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Elda ya cuenta con una calle con el nombre de:

Calle del Montañero Daniel Esteve Poveda

Artículos de Daniel Esteve

Daniel Esteve

Petrer 1919



Que Nació en el Petrel de 1919, estudió en Albacete y que fue a la guerra, aunque no pegó un tiro, lo ha contado él mismo en su libro “Memorias de un presidente”. Que trabajó profesionalmente como Procurador de los tribunales y que fue el PRESIDENTE con mayúsculas del Centro Excursionista ya lo saben todos los eldenses.

De él se ha dicho casi todo sobre su labor en pro de la juventud, del deporte en general y del parque de montaña que lleva su nombre; razones más que suficientes para que la historia le tenga por hombre inquieto, comprometido y capaz.

Trajo el deporte popular; no un deporte, sino todos los que cualquier mente pudieran imaginar, apoyó inquietudes y demostró que eran posibles en la Elda trabajadora. Animó el gusto por la cultura y el respeto e interés por nuestra historia, y lideró e implantó, tal vez sin saberlo, la avanzadilla de una democracia que estaba ya en la mente, todavía amordazada, del pueblo.

Pero casi nadie sabe del Daniel Esteve montañero, el que luchó en los momentos difíciles de la transición entre excursionismo y montañismo, apostando por el futuro de la escalada y del alpinismo, y aunque no eran santos de su devoción como practicante, defendió con su hábil pluma y recta palabra el avance deportivo y tecnológico que también se estaba produciendo en la montaña.

Siempre dijo que un domingo sin excursión era un domingo perdido y creo que nunca supo donde empezaba el Centro y donde su propia vida, de tal suerte que la fue mezclando hasta fundirla inseparablemente.

Se quejó de haber llegado tarde a este deporte, pero le sobró tiempo para dejar su impronta inconformista. Los artículos recogidos en esta página son la obra del Daniel Esteve montañero, quien desde sus inicios, bien directamente o usando algún seudónimo, alumbró el camino del vanguardismo montañero. Notará el lector el empuje vehemente en sus comienzos y el sosiego y sabiduría de sus últimos relatos, pero siempre su innegable amor hacia los espacios abiertos donde sobresale su espíritu de viajero incansable.

Daniel Esteve, seguramente será recordado por el nombre de un parque de montaña por los habitantes del valle, como él gusta nombrar, y también como indiscutible personaje en la historia de Elda por los más cultos eldenses, y espero que los amantes de la cultura al aire libre disfruten como yo del MONTAÑERO, de su sincera pluma y su verbo directo y fácil.

Juan Manuel Maestre

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Presentación del libro. Daniel Esteve, el hombre y la montaña
Actos de la presentación del libro dedicado a Daniel Esteve "El Hombre y La Montaña"

Lección magistral de Daniel Esteve sobre montañismo, por Octavio José López Lorente publicado en Valle de Elda el 21/12/07

 

 

Artículos de Daniel Esteve
Vuelve a sonar...
La Campana de Rabosa
Centro Excursionista Eldense
Universidad del Deporte
2006, Bodas de Oro del C.E.E Rabosa 25 años
Prehistoria del Centro La Campana de Rabosa
Orígenes de nuestro escudo Primeras comuniones en montaña
Memorias de un Presidente Pozos de nieve
No hay obra sin hombre Alta Montaña
Sencillez y deportividad Primera salida a los Pirineos, 1958
José Pérez Martínez Segunda salida a los Pirineos, 1959
Competición en montaña Trofeo Delgado Úbeda
R.I.P. a un bello paraje Jubilación en Montaña
Agradable sorpresa "Pocico Alonso" Parque de montaña "Daniel Esteve" Rabosa
El camino de Santiago Joaquín Payá González “TARZAN”
Recuerdos Reyes Magos en montaña

 

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Daniel Esteve
La Campana de Rabosa
Publicado en la revista: Alborada 2009, nº 53
 

           Campana: “Voz de Dios” llamando a la oración.
           Campana: “Campanas: La Zarina. La gran campana. Doscientas toneladas, 6 metros de altura y 6,50 metros de diámetro. Moscú. El Kremlin. Torre de la Trinidad, campanario de Iván el Grande (1.518). Fundida allí mismo, resquebrajada, quedó sobre un pedestal como símbolo histórico y atracción turística. Campana de la Catedral de Santiago de Compostela. Almanzor (año 997), asoló y saqueó la ciudad, y a hombros de prisioneros cristianos las llevó a Sevilla, donde, invertidas, sirvieron de lámparas. Años después, Fernando III, el Santo, reconquistó la ciudad y a hombros de prisioneros musulmanes las devolvió a Santiago. La campana de la ermita de San Antón, que alegre convoca a las huestes cristianas a la simbólica “reconquista” de la ciudad en manos de los moros. La campana de la ermita de San Bonifacio que, diariamente, a las doce, repiquetea alegre y alborozada el toque del Ángelus, anunciando la salida de los colegios, y coincide con las sirenas (ya no se oyen) de salida de las fábricas. El volteo alegre y juvenil de las campanas en la noche de la alborada, el estallido de cohetes, palmeras y fuegos de artificio, que alegran el alma y predisponen a la ciudad, al disfrute de las fiestas patronales.

Campana La Zarina, La Gran Campana
La campana Zarina en Moscú
Campana de Rabosa
La campana de Rabosa, instalada en el edificio del albergue en mayo de 2009

           La CAMPANA DE RABOSA. Desde principios del siglo XX, lanza al mediodía el Ángelus: El Ángel, anunció a María que concebiría por obra y gracia del espíritu santo (bellamente expresada, con sencillez y profunda poesía, en el cuadro del francés J.F. Millet, en el Louvre). Sus toques se desgranan por valles y terrenos de las hondonadas, de Les Ventetes, cuevas del Manzano o del Meriñaque, del Vicari, Casa de Garrincho, el Coxi, la casa del Tes, la de José María “el Rabosero”, la de Antonio Herrero, la de Pelendengue (hoy de Vicente Villaplana), la del tío Nadal; campos poblados en aquel entonces. El repiqueteo permitía medir el tiempo: ¡Son las doce! Levantaba la vista al cielo, observaba que la altura del sol coincidía con la hora anunciada por la campana. La sombra proyectada en las peñas de: Tereu, el Mas y la Pinada, la Silla del Cid, certificaban la hora. Pompeyo Castelló, medía el tiempo en aquella zona. Enmudeció la campana con la llegada de la contienda civil. Quedó en silencio.

           Pompeyo Castelló y Pepita Abad, vecinos de Tetuán y oriundos de Novelda. Industrial de materiales de construcción, de salud delicada, abandonó sus negocios y se refugió en su finca sita en la partida de Rabosa y del Perrió. Construyó, junto a la vieja mansión, un singular y sólido edificio que acomodó a su habitabilidad. El sendero de acceso lo convirtió en camino para vehículos, desarrolló la explotación agrícola, puso en funcionamiento dos nacimientos de agua potable que recogía en sendas albercas: una con destino al riego de la huerta y lavadero, y la otra para uso doméstico y riego de jardines. Contaba con bodega y almazara para la elaboración de vino y aceite. Finca agradable, bien cuidada y rentable. En el edificio construyó una capilla, en la que un sobrino canónigo, que les visitaba, pudiera oficiar. En ella una espadaña, y en la espadaña una campana: la campana de Rabosa. La que durante años midió el tiempo.
           Años 1939, 40 y 41, pendiente de la llamada a filas, pasé temporadas en el campo, en Les Ventetes. Aquello estaba triste, campos abandonados, deficiente explotación agrícola. Las doce y no se oía la campana de Rabosa.

Parque de Montaña Daniel Esteve (Rabosa)
Panorámica del albergue del parque de Rabosa

           Transcurrido el año 1945, licenciado, con veintisiete años, hice alguna excursión a la zona. Desagradable. La masa forestal, que tanto cuidó mi padre, estaba arrasada. Todo lo maderable había sido talado.
           El matrimonio Castelló-Abad, falleció sin descendencia. Nueve estirpes y veintinueve sobrinos participaban en la herencia. Año 1961. Campamento Internacional de Alta Montaña, en el Pirineo oscense. Lugar, Plan de Guistain, Granjas de Viados, al pie del Espadas y del Posets, región de los Lagos de Millares, junto al glaciar donde nace el río Cinqueta, próximo al Puerto de Agnes Cruces, sobre Gavarnie (Pirineo francés). Jefe de campamento Ricardo José Abad, Dr. ingeniero agrónomo, delegado de la Federación Española de Montañismo, y uno de los veintinueve sobrinos del matrimonio Castelló-Abad. Hicimos buena amistad, dada nuestra afición a la montaña y solíamos entrevistarnos.

           Yo conocía bien la finca de Rabosa, recorrida con frecuencia, dada la proximidad a Les Ventetes y Casa de Garrincho, que había sido propiedad de mi padre. Campo de aventuras en vacaciones veraniegas juveniles.
           Había concebido la idea de que Rabosa fuera propiedad del C.E.E. y me llenaba de ilusión pensar en ello y en el beneficio para los socios amantes de la naturaleza. Lugar ideal. Rincón de los más bellos de la provincia.

