas.
Igualmente, nos recordó la importancia y urgencia de la intervención
en Rabosa o “Parque de Montaña Daniel Esteve” para
frenar su desertización y deterioro por el uso irracional y lejano
de primaria utilidad, pues ha dejado de ser un parque de montaña
para convertirse en una zona de ocio más, y la conveniencia -pues
todo lo tiene previsto y pensado- de la posible participación de
la Universidad de Alicante o de expertos y estudiosos refrendados por
la Unión Europea. Recuerdo que cuando se compró Rabosa y
se habló de arreglar el camino, hubo voces que pregonaron que no
es que hubiera que dejarlo como estaba, si no que había que hacer
zanjar y poner cocodrilos dentro de ellas para mantenerlo dentro de la
filosofía del montañismo y alejarlo de la masificación
en la que se encuentra.
Vino a decir Daniel Esteve que en la montaña se debe de empezar
por el excursionismo, pero que el afán de superación de
la persona debe de conducirle al montañismo, y esto implica profundizar
en las distintas técnicas de marcha, orientación, superación
de barreras y, por qué no, de supervivencia en el medio, sin olvidar,
pues es obvio, profundizar en la centenaria historia y en los escritos
que nos hablan de los Whymper,
Carrel, Saussure, Mummery, Longstaff, Mallory, Merkl, Sonnier, Rabufat,
Bonatti, Herzog, Houston, Hylary, etc. etc.
Nos citó el Sr. Esteve que la primera norma para conocer la montaña
y andar por ella sería aprender el uso de la brújula, el
altímetro, la interpretación de los mapas y su dibujo en
sus distintas formas, la comprensión de la naturaleza que nos habla
a cada paso, el saber distinguir los distintos escenarios que nos presenta
y nos ofrece para una escalonada forma de superación ilimitada,
la elección del material, el saber prescindir de lo prescindible,
el afrontar los distintos fenómenos atmosféricos, no distinguir
para caminar por ella la noche y el día y respetarla como al ser
vivo que es.
Con ello se conseguiría eliminar de la montaña todo lo que
le sobra en estos momentos: el exceso de pintadas de todas clases y colores
y con una proliferación en algunos casos escandalosa, el mercantilismo
que está llevando a convertirla en negocios “de aventura”,
la excesiva masificación en “circuitos cerrados” que
amenazan el medio, el verse sorprendidos por una montaña que, furiosa
por verse humillada, se alza y exige el negado respeto, las excesivas
y abusivas construcciones que destruyen el escenario y los accidentes
dolorosos e innecesarios producidos por no haber sabido medir la propia
capacidad y posibilidades, a parte de que se eliminaría el que
después de una jornada en la montaña, al final de ella,
por haber seguido detrás de una innumerable fila, no se sepa y
pueda explicar por donde se ha pasado y se sea incapaz de reconstruir
el mismo camino en solitario.
Nos recordó igualmente la honda profundidad de la amistad que la
montaña ofrece entre los hombres y mujeres que la entienden, gozan
y sufren juntos, y de la importancia del compañerismo y saber elegirlo
al mismo tiempo, de los imborrables lazos que se crean y que bien cultivados
duran toda la vida y de las posibilidades de propia superación
y evasión, aprendiendo a vivir la vida paso a paso, lento pero
seguro, lejos del estrés y urgencias que reinan nuestras urbes,
y que al final de todo lo importante no es la cima en sí, que ella
no es el objetivo, si no el medio que nos permite un cúmulo de
vivencias y experiencias inolvidables, como su propia y marcada visión
de un amanecer, como de un Moisés contemporáneo que recibe
“las Tablas de la Ley” desde la serenidad de la cumbre del
Monte Sinaí, o la serenidad de una experiencia bucólica
en la profundidad de un bosque conquense ante el concierto sinfónico
del croar de una coral de ranas y una orquesta de pájaros silvestres
teniendo como escenario un escondido humedal.
Y perdóneseme la particular interpretación de su elocución,
y sobre todo la falta de profundidad que realizo de la misma, muy lejos
del énfasis, puntualizaciones, amplitud, claridad y humanidad que
nos regaló mi querido D. Daniel. Y que me perdone el homenajeado
por haber iniciado un aplauso emocionado e impulsivo que interrumpió
su ilustre verbo en una noche memorable.
Solicito públicamente que dicha intervención sea publicada
para que pueda ser conocida por todos aquellos amantes del montañismo
que no pudieron asistir al acto.
También solicito públicamente a D. Daniel Esteve que tanto
como nos dijo en tan poco tiempo se sirva desmenuzarlo punto a punto,
pues si sintetizado fue un éxtasis ¡que no será! cuando
trate cada tema en profundidad. Ánimo, D. Daniel, que nos quedamos
esperando cada una de sus “lecciones magistrales” sobre lo
que es un montañero y el montañismo en el más puro
y profundo significado. Yo entiendo que, por despreocupación y
comodidad de los organismos, empezando por las Federaciones y terminando
por los Clubs, la montaña está en crisis por falta de nuevas
generaciones impregnadas de lo que desde el Club al que pertenezco llamamos
“el espíritu del Alpino”, pero que es a todos accesible
desde un mentalidad inquieta y con ansias de superación. Prueba
de esa crisis es la desaparición en los calendarios oficiales de
las actividades de montaña a nivel juvenil, y que la principal
actividad montañera a nivel nacional es la, por otro lado respetable,
Marcha de Veteranos, pero eso seria otro tema a tratar.
Convencido de que asistimos al inicio de una cátedra magistral
sobre montañismo bebiendo en la clarividencia y sabiduría
de una mente privilegiada de ochenta y ocho hermosísimos años,
siempre inquieta y precursora, me permito y tengo la osadía de
nombrar a D. Daniel Esteve Poveda “Doctor Honoris Causa” de
la Universidad de “Estrellas y Borrascas” y que su herencia
de magisterio debe de ser incluida entre los clásicos anteriormente
citados aludidos.
Y para terminar vuelvo a referirme a las manifestaciones recibidas de
Daniel Esteve en el año 1971, con motivo de la “Operación
Atlas”, en las que vino a decirme que Elda y el C.E.E. no deberían
parar en su progresión hasta ver su bandera en la cumbre del Everests.
Evidentemente, se han conseguido logros importantísimos por todos
conocidos, pero el Everest sigue esperando a Elda, y solamente desde el
amor a “La conquista de lo inútil” y encontrando estos
amantes pondremos la bandera eldense en la cumbre del Chomolungma, la
“Diosa Madre del Mundo¨.
Habría que quitarle a D. Daniel Esteve Poveda esa espinita que
tendrá clavada.
Octavio José López Lorente
Miembro del Club Alpino Eldense
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