           En mis entrevistas con Ricardo Abad, le indiqué que si decidían vender la finca contaran conmigo. De momento estaba comprometida a un argelino, “pied noir”, exiliado en España.
           Pasaron unos años y me indicó que había sido resuelto el compromiso.
           Autorizado, con voto de confianza, por la Asamblea General Extraordinaria convocada al efecto, el día 24 de octubre de 1971, en mi despacho, se firmaba el compromiso y venta por ochocientas mil pesetas, que resultó a seiscientas pesetas por socio, pagaderas a razón de veinte pesetas al mes. Mi sueño e ilusión, silenciado durante años, se convertía en realidad. Un Parque de Montaña, propiedad del Centro Excursionista Eldense, que sirvieron de solaz esparcimiento para que aquellos que carecieran de propiedades pudieran ir a disfrutar de la naturaleza, que fuera a la vez escuela de civismo, de respeto y amor a la naturaleza.

Campanario de Rabosa
Campanario de Rabosa

           De los trabajos que allí se realizaron, y realizan, la destacada misión de la Sección de Veteranos, de la labor realizada por Julián, Manuel Díaz, Xuano, Villena, Caracol, Juan Verdú, Juan, Arnaldo, y tantos y tantos, que se entregaron con ilusión y pasaron, sin duda alguna, los mejores años de su vida.
           Pero faltaba algo. Aparte de la repoblación forestal y el desarrollo científico del Parque ¡Faltaba algo!
           Un día, el oftalmólogo Juan María Calvo y su esposa Vicenta, socios del C.E.E. y muy amantes del Parque de Montaña, concibieron la idea de que su hijo Juan María, recién nacido, fuera bautizado en el Parque. El día ocho de diciembre de 1972, lo fue por el sacerdote de San Francisco de Sales, de Elda, Francisco Coello. Al acto asistieron médicos, enfermeras, practicantes y sanitarios de la comarca. Hice una colecta con destino a la adquisición de una campana. Se recaudaron 3.560,50 pesetas. Encargándose Julián Torregrosa, fue construida en Torredonjimeno (Jaén) y colocada en el campanario. La capilla fue diseñada por el hermano Baltasar, jesuita, de la Sagrada Familia de Elda.
           No se pudo conseguir que la campana volviera a sonar a las doce del mediodía. No hubo persona que se ocupara de ello y la campana de Rabosa seguía enmudecida.
           En el XXV aniversario del Parque de Montaña, la periodista Isabel Montejano, publicaba en el diario ABC, del día 27 de noviembre de 1997, en la sección “Tribuna alicantina”, un bello artículo elogioso sobre el Parque de Montaña: “…volviera a extender sus ecos por el valle anunciando la hora del Ángelus… vísperas de la Navidad, cuando se celebre este año el día de la hermandad montañera”.  ¡Seguía faltando algo!

           Y no fue entonces, pero sí el día 24 de mayo de 2009, cuando, gracias al tesón y empeño de nuestro presidente Rogelio García, y en ocasión de cumplir noventa años, la sociedad me regaló con el sonido, a las doce en punto, de la CAMPANA DE RABOSA. Toque simbólico y maravilloso que alegrará el valle, determinando la presencia de una ejemplar y digna sociedad CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE.
           LA CAMPANA DE RABOSA, “voz de Dios”, proclama la presencia de una sociedad, ya institución, fuerte y juvenil, y lanza a los cuatro vientos su lema: Hermandad de los hombres por el deporte. Convoca al bienestar y comunión con la naturaleza, a los hombres del valle, unidos en un mismo laborar, herederos del Parque y a la expectativa de una beneficiosa unión.
           La CAMPANA DE Rabosa, con paciencia, regularidad y gozosa, lanza su mensaje: Paz y bien.


Entrega de un cuadro a Daniel Esteve con motivo de su 90 cumpleaños,
quedará expuesto en el albergue.

 

Junio de 2009
Daniel Esteve Poveda
Presidente Honorífico del C.E.E.

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Daniel Esteve
Centro Excursionista Eldense. Universidad del deporte
El cuento de la lechera hecho realidad
Publicado en la revista: Alborada 2008, nº 52
Corría el mes de septiembre de 1967. Un grupo de socios del Centro Excursionista Eldense, pioneros del deporte de montaña, soñó con una completa Ciudad Deportiva. Éramos ciento cuarenta socios que pagábamos diez pesetas al mes. Nos embarcamos en semejante quijotesca aventura. Juventud, improvisación, audacia, temeridad guiados por una idea:”Hermandad de los hombres por el deporte” impregnados de un objetivo: juventud en su mayoría trabajadora, inmigrantes, sin destino social y deportivo, necesitados de ayuda y orientación. Nada mejor que unas instalaciones deportivas.
En 1973, la Ciudad Deportiva estaba muy avanzada en su construcción. Sin casi ayuda oficial. Aquellos socios con título de Fundador llenos de curiosidad y entusiasmo, acudían a las instalaciones, hacían pinitos, disfrutaban. Deportivamente, no esperábamos destacar en especialidades, pero sí lo esperábamos de los hijos y nietos amamantados en la Ciudad Deportiva. Eran la primera y segunda generación de la que esperábamos ricos y abundante frutos. Había masa, y de ella, destacarían técnicos especialistas en las distintas modalidades: escalada, tenis, petanca, natación, balonmano, etc... La Ciudad Deportiva está alcanzando su plenitud. El sueño o cuento de la lechera estaba resultando una realidad.
Instalaciones de la Ciudad Deportiva Click para ver la imagen ampliada
Instalaciones de la Ciudad Deportiva Click para ver la imagen ampliada

Pensábamos en una sociedad socio-deportiva-cultural, importante, digna y ejemplar. Nacido el CEE, creada la Ciudad Deportiva, bien administrada, había llegado el momento del nacimiento de la Universidad del Deporte. Era el momento del importantísimo capítulo de la enseñanza, que estaban pidiendo aquellos hijos y nietos de los socios pioneros sobre cuyas espaldas recaía el mérito de su creación. Había nacido la masa de deportistas a los que se estaba obligado a educar, a enseñar en las múltiples facetas del deporte. Se llegaba a la Universidad del Deporte, importantísima meta fijada en aquella vieja fecha de 1967, que lanzara profesionales del deporte y la mejorara. La enseñanza es lo más rentable en una sociedad, para lo que no debe escatimarse esfuerzo.
El Centro Excursionista Eldense, su nacimiento, desarrollo y aceptación, fue y sigue siendo sorpresa nacional y orgullo local.

Un buen día, autoridades regionales y nacionales visitan, recorren y estudian nuestras instalaciones, las encuentran aceptables y piensan crear un Centro de Formación de Técnicos Deportivos-Centro Excursionista Eldense. FEMECV (Federació d’Esports de Muntanya i Escalada de La Comunidad Valenciana)
Dan el visto bueno al Centro Excursionista para que solicite la autorización de dicho Centro de Formación y el CEE, magníficamente dirigido por su presidente, Rogelio García, eleva dicha solicitud, ofrece un completo cuadro de profesores y monitores que hagan realidad la existencia en la Comunidad Valenciana de un Centro de Formación de Deportes de Montaña y Escalada dirigido a personas interesadas en trabajar profesionalmente, tanto en el ámbito personal o laboral, como en el ámbito federativo y de sus clubes.
El CEE dispone de las mejores y más variadas instalaciones Deportivas de la Comunidad Valenciana además de buenas comunicaciones y Elda es muy apreciada por todos los escaladores por su ambiente y por sus gentes. El Centro dispone de un Rocódromo ubicado en la Ciudad Deportiva, ideado por una empresa japonesa y copiado por otra radicada en Hamburgo (Alemania); ha conseguido sus planos a través de la Federación Española de Montañismo (FEM) Cataluña lo construyó y nosotros también, subvencionado por la Delegación Provincial de Alicante. En él, se dan todos los grados de escalada hasta un 6º superior. Asimismo, el CEE ofrece un completo, variado y amplio equipo de material técnico de escalada, necesario para impartir clases teórico-prácticas.

Por otro lado, Elda está situada en un punto clave de la montaña de Alicante que tiene grandes posibilidades deportivas para la práctica del montañismo: Foradá, Marín, Cabreras, Salinas, Maigmó, Aitana, Puig Campana, Ponoch, Peñón de Ifach, etc….
Son sitios ideales para la enseñanza de todas las modalidades realizadas en deportes de montaña con excepción de las relacionadas con terreno nevado de alta montaña.
Se habría conseguido la realización de lo que dimos en llamar Universidad del Deporte, en la que se otorgaran títulos de Técnicos Deportivos y Técnicos Deportivo Superiores de los Deportes de Montaña y Escalada. Sería Elda la segunda de España, ya que la primera es Benasque (Huesca). Existen otras en Europa: Escuela Escocesa de Aviemore (Norte de Escocia), Escuela Galesa en Capel Curig (al norte de Gales) y la francesa en Chamonix.
Con ello, habría completado el CEE su desarrollo: nacimiento, creación de la Ciudad Deportiva, administración y Universidad del Deporte, convirtiendo en realidad lo que fue un cuento de la lechera. Aceptada la solicitud, el primer curso de grado medio daría comienzo el 13 de octubre de 2008.
Sólo faltaría el desarrollo científico del Parque de Montaña y la obtención de su calificación oficial de Paraje Natural, convirtiéndolo en centro de investigación y estudio, de amor y respeto a la naturaleza, una Escuela de Ciudadanía. Así sea.

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Daniel Esteve
Año 2006 Bodas de Oro del C.E.E.
Publicado en el Boletín del C.E.E. de Julio a Diciembre de 1.999
En el año 2.006 el C.E.E. cumplirá sus Bodas de Oro.


Año 1957
Es momento de planificar tal acontecimiento. No debe desaprovecharse de destacar tal efeméride. El Centro Excursionista Eldense significa un hito en la historia local, que la posteridad juzgará como se merece. Nació en época clave en nuestra ciudad, que se irrigó el compromiso, la responsabilidad de estimular, amparar, proteger, encauzar a una juventud trabajadora, sin rumbo, con trabajo, dinero y supo ilusionarla y ofrecerle oportunidad de mirar con esperanza el futuro en el deporte.

Basado en estos anales, creo, es hora, pese a los años que faltan, de preparar el acontecimiento.

Tiene el Centro muchas secciones que deben colaborar y preparar dentro de su especialidad una programación de calidad, de esplendor, fruto de años de trabajo, afán y entusiasmo de sus respectivas directivas o delegaciones.

Son varias las Federaciones regionales y nacionales a que están adscritas, y es motivo, o causa, para solicitar el desarrollo de campeonatos.

Montaña, también con tiempo, entiendo que debe solicitar el otorgamiento de los campeonatos, marchas, cursillos de escalada, etc., y prepararlos con esa categoría y calidad tantas veces demostrado, a lo largo de los 40 años de existencia, que convirtieron al C.E.E. en uno de los de más prestigio dentro de la nación.

Incluso estudiar y preparar una salida de envergadura a puntos estratégicos de alta montaña de nuestro planeta, para la que cuenta con expertos y avezados escaladores.

Y como no, vamos a recordar a esa Agrupación Coral, con Ana Maria, que inició en ella su triunfal andadura; al cuadro artístico de Zarzuela, orgullo y satisfacción, como tantas y tantas secciones de nuestro querido Centro Excursionista Eldense, prestigio de nuestra ciudad, y también de los pueblos del valle.

Y sobre todo, con tiempo, estudiar la obtención de unas posibilidades económicas que no graven al Centro: rifas, loterías, festivales, etc., que con los años que quedan puedan crear un depósito que permita con holgura, comodidad y alegría, desarrollar tantas y tantas actividades que a lo largo de ese 2.006 puedan celebrarse y dejen a nuestra sociedad en el nivel y categoría merecido, y que le corresponde por derecho propio. La fecha parece lejana, pero en realidad está a la vuelta de la esquina. Entiendo que la directiva, que tiene la última palabra, pueda estudiar el asunto, y si lo estima conveniente, designar una comisión que inicie su desarrollo.

Posiblemente Año 1.957, en el Pantano de Tibi
Daniel Esteve
Presidente de Honor del C.E.E
.

COMENTARIO de Juan Manuel Maestre
La última fotografía fue publicada con este artículo fechándola en el año 1.957, pero en el álbum fotográfico de Daniel Esteve, costa como año 1.960. Aparte del detalle a confirmar, esta es otra de las ideas con las que Daniel aconsejó a sus sucesores en la dirección de la entidad, y que a la hora de redactar este comentario (10-08-2006) nada he escuchado al respecto, lo que me hace suponer que la actual directiva ha considerado como fecha oficial el 11 de Febrero de 1.957, que fue la fecha en la que se encargó a una comisión integrada por Pascual Navarro, Francisco Antonio Vera, Miguel Pérez, José Pérez y José Poveda, presidida por Francisco Prats para que gestionasen los trámites oficiales y constituir la sociedad.
No se ha considerado la fecha de la primera reunión que tuvo lugar en el aljibe “El Bicho” meses antes en 1.956, que es la fecha apuntada por Daniel Esteve. Para ser legalistas, el C.E.E. como sociedad, no existió oficialmente hasta el 6 de Septiembre de 1.958. Puede que sea esa la que celebre la actual directiva, desde luego a su libre albedrío sin atender el consejo y los datos que Daniel Esteve aporta en su libro “Memorias de un Presidente”

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Daniel Esteve

Prehistoria del Centro

"La del Alba sería..."


Todo movimiento por lo general, tiene un motor impulsor y una idea o filosofía que lo alimenta y encauza.

Corría el principio de la década de los 50, un hombre en Elda, de vocación pedagógica, enamorado y dedicado a la enseñanza, con tesón y por cuyas aulas pasaron cientos de jóvenes eldenses, que conservaron a lo largo de los años, el orgullo, la satisfacción, de haber sido compañeros en la Academia y alumnos de la misma. Don Juan Madrona, a quien todavía Elda no le ha dedicado merecido homenaje, que no tiene una calle (otros, desconocidos en la ciudad, la tienen). Este hombre inculcó a sus alumnos afición por la naturaleza, por la práctica del excursionismo y montañismo.Actividad que siguieron practicando en grupos afines y a lugares idóneos de nuestra geografía local, sin orden ni concierto, con la sola finalidad de pasar el día juntos y expresar con entera libertad sus pensamientos. Esto fue siempre básico en el excursionismo.

No quisiera relacionar nombres por temor a olvidar a algunos, pero están entre los 48 socios fundadores del C.E.E. Uno de ellos Oscar Santos, hombre idealista, ilusionado, con clara y futuras ideas, romántico, fue quien aunó estos grupos activos y los encauzó a un orden, fue entonces cuando se establecieron contactos con el Centro de Alcoy.

Un acontecimiento, un tanto anecdótico, les reunió en una clara actividad montañera. Un corredor noveldense había subido corriendo hasta la cumbre de los Chaparrales y nació con tal motivo una competición, en la que varios quisieron participar y que organizaron los deportistas de Novelda, a ella acudieron invitados estos grupos eldenses, y en la que alguno tomó parte. Los encargados del itinerario, su marcaje y cuidado se perdieron, no obstante se puede considerar como una de las primeras manifestaciones deportista-montañeras celebradas.

 


Camino del Cid, pioneros del C.E.E.


Todo este movimiento canalizó en una reunión celebrada en el Aljibe de Los Chaparrales (vulgo de El Bicho-algún día hablaremos del origen de este nombre) en donde se trató de una posible sociedad montañera.

Se había contactado con montañeros de Alcoy, que les ilustraron en las actividades que realizaba aquél centro. Incluso se celebró una actividad espeleológica, posiblemente la primera, en la sierra de La Almorquí, asesorados un tanto por los de Alcoy, en la que Pascual Navarro, con el escaso, casi nulo, material, efectuó un descenso y en cuya actividad compareció el Sr. Madrona, que demuestra el Laxo de unión con los antiguos alumnos y su afición a tales lides.

En la calle Gral. Saliquet nº 7, (propiedad de Rafael Brufal), se celebró la primea reunión de estos aficionados en la que se acordó cerrar contacto con Alcoy y tratar de formar en Elda una delegación de aquel grupo.

 


Curiosa foto, Guardia Civil incluida

Otro grupo de aficionados a la naturaleza, en Elda, acudía al Pantano y sus más asiduos los Tarzanes (Joaquín, Gregorio y Navarro), allí acudían también los “pioneros” de la montaña entusiasmando a aquellos, que se integraron. Se inició la confraternidad, el compañerismo, que siempre fue lema del C.E.E.

Madrona fue el motor que impulsó, y Oscar Santos, el romántico, el filósofo, que ordenó, estructuró y concienció, aquel movimiento deportivo que había de convertirse en algo interesante e importante en la vida de la ciudad a lo largo de décadas: EL CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE.

Daniel Esteve
Mayo 1.991

COMENTARIO de Juan Manuel Maestre
Este artículo de Daniel, es el único que se remite al nacimiento del Centro Excursionista Eldense. Su título de Prehistoria del C.E.E. es muy acertado. Es una pena que hasta la fecha no exista debidamente documentada y contada con mayor detalle la crónica de aquel entrañable e histórico tiempo.

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Daniel Esteve

Orígenes de nuestro escudo

Datos para la historia


Publicado en el boletín del CEE núm. 37 de Enero-Febrero-Marzo de 1.996

 


Corría el mes de marzo de 1.957. El grupo de fundadores del C.E.E. habían entrado en contacto con el C.E. de Alcoy, se reunían en la cueva del arenal, efectuaban, los escasos socios, sus salidas domingueras a las cumbres cercanas, colocaban buzones, convocaban un concurso y en una de aquellas reuniones informales se tuvo la idea de crear un escudo, un emblema que sirviera de símbolo.

Fue Santiago Payá Hernández, nº 708 de socio del C.E. de Alcoy y nº 14 del C.E.E., quien pensó y proyectó el citado escudo.

Presentamos en este trabajo los esbozos originales de aquel proyecto que, admitido por los escasos socios, fue aprobado como escudo oficial del C.E.E., que todavía perdura y que, siendo sencillo, es expresivo y muy representativo de nuestro valle.

Dichos bocetos del escudo fueron llevados por el Sr. Miguel Pérez Beltrán a su buen amigo el Sr. Álvaro Calpena que, como buen dibujante, fue el que le dio la forma y color definitiva.

Daniel Esteve Poveda


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Daniel Esteve
Memorias de un Presidente
Historia del Centro Excursionista Eldense 1956 - 1981



Tomo I

CREACIÓN Y DESARROLLO – 319 páginas
© Daniel Esteve Poveda – Caja de Crédito de Petrel – Ayuntamiento de Elda
Impreso en Gráficas Arenal S.L. Petrel en 1999 – 2 Tomos

Contenido:
Presentación (Manuel Serrano González – (Concejal Cultura Sanidad y Medio Ambiente Elda)
Fecunda labor social (Vicente Rico Navarro y Juan Poveda López – Caja de Crédito Petrel)
El Centro Excursionista, una gran familia (Rafael Tapia Valdés – CEE)
Prólogo (José Soler Carnicer – Presidente F.V.M. 1971-1978)
Pequeña introducción a una gran obra (Alberto Navarro Pastor – Cronista oficial de Elda)
Introducción (Daniel Esteve).
I El Deporte
II Montañismo I
III Montañismo II
IV Nacimiento del CEE
V Comienzo de la andadura
VI Crisis
VII Segunda etapa
VIII El Lido
IX Refugios
X Reyes Magos en montaña
XI Arqueología
XII Cumbres
XIII Sencillez y deportividad
XIV Primeras comuniones en montaña
XV Conflictos
XVI Nacimiento del Club Alpino Eldense
XVII Biblioteca
XVIII Ciudad Deportiva
XIX El Equipo
XX Las secciones
XXI Parque de Montaña “Daniel Esteve”
XXIII Anecdotario
XXIV Desastres
XXV Dimisión
XXVI Testamento
XXVII Prensa
XXVIII Ideas que no cuajaron
XXIV Cuadro de honor
Epílogo

 

Tomo II
CRÓNICA-APÉNDICE 279 páginas
© Daniel Esteve Poveda – Caja de Crédito de Petrel – Ayuntamiento de Elda
Impreso en Gráficas Arenal S.L. Petrel en 1999 – 2 Tomos



El contenido es una reseña cronológica que comienza en 1956 hasta 1981, e incluye un apéndice, Bibliografía y también un índice temático.



COMENTARIO de Juan Manuel Maestre
Cuando Daniel me entregó uno de los originales de esta obra y me invitó a la presentación del libro, respiré aliviado. El regalo de incalculable valor sentimental para mí, vino a liberarme de la promesa que un día le hice, para continuar esta obra, en el caso de que él no la hubiera acabado.

Afortunadamente “Memorias de un presidente” que hoy es una obra indispensable para el conocimiento de la historia del Centro Excursionista Eldense, y por lo tanto también para el montañismo local en sus inicios, fue preparada minuciosamente durante muchos años por su autor y vio la luz en 1999.

Es la crónica indiscutible de los 25 primeros años de la sociedad y a mi juicio como tal debiera haber sido presentada por la entidad y sin embargo Daniel, lejos de entrar en polémicas con el presidente que le precedió y su junta directiva, siempre ha dicho que no podía titularla como “Historia del Centro” porque la historia precisa de una mayor perspectiva...

Nadie se lo cree. Debió haber sido titulada como hacen todas las entidades montañeras del mundo que valoran su historia y a los hombres que la hicieron posible. Es tan absolutamente natural que los montañeros eldenses la definen así: “HISTORIA DEL CEE” y se mire como se mire, quiéranlo o no, sus detractores, la verdad sólo tiene un camino. Pero Daniel morirá siendo un caballero, alejando de la sociedad que ama cualquier atisbo de egoísmo o falta de honor y yo también callaré por respeto al que siempre cariñosamente he llamado mi “padre montañero”, pero como dijo aquél ¡Que no me vengan tocando mucho las narices!

Si tenéis ocasión haceros con estos ejemplares que son indiscutible obra de lectura y consulta sobre el montañismo local.


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Daniel Esteve

No hay obra sin Hombre

Publicado en el número 32 del Boletín del C.E.E. de Octubre-Noviembre-Diciembre de 1.994


Emblema del Centro Excursionista Eldense, Fundado en 1957


Esto no es mío. La historia da múltiples ejemplos de ello, pero en el Centro Excursionista he tenido oportunidad de comprobarlo. A lo largo de la historia del Centro, que cuenta con varias décadas, se han dado multitud de ejemplos. Quisiera desgranarlos, dar amplia reseña de ello, pero temo que mi memoria falle y deje algunos, pudieran ser que los de más importancia sin destacar y ello supondría una desconsideración, incluso una ofensa para personas interesadas, pero como se trata de un tema que debe destacarse, plasmar, resaltarlo porque con el tiempo se olvida, pasa a la historia y no es justo que el desvelo de ciertas personas quede sin recuerdo y el homenaje que merece.

El Centro Excursionista ha tenido verdaderas e interesantes pruebas de ello.

Hubo época que en el Centro llegamos a tener 32 secciones dedicadas a otras tantas actividades. Nos referimos a las décadas de los 50 y 60 del presente siglo. Época en la que era complicado desarrollar una actividad del género que fuera, con grandes limitaciones, y vigilancias, sin embargo nuestro Centro, ignoro por qué razón, tenía plena libertad y facultades para su desarrollo. Hay quien habla de dictadura, de restricciones, de censuras, y como Presidente del Centro, en aquella época, puedo decir con notable orgullo que esto no se dio en nuestra sociedad. Nadie nos exigió nada, nadie nos puso cortapisas de ningún género, jamás se me llamó la atención, como Presidente del Centro, a toda nuestra actividad del género que fuera.

Y en este ambiente se desarrolló en el Centro toda clase de actividades. Recuerdo que hubo una sección de cine forum, de teatro, que tras las actuaciones se organizaban unos coloquios con entera libertad de dialogo, llegando incluso a temas cruentos y violentos pero siempre en el más estricto sentido democrático, aquello fue, en cierto modo, el cultivo que luego en el cambio dio lugar a nuevas orientaciones democráticas.

Volviendo al tema: hubo secciones que se desarrollaron con pulcritud y razonamiento:

CORAL, hombre clave el Sr. Ballester. Sin él no hubiera conseguido el Centro, dentro de esta sección, sus triunfos provinciales e incluso internacionales, paseando el pabellón del Centro por nuestra nación y Europa.

Esa sección de FILATELIA, que gracias a Sierras, Alemany y otros llegó a un listón nacional tan alto, de tanta categoría y calidad, sin olvidar a quienes lo hicieron con anterioridad, poner la sección a punto del elevado nivel conseguido.

Esa sección de NATACION, con merecimientos provinciales y nacionales, gracias a quienes se desvelaron por ello. Son varios los que se ocupan de ello y lamentaría que alguien se molestara por no nombrarlos, pero sí quiero destacar a una persona, que olvidando ser empleado de la Ciudad Deportiva se excedió en sus obligaciones y contribuyó al desarrollo de la sección, hoy orgullo del Centro y destacado en sus atribuciones provinciales y nacionales. Se trata de Vicente Cabanes que lleva muchos años, no quisiera decir cuantos por temor a equivocarme, pero que gracias a él y a otros que colaboran con dedicación e interés, han dejado el pabellón del Centro muy alto. Sentiría mucho molestar a alguien, que también ha contribuido y no le nombre. Entre todos se ha llegado a la altura que hoy tiene el Centro.

Dentro del capítulo origen de este trabajo está Santiago Chorro, que elevó al Centro a la categoría nacional, e incluso a participar en campeonatos europeos. Él es nuestra insignia de Oro nº 1 del Centro.

Ni olvidar a Pepico Amat que dedicado al deporte y entrenador del equipo de balonmano, lo mantuvo en Primera División, dando todo lo que de él dependía en bien de este deporte y de nuestro Centro, él es la insignia nº 2 del Centro, amén de su dedicación al gimnasio y al entrenamiento de cuantos se entregaron a esta modalidad.

Y no podemos olvidar a Juan M. Maestre, Antonio Riquelme, Domingo Botella, y tantos y tantos (por favor no molestaros a quienes no os nombre, pero que estáis en mi corazón). Ellos fueron capaces de elevar al Centro en su aspecto de Montañismo y Escalada, a la más alta categoría nacional, recorriendo y escalando todas las montañas y paredes más impresionantes de nuestra geografía, la europea y la mundial, sin olvidar a nuestro hijo, el sin par, estimulante, ejemplar y querido CLUB ALPINO de Elda, al que queremos, apreciamos y del que nos enorgullecemos.

Y que podemos decir de esas secciones de FUTBOL, FRONTENIS, BALONCESTO, TIRO CON ARCO, etc. Etc. (y aquí hay muchos etc.) que tantos días de gloría dieron y dan, a nuestro Centro.

Tampoco quiero olvidar a ese equipo, dedicado a la redacción del Boletín Oficial del C.E.E., vehículo entre el Centro y sus socios, que gracias a él, nos enteramos de nuestra actividad. Y que de forma callada, abnegada, nos informan. No tienen obligación alguna, pero impregnados del espíritu de nuestra sociedad, se desviven por los demás, y ello es digno de encomio. Creo que bien vale una distinción.

Hay muchos más “hombres” que se desviven por los demás en Rabosa, en la Ciudad Deportiva, en las distintas y numerosas secciones, pero ni mi memoria, ni mi conocimiento actual de la marcha de la sociedad me da pábulo para destacarlo. Pido por ello disculpas a quien se pueda sentir ofendido por este olvido y me enorgullezco, de haberos presidido durante veinte años y haber contribuido en la medida de mis fuerzas y con mi máximo cariño, al desarrollo de vuestras actividades, en la que todos juntos, con amor, con cariño y deportividad hemos contribuido a este C.E.E., que es nuestro orgullo y nuestra razón de ser.

Daniel Esteve Poveda

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Daniel Esteve
Joaquín Payá González “TARZÁN”
In Memorian
Publicado en el Boletín del C.E.E. número 27 de Marzo-Abril de 1.993
Socio nº 113, ingresado el 12 de agosto de 1.959, a los 51 años de edad.

Curioso personaje enamorado hasta la saciedad de la naturaleza, que contemplaba llenando su soledad con exquisito y sensible espíritu que explosionaba en sentidas y emotivas manifestaciones literarias, que su gran timidez impidió se publicaran; creo que el Centro Excursionista, al que amaba, le hicieron vencer algo esa timidez, y recuerdo, con verdadero agrado, una charla que nos dio en aquellas memorables noches del local social, tratando sobre una escena de la vida en el primitivo poblado del Monastil, que más tarde plasmó en un trabajo literario que se publicó en el nº 8 del Boletín Informativo del Centro “Cumbres”, de 25 de Enero de 1.962, y que por su delicadeza, gran detalle y poética imaginación, traigo a colación en esta dedicatoria al amigo Joaquín que el día 4 de Abril actual nos dejó para seguir su ruta celeste al más allá.

El trabajo lo tituló “Los Neolitas”, y dice así:

Apretujados alrededor del fuego, los neolitas, hombres, mujeres y niños, comían ávidamente del asado de un caballo joven que en las primeras horas de aquel día de invierno habían dado alcance en una curva del río, cuando el animal, confiado, bebía en las claras aguas del Vinalopó.

Se aproximaba la tramitación del sol por el orondo Bolón. La tribu, acabado el yantar, continuó formando círculo alrededor del fuego. Ahora, la actitud de todos los individuos era tranquila; satisfecha el hambre, mirábanse sonriendo y algunos brazos varoniles buscaban cariñosos los desnudos hombros de sus mujeres. El fuego, mantenido por unos gruesos leños, seguía chispeante, exhalando un fuerte y excitante olor a grasa quemada. Así continuaría hasta que la noche se echara encima. Por lo pronto, las rojas cárdenas llamas, alegraban el colorido ambiente del pueblo neolita, cuyos miembros, unidos y semidesnudos, semejaba en el conjunto, una bellísima estampa salvaje.

Estas reuniones, acogidas por el dulce calorcillo del fuego, era de suma importancia en el aspecto social y cultural. Era el momento de mutuos cambios de impresiones; en él se daba resumen de la lucha y del trabajo de cada día y se elaboraban los proyectos para los días siguientes.

Este pueblo, fuerte, ya entrado en el camino del progreso comprendía ya el exacto sentido de la vida. Organizado y dirigido por un solo Jefe, se convertía en una sólida fuerza. Unidos se defendían contra las fieras, daban caza a los animales, los domesticaban, descubrían los primeros secretos agrícolas, pulían artísticamente los objetos líticos y de hueso y con sus rudas manos, revolucionaban la época primitiva construyendo con un puñado de barro una vasija.

El acontecimiento de todo esto, determinó en la Edad de Piedra toda una época; ¡La época neolitica! Cuyo resultado dejó ampliamente abierto el camino del progreso. Y en todos estos toscos cimientos, el principio del trabajo de nuestros hermanos neolita, se asienta la grandeza de la cultura del mundo actual.

Joaquín Payá 29-12-61

 


 

Como aquellas poesías que dedicó a todos los montañeros y a su amigo Manuel Díaz Cuenca:


“EL ASCENSO A LA MONTAÑA”


“AMOR AL ÁRBOL SOLITARIO”
El ascender a la montaña
es un ejercicio que fortalece,
templa el espíritu, y rejuvenece
al corazón, de espinas y cizaña.

¡Que grata la paz de la cima
bañada por la pureza del cielo!
la mente en ella se abisma
en el juego de la vida y del misterio.

Paseando por entre los pinares
o sentado cara al sol en una peña,
¡Cuánto que la naturaleza nos enseña
por medio de su silencio y cantares!

Al contacto con sus vitales elementos
nos sentimos más alegres y mejores,
más humanos, y en el pensamiento,
se fijan más puros los amores.

Hay que amar y conocer
al solitario árbol de la montaña.

Es casi siempre un añoso pino
hendido en las grietas y duras calizas,
de tronco rugoso, de brazos abiertos,
de mirada serena y pensativa.

Hay que mirarlo muy de cerca
y junto, muy junto a él respirarlo,
levantar al cielo los ojos y el alma
a través de sus finas y oscuras agujas.

Escuchar en el silencio profundo
la sinfonía del viento en la dura epidermis
cuando el cálido sol por el camino eterno
le envía el oro en su matinal saludo.

Hay que mirarlo en la hora augusta
cuando el astro trasmuta la dorada cima
y un desfile de nubes de hieráticas formas
preludian el triunfo de la estrellada altura.

Hay que amarlo y admirar su fortaleza
y sentir su soledad en la roca dura.

 

En Enero de 1.972, cuando paseaba por las inmediaciones de la vía férrea, con su perrita “Enjoma”, cercano a su residencia en el Pantano, al intentar salvar al animal de ser arrollado tuvo la mala fortuna de ser lanzado por la locomotora, ocasionando su caída rotura por varios sitios del brazo derecho y magullamiento general. Trasladado a Villena en el propio tren y más tarde ingresado en el Hospital Provincial de Alicante. En Junta Directiva de 11 de Enero de 1.972, teniendo en cuenta que el Centro Excursionista constituye una gran familia, no puede permitir que uno de sus miembros sufra penuria, y se acordó abrir una suscripción para atender sus mínimas necesidades y ayudarle hasta que se resuelva su situación. Destacó en ello los alumnos del Colegio Academia Vera a quienes se les felicitó en persona de su Director Don Pablo y el 19 de Junio de aquel mismo año, se le hizo entrega de una placa de reconocimiento y agradecimiento por su rasgo humanitario. Trascendió a la prensa y se recibieron donativos hasta del extranjero.

Colaboró intensamente con la Sección de Arqueología del Centro, tanto en excavaciones como en estudios y archivo, y laboratorio o taller de reconstrucciones. Formó parte del equipo que estudió, preparó y publicó la Carta Arqueológica de Elda.

Aparece en la placa que se fijó en el Museo Arqueológico de Elda, cuando se hizo entrega del mismo a la ciudad, en su representación genuina: El Exmo. Ayuntamiento, y en la que figura la lista de los componentes de la Sección Arqueológica del Centro. Dedicó un trabajo a los excursionistas, fiel reflejo de su amor a la naturaleza y su profundo y sensible espíritu en su contemplación, y dice:

 

“LOS OJOS SON VENTANAS POR DONDE ASOMA EL ALMA PARA VER”

Delante de tus ojos tienes el libro más útil y bello del Universo. Un libro viviente, con todo el maravilloso movimiento de las Leyes Naturales. Este libro es la naturaleza. Si sientes amor por ella, si sabes admirarla, hallarás un tesoro de conocimientos y salud que te hará feliz.

La excursión a la montaña o al valle, te pone en contacto con la naturaleza, y es de desear, que al propio tiempo que vigoriza tu cuerpo, fortalezca tu espíritu y cristalice en él la chispa divina de superarte como hombre.

¡Que bello es admirar un paisaje; observar el diminuto insecto, escuchar el lenguaje alegre de los pájaros; detenerse y pensar en el guijarro que ha rodado de la montaña, etc. Etc.! Yo deseo para bien tuyo, que te pares un poquito y mires con atención los delicados colores de las flores y escuches en silencio la voz profunda de la fuente.

En la naturaleza todo es interesante, todo es creado para cumplir su cometido en la vida; lo mismo la humilde planta que crece a orillas del camino, que las esplendorosas constelaciones de estrellas que brillan en el cielo.

¿Y cuanto de sentimiento humanitario se adquiere viviendo entre los elementos vitales que constituyen la fuente de la vida! El hombre, en la naturaleza se vuelve más humano, más sencillo; anida en él mejores pensamientos, siente más amor por todo lo creado.

Si te agrada la ciencia natural en las innumeras páginas del tiempo, hallarás el secreto de las edades por las que ha pasado nuestro planeta. En todas partes se revela el testimonio de la vida pasada y presente; el estado fósil de las criaturas que nos precedieron; los cataclismos que le han dado forma a la redondez de la Tierra; a los seres infinitos que hoy constituyen el aporte material y espiritual de la continuada progresión.

Sí, querido excursionista, comprende la alegría que nos produce la excursión a la montaña, cada excursión es un nuevo retomar en los brazos amorosos de nuestra madre, la Naturaleza. En su sano ambiente nos sentimos más anchos, más libres, más dichosos. Sí, ámala, solázate viviendo unas horas felices, respirando a pleno pulmón la pureza del aíre; baña tu cuerpo en las energías solares y las aguas vivas; mira con simpatía a todos los seres animados. Ama la Naturaleza querido excursionista y serás bien compensado.

 

Causó baja en el grupo de los “Tarzanes”, del que queda Gregorio y Navarro.

Fue un hombre bueno que nos deja un dulce recuerdo de amistad.

DESCANSE EN PAZ

D.Esteve – Abril-93

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Daniel Esteve
José Pérez Martínez “Pepito Pérez”

Socio fundador nº 22 del C.E.E.

 


En 1957

 

IN MEMORIAM

Fue miembro de la comisión designada por el centro para realizar las gestiones precisas en la creación oficial del mismo. Perteneció a la Junta Directiva Provisional.

Fue elegido para vocal de la primera Junta Directiva del C.E.E. en 8 de diciembre de 1.958, siendo designado por la misma como vocal de Camping, al frente de la cual realizó innumerables actividades, época en la que esta sección tuvo notable éxito y gran número de participantes, valiéndole la concesión del Premio a la actividad montañera, entregado en el acto celebrado en la Sala Rex en 12 de marzo de 1.959.

Enamorado del Centro, en el que colaboró con entrega y entusiasmo, aportó ideas e iniciativas: sugirió, en Junta General Ordinaria de 5 de julio de 1.959, la instalación de un cepillo pro-biblioteca; propuso para bibliotecario a José Poveda Yago, demostrando su celo por este medio cultural, que siempre presentó inconvenientes y que no se desarrolló a lo largo del tiempo del C.E.E., en la misma Junta General propuso que se estudiara la concesión de una póliza de seguro colectivo de accidentes.

Por unanimidad se le nombró vicesecretario del Centro y también secretario de la Acampada Provincial otorgada para celebrar al Centro.

Por sus desvelos y entrega sincera y entusiasta al centro, se le concede mención honorífica, que se le entrega en el acto celebrado en la Sala Rex el 7 de mayo de 1.961.

Fue en varias ocasiones, miembro del Jurado Calificador de premios, con vigencia anual.

Encargado de la venta, en sorteo entre los socios, de las tiendas de campaña, cuando se acordó por la Directiva la eliminación de las mismas por sus problemas. Con Alfonso Navarro, Rogelio García, Luís Blasco, Juan Español, Alberto Beltrán, Pedro Ortega, Oscar Santos e Ireneo Juan, formó parte de la comisión designada por Junta General Ordinaria de 19 de junio de 1.964 para el estudio sobre la adquisición, en propiedad, de un edificio para local social.

Propuso la creación de un bar en el local social para creación de ambiente.

De nuevo en 16 de julio de 1.965 se le nombra vocal de Camping.

Colaboró en cuantas marchas, campamentos y actividades montañeras se desarrollaron en el Centro, en sus primeros años. Prestó auxilio a los participantes en la marcha nocturna al mar del 28 de agosto de 1.972.

Molestias y enfermedades de los últimos años le tuvieron algo alejado del Centro, aunque aún se le veía en ocasiones con Francisco González “Villena” (q.e.p.d.), hasta que cruenta enfermedad lo alejó de nuestra compañía y el 18 de julio descansó en el Señor.

A su esposa e hijo, también montañeros, mejor campistas, a quienes se les veía en cuantas actividades de este género, tanto locales, provinciales y regionales se celebraban, nuestro más sentido pésame y grato recuerdo por su amor a la montaña y al Centro. Descanse en paz.

Daniel Esteve Poveda
Presidente honorífico del C.E.E.

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Daniel Esteve

Sencillez y deportividad

(Datos para la historia del C.E.E.)

A Ricardo Montesinos

En el montañismo regional hay creado un problema.
Anualmente se celebra una Acampada de la que se encarga una sociedad montañera de la región:
I.-
En Pí Alt. 1.959.
II.-
En Aitana. 1.960.
III.-
En Castellón de la Plana (Desierto de las Palmas). 1.961
IV.-
En Alcira. Valle de la Murta. La Casella. 1.962.
Realizadas por Centros Excursionistas de Játiva, Alicante, Castellón y Alcira. Cada cual con mayor esplendor, en sitios asequibles, populares, de fácil acceso, como corresponde a Acampadas, pero lejos del sentir montañero, austero y deportivo, son más bien reuniones masivas, de solaz esparcimiento, de animados fuegos de campamento y familiares, en donde el acampador goza de la naturaleza del lugar y de su libre albedrío, sin más miras montañeras; los organizadores se esfuerzan en facilitar actuaciones y hacer grata la estancia a cambio de complicaciones y de dispendios económicos que elevan los presupuestos e impiden a cualquier Centro concebir propósito de organizar.

El gasto de la IV Acampada en La Casella fue del orden de las 40.000 pesetas (año 1.962), en ella hubo atracciones multitudinarias, con tablado de música y bailes folklóricos, alumbrado y concurrencia de centenares de personas que acudieron de la vecina ciudad de Alcira.

Fue entonces cuando nos propusimos dar un giro de 180 grados a lo establecido, en lo que había desbocado aquella entrañable actividad, la más importante de nuestro montañismo regional.

Había que cambiar y lo propusimos a la Federación que nos dio disco verde convencida de su necesidad.

Se cambió Acampada por Campamento, se huyó de lugares fáciles y se elevó a la montaña. Había que ascender a nuestro reino deportivo; buscar lugares de no fácil acceso, a donde se llegara con relativa dificultad y en cuyos Campamentos se desarrollara nuestra actividad, excursiones que nos permitieran conocer el lugar y en el que tuviéramos nuestra convivencia y, sobre todo, que cualquier Centro, por humilde que fuera no se sintiera desplazado y pudiera ofrecer con sencillez lo mejor y más agradable de su zona y con escasos medios llevarlo a efecto.

Con este lema de SENCILLEZ Y DEPORTIVIDAD iniciamos la no fácil andadura del V Campamento de Montaña del Reino de Valencia, y con esta base y condición indispensable, solicitamos, y nos fue concedida en la Asamblea de Presidentes, en La Casella, la organización de esta V edición, que en principio fue Acampada y que cambiamos por el de Campamento.

No fue sencillo. Conocido nuestro espíritu mediterráneo, y más nuestro noble sentir eldense, se pretendió en principio desbordar las anteriores ediciones de esta actividad y deslumbrar a los que asistieran, a toda la región, por entender, como siempre hemos pensado, ser los mejores. Había que luchar contra ello, desviar intenciones y propósitos y relegarnos a nuestro lema de Sencillez y Deportividad. A nivel popular y universal sin discriminación alguna, convocamos opiniones y reuniones, todos pudieron opinar, proponer y discutir. Se celebraron a campo abierto, ampliamente democrático, diálogos, conversaciones, propuestas, y ello a lo largo de meses, sin llegar a concreción alguna. Hubo propósitos inusitados, fantásticos, como la de (y no voy a dar nombres) celebrarla en El Poblet, montar un tablado en donde actuara la Banda de Música de Elda, la pinada iluminada con luces de colores, elevar la pared del pantano y llevar barcas que sirvieran de solaz esparcimiento a los acampadotes, amén de la pertinente propaganda que atrajera a los ciudadanos de nuestra población.

Estábamos a finales del año 1.962, a un paso de su realización y toda la fuerza se nos iba en palabras y tiempo inútilmente perdido.

Hubo que designar un equipo que se responsabilizara y trabajara en tiempo y forma.

Recorrimos nuestra zona y hubo que desecharla por no hallar lugar idóneo.

La normativa era que el Centro organizador pudiera desarrollar la actividad en el lugar que eligiera. Era base primordial que el paraje fuera de montaña, de elevada situación, de no fácil acceso a vehículos, centro de excursiones, marchas, escaladas y en el que se pusiera a disposición de los acampadores, vituallas y medios necesarios, itinerarios, guías para que aprovecharan el tiempo en actividades montañeras y la de descanso en instrucción y fuego de campamento, improvisado y natural.



Paraje de Fontanelles
Lo hallamos en Fontanelles, del término de Biar. Los antiguos viveros del Distrito Forestal es el lugar elegido. Situado a 875 metros de altitud, 2º, 57`y 40`` de longitud, y 38º, 38`y 56`` de latitud; Coordenadas Lambert y 857,4 y X 454,5. Estribaciones de Sierra Mariola, tiene orientación de SO a NE y ofrece alturas superiores a mil metros: Cabezo Gordo (1.061), Loma Rasa (1.029), Fontalbres (1.023), Cerro de la Cruz (1.154), Vista Bella (1.112), Alto de los Castillones (1.169), Cabezo de la Silla (1.186) y Reconco (1.206).

Se obtuvo permiso del Servicio Forestal del Estado (hoy ICONA). Lugar idóneo, de complicado acceso en aquel entonces, con pobre caudal de agua, pero suficiente bien administrada y organizada como se demostró y una zona bellísima poco conocida.

Desde el Santuario de Biar, donde quedaban los vehículos, un tractor trasladaba los equipos al Campamento, un economato puso a disposición de los acampadores toda clase de artículos alimenticios (Genaro Vera y su familia se ocuparon de este menester que salió a la perfección).

Una marcha sistema Dufour, excursiones con guía, escaladas en peñones próximos con intervención de equipo de socorro de montaña y fuego de Campamento hizo que la permanencia resultara un éxito y se consiguiera que durante el día los montañeros estuvieran entretenidos en actividades, el Campamento vacío y por la noche la actividad de fuego nutrida y amena.

Se había conseguido nuestro propósito que también lo era de la Federación y en la que estaba interesado la Nacional. A ella acudió Eduardo Calvo de la Riba, Secretario Nacional que quedó prendado de lo mucho conseguido en el cambio de actividad y con los pocos recursos que contamos, pero en lugar de montaña media incomparable.

Y en cuanto al presupuesto hubo unos gastos de 7.914 pesetas y se ingresaron 5.875 pesetas, con un déficit de 2.039 pesetas, que se debió especialmente al pago que se hizo al Distrito Forestal por dieta y locomoción del Ingeniero a la entrega y retirada del lugar que importó 1.340 pesetas, no corriente en esta actividad y que hubiera convertido el saldo normal en 699 pesetas, muy lejos de las 40.000 de La Casella.

SENCILLEZ Y DEPORTIVIDAD, éste, que fue el lema de este Campamento, se convirtió en lo sucesivo en el lema de nuestro Centro.

Las cosas sencillas, sin complicaciones, siempre pensando en el más débil, y siempre pensando también en nuestro deporte, el montañismo, para el que nada hace falta, unas buenas botas y una mochila, en todo caso, y mucha ilusión y ganas.

He dedicado este trabajo a Ricardo Montesinos porque él, con su equipo, su tenacidad y entusiasmo, hizo posible que a la clausura del Campamento a cada montañero se le entregara un ejemplar del número 23 del Boletín Informativo CUMBRES, edición especial editado por el equipo móvil en el mismo Campamento en la tarde del día 22 de Abril de 1.963, cuando se estaba realizando la Marcha sistema Dufour.

He traído a colación este momento de nuestra historia en la que dimos una orientación al montañismo que se desfasaba, trayéndolo a sus cauces, marcando una directriz, que perdura, por ser esencia del mismo, como tantas otras en las que influimos, sin algaradas ni aspavientos, en el ritmo de nuestro deporte, como en otras oportunidades os iré dando a conocer.

Amigo Ricardo, que te ayude en tu convalecencia este recuerdo a tu entrega por nuestro deporte, que sin duda ha llenado los mejores años de tu vida.

A continuación, extracto unas intervenciones del Secretario Nacional, señor Calvo de la Riva y del Presidente de la F.V.M., Antonio Daza, plasmadas en aquel Boletín número 23, editado en el Campamento por el equipo móvil de CUMBRES.
Portada del Boletín Extraordinario de CUMBRES
Portada del Boletín Extraordinario de CUMBRES
Pincha para ver la imagen ampliada
Pregunta al señor Daza:

__¿Qué te ha parecido el desarrollo del V Campamento y si éste ha seguido la idea que la Federación tiene para esta clase de actividad?

R.__ La Federación había depositado toda su confianza en el C.E.E. para la organización de este V Campamento y de modo alguno se ha sentido defraudada, éste ha sido el resultado del esfuerzo de toda una Sociedad que se ha volcado de lleno para darle a nuestro Campamento sencillez y, a la vez, mantenerlo dentro de la categoría a que se ha hecho acreedor. El lugar elegido francamente bueno, en el que con medios, casi por completo naturales, se ha realizado todo.

P:__ ¿Crees que este Campamento no lo podría organizar cualquier otro Centro de la Región por muy modesto que fuera?

R.__ El C.E.E. nos ha demostrado que sí, con esto no quiero decir que sea una Sociedad modesta, sino que ha puesto todo su interés y lo ha conseguido, en hacer un Campamento que sin grandes dispendios económicos no desmerezcan de la categoría que nuestra Región tiene, como también nos confirmó el Secretario de la F.E.M. Es decir, cualquier Sociedad de nuestra Federación consideramos puede realizarlo sin que ello signifique un problema de tipo económico, barrera que en la mayor parte de las ocasiones se podría haber hecho casi infranqueable para alguna de nuestras Sociedades. Así, repito, cualquiera de nuestras Sociedades está en condiciones de realizar nuestro Campamento Regional.



Daniel Esteve y su esposa Josefina Villaplana durante el campamento regional

Asistieron 412 acampadores pernoctando, 98 tiendas montadas y 21 Sociedades asistentes.

Rafael Roca, Delegado que fue de la F.V.M., antes de la creación de la F.V., compuso una poesía en aquella ocasión que, por su belleza, quiero plasmar a continuación:

 

AL CASTILLO DE BIAR
(Evocación triste)

¡Ah! ¡Señor Alcalde si vieras tu Castillo!
¿Dónde están tus soldados?
¿Dónde está tu servicio?
Las techumbres hundidas
la poterna cegada
y la solitaria almena
sin pendón engalanada.

Con este aire de romance
tan propicio del mediove
empiezo a contarte, amigo
lo que vi., por fuera y por dentro.

Por fuera, la montaña,
rocas, gavilanes, romeros
y un sol de fuego que abrasa
a quien va por el sendero.

En silencio la barbacana,
las torres, mochas por el cierzo
el portalón de entrada
sin centinela al acecho.

Las caballerizas sin alazanes,
los salones desiertos,
las yerbas parásitas
moradas por dentro.

El vencejo en el alero
único ser despierto.

En el patio de armas
no espera el palafrenero,
los señores se marcharon
cabalgando con el viento.


Daniel Esteve
Mayo 1.989


Comentario de Juan M. Maestre

El artículo fue publicado en el Boletín Informativo número 4 del Centro Excursionista Eldense, correspondiente a Mayo-Junio de 1.989 y es algo más que el relato de aquel Vº Campamento Regional, pues supuso dar un giro al estilo que los excursionistas estaban dando a las Acampadas del reino de Valencia. De este artículo se desprenden las ideas de un montañismo más deportivo y menos contemplativo, más austero y acorde con el sentir montañero de “todas las épocas”. No ha cambiado el sentir del montañero. Nunca ha cambiado, aunque algunos lo pretendan. Hoy también se equivocan quienes traen la competición y la masificación a un deporte donde no existe tal enfrentamiento, ni tal deseo de manada de borregos. Le llaman montañismo, porque son tan burdos y toscos de sesera, que a falta de otras luces, se quedan donde están para sacar el provecho que puedan. Podrían haber inventado un deporte nuevo, pero no tienen la clase suficiente que hay que tener para hacerlo y hambrean, empobreciendo todo lo que tocan.

Debió ocurrir así también en aquellos años, cuando “los mismos” (se regeneran por ciclos estos parásitos) empezaron a convertir el contacto con la naturaleza en un circo, hasta que el Vº campamento mandó a hacer puñetas a los mercaderes del templo y devolvió su esencia al montañismo. Daniel fue uno de aquellos que se atrevieron a cortar de raíz aquellas “fiestas” en la montaña. No comenta Daniel en su artículo detalles significativos, como la prohibición de hacer sonar la radio en alto o participar en los fuegos de campamento a profesionales, aspectos que ya estaban siendo habituales en aquellas acampadas.

Nos da una idea, aunque levemente y sin estridencias de las batallas que tuvieron que librar con aquellos señores de la comodidad, pero finalmente, aquella batalla, en aquél ciclo, la ganó el montañismo, desterrándolos. Quiera Dios que pronto podamos volver a echarlos, hoy son adictos a la Visa, y ocupan el poder. Chupópteros federativos, la lacra actual que quiere oprimir al montañero. Pero, como ayer, siguen equivocándose, al montañero no le oprimen, pues no llegan ni a verlo de lejos, encerrados en su espejismo de circo. No lo saben. No pueden saberlo. Como aquellos, estos de hoy tampoco son montañeros

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Daniel Esteve
Parque de montaña “Daniel Esteve”
Bodas de plata de su creación – 1.971 – 1.996

Publicado en el Boletín del C.E.E. en los números 38 de Abril-Mayo-Junio de 1.996 y 39 de Julio a Diciembre de 1.996

Rabosa es una zona montañosa ubicada en el término municipal de Petrel, circundada por Cachuli, Calafate, los Rasos de Catí (Peñas Montesas), Las Ventetas, Las Almadravas y Foya Falsa.

Lugar en el que anhelaba tener alguna obligación de visitarlo, con asiduidad, encariñar a la gente montañera hacia estos lares tan singulares de nuestra geografía montañera.

Hubo oportunidad de arrendar una cueva, con pretensión, y ánimo, de adquirir su propiedad, para ilusionar a los montañeros.


Entrada al Parque de Montaña Daniel Esteve
Una de las encantadoras noches pasadas, con mi esposa, en la finca de sus padres (en aquel entonces), de Las Almadravas, coincidí con Trifón Martínez, vecino de Benimaclet, empleado de la Tabacalera, y propietario, en documento privado, de la cueva de Els Nadalets, al pie de los Castellarets, en una accidentada, y apartada vertiente, que desde el collado de Nadalets, desciende, vertiginosa y difícilmente, al nacimiento, balsa y antigua huerta dels Nadals (perteneciente a Las Ventetas, que fueron propiedad de mis padres hasta el año 1.943); digo, que en una de aquellas veladas invernales, al amor de la lumbre, buena y acogedora cocina baja de toda casa de campo (de las que ya no se puede disfrutar), conseguí del señor Martínez, presente, que arrendara al C.E.E. su cueva.

El arriendo era sencillo: adecentar, cuidar y proteger la cueva y sus aledaños, con obligación de dejársela libre en la época de caza.

Aquello fue la “cuña” para su posterior adquisición. La arreglamos, acondicionamos, amueblamos y realizamos cuantos trabajos de albañilería fueron necesarios. No creo que su propietario hiciera uso de la cueva; y un buen día nos ofreció su compra. El precio fueron 8.000 pts. No había más título que un documento privado, el vendedor había fallecido y por tanto había adquirido su condición de público.

Además de la cueva había unos terrenos, bancales en escalinata hasta el barranco, perdidos y los aledaños montañosos. Unos 100 jornales de tierra.

Se otorgó escritura el 29-10-64 y pude conseguir su inscripción en el Registro de la Propiedad como finca nueva.

José Navarro Méndez, constructor de obras, y socio fundador del C.E.E., dirigió las obras, sencillas: pavimento del suelo, refuerzo de paredes, saneamiento, arreglo del aljibe y fortalecimiento de la puerta, amén de una serie de trabajos que se realizaron en la explanada y el lugar que llamábamos “solarium”, sitio donde daba el primer sol de la mañana y en donde plácidamente almorzábamos en aquellas mañanas invernales.

El acopio de materiales era dificultoso. Hasta el collado de la Almadrava se llegaba en vehiculo, pero a partir de aquí, hasta la cueva, el sendero era muy accidentado, difícil, con pasos obligados. Había una zona de descanso, una pequeña oquedad, en donde almacenábamos el material para, en segunda expedición, llevarlo a la cueva, por el “paso de Otelo” (así llamado por el vértigo que el amigo Otelo tenía).

Los sacos de cemento, de 50 kilos, se dividían en dos de 25 kilos, y con unos arneses especiales, y a la espalda, se transportaban, y lo mismo los ladrillos, el yeso, y cuanto era necesario, como más tarde las camas o literas que adquirimos ex profeso, o las mesas, bancos y demás enseres y utensilios que allí llevamos.

Y no digamos del agua necesaria, que se subía desde la rambla y nacimiento de los Nadals, en bidones, y con gran esfuerzo, por aquel endiablado sendero, hasta la cueva; y no digamos de la arena precisa que había también que subir de un rincón, de vertedero, donde la había y que sin senda y por las inclinadas vertientes se subía a la cueva.

Fueron días inolvidables, llenos de ilusión, en los que el C.E.E., lleno de vida y de alegría, contribuía, masivamente, sin complejo, sin reparo y con verdadero entusiasmo.

La primera piedra ya estaba colocada, ya no nos podíamos ausentar de esta zona.

Se hicieron otras tentativas; quisimos arrendar Mirabuenos, entablamos contacto con su propietaria y con su administradora en Petrel, sin éxito alguno. La usaba en el verano, ilusionadamente, y no había cabida para nuestra intención.

A nivel de Federación, insistimos en la conveniencia de obtener, construir y desarrollar un albergue o refugio de montaña, y a tal fin localizamos La Melonera, al pié del Maigmo, cerca de la “Font Trová” (hoy seca). Gestiones ante el Ayuntamiento de Tibi (a cuyo término municipal pertenece), ante la propia Federación Valenciana de Montañismo, Distrito Forestal del Estado (hoy ICONA), dieron como resultado que se nos concediera la pertinente autorización de todos los organismos, y la formulación de los contratos y permisos correspondientes.

Entendíamos que el lugar estaba distante de Elda, que aquello debía tener carácter provincial, y mejor regional, y así lo enfocamos. La Federación Valenciana estaba en sus principios, inclinada a ello. La visitaron, dieron su visto bueno, pero cuando llegó el momento de aplicar el hombro, y el bolsillo, nos quedamos solos, y aquello no nos gustó, y entendimos que nuestro Centro tenía muchos problemas y trabajos a realizar, y no era aconsejable gastar energías, y economía, cuando la precisábamos para nosotros.

Nuestro abandono, y la falta de interés de la Federación, trajo consigo que un día el Ayuntamiento de Tibi, alegando que no habíamos hecho uso de la autorización anulaba ésta y dejaba sin efecto cualquier idea u otra que tratáramos, o quisiéramos, realizar en “La Melonera”.

Hubo otra zona, o finca, que en principio nos agradó; al pie de Las Hermosas, a la entrada de El Esquinal, no lejos del “Pozo del Carlista”, ni de la subida a las Hermosas. Lugar que facilitó Ricardo Montesinos. La casa empezaba a deteriorarse, tenía un aljibe, junto al camino. Pero la idea no prosperó, y se abandonó.

Seguíamos circunscritos a esta zona, estimando que nuestra mejor zona para la idea concebida se encuentra entre Castalla, Agost y Petrel.

En una excursión por Catí, Rabosa, Rincón Bello y Almadrava, almorzamos en Rabosa, junto a la balsa, antiguo lavadero, donde idealicé el lugar y pensé que era el apropiado para lo que pretendía. Lugar montañoso, bastante accidentado, extensas pinadas, nacimientos de agua y buena edificación. Aislado, a donde se llegaba con dificultad, y que no conduciendo a ningún lugar, era solitario, ameno, en plena naturaleza y centro de buenas excursiones.
En agosto de 1.961, en el Campamento Nacional de Alta Montaña, organizado por la Federación de Huesca, y por Montañeros de Aragón, en Granja de Viados, término de Plan de Gistain, junto al nacimiento del río Cinqueta, tuve oportunidad de conocer a José Ricardo Abad, ingeniero agrónomo, presidente de la Federación de Huesca, Jefe del Campamento, sobrino de los fallecidos propietarios de Rabosa, que solía, en los verano, venir a Novelda, de donde era oriunda su familia.

Hicimos buena amistad que perduró por nuestra afición a la montaña. Solíamos vernos algún verano. Ambos pertenecíamos a los pioneros de la montaña, a aquella época en que pasar por un pueblo en pantalón corto y mochila era una aventura. “¡Agárrelo! ¡Que no escape!”, le decían a Ricardo, cuando en este atuendo regresaba de Rabosa y pasaba por el paseo de la Explanada de Petrel. O cuando iba yo de la Pedrera a Cabreras, y cruzaba el pueblo de Sax: “¿De donde se ha escapado éste?.

Me hablaba del compromiso de venta en documento privado, a un argelino, “pier noir”, sin duda exiliado aquí, que tan sólo había entregado una cantidad, e incumplido el resto del contrato. Pensando que al final podría ser la resolución del contrato, me aventuré a solicitarle la adquisición de la finca para C.E.E., y que en su caso contara con esta petición.

En 1.971 me indicó que mi pleito con el argelino se había ganado, que había quedado el contrato rescindido, y que salvo un compromiso con cierto señor, podía contar con la compra, transcurridos 30 días que de plazo había dado al mismo.

Quiero creer que dicho interesado era D. Enrique Payá Testor y D. José Navarro Gallego, ya que por aquellas fechas, me llamó por teléfono para indicarme si Rabosa me interesaba a mí, o al Centro Excursionista, y al decirle que al Centro, me indicó que dejaba vía libre y se retiraba de la oferta.

Transcurridos los 30 días, Ricardo Abad me indicó que la finca era para nosotros. No habíamos tratado de condiciones, y si quiero destacar que Ricardo Abad me dijo, que como buen montañero y amigo de la naturaleza, no autorizaría urbanización alguna en Rabosa, y quien mejor defendería su idea era el Centro Excursionista.

Vino a Elda, y en mi despacho, en la mañana del día 24 de Octubre de 1.971, se establecieron las condiciones, sencillas del todo, y como correspondía a la idea que ambos embargaba. Precio, dijo Ricardo, el mismo del argelino: 800.000 ptas. Se entregó una buena cantidad y el resto a la firma de la escritura.

Se hizo público. Apareció en la prensa en grandes titulares y días después hubo interesados que ofrecieron grandes cantidades. Rabosa fue un “milagro”. Uno más en la historia del Centro Excursionista.

Lo complicado vino después, para mí, profesional del Derecho, “quijote”, ante el problema que se me avecinaba para dar legalidad a todo aquello.

Los propietarios, fallecidos sin hijos, nueve estirpes interesadas, de ellas varias fallecidos sus cabezas de familia, y un total de 29 herederos, Sobrinos. Sinceramente, a mi despacho, viene un cliente con tal problema y veo la forma de escaparme del compromiso, pero por el C.E.E., y en una idea preconcebida por mí, tenía la firme obligación de darle término felizmente.

Varios meses se tardó en la tramitación de los expedientes obligados, y después la autorización, los poderes notariales de los 29 herederos, diseminados por el mundo, el más cercano en Novelda y el más lejano en Venezuela.

Efectuada la agrupación de fincas y el aumento de superficie de las mismas se otorgó la pertinente escritura ante el Notario de Elda, don Ángel Hijas Palacios. Y no termina aquí la cuestión, pues a continuación, había que luchar contra el fisco, que reclamaba, lógicamente, el impuesto correspondiente. Teníamos, entonces, una Ley del Deporte, creada por Elola, un auténtico “Quijote” del Deporte, que era un poema, no me cansaré de decir que el preámbulo de la Ley del Deporte era algo consustancial, enorgullecedor, noble, sincero, austero y apropiado a las circunstancias y necesidades del momento.

En ella encontré resquicios para interesar la exención, y ayudado en la empresa por el entonces Notario en Elda, don Alfonso Fernández Hernández, y el Liquidador del Impuesto de Derechos Reales y Registrador de la Propiedad de Monovar, Don Miguel Manteca, montañero, magníficos amigos, me dieron la pauta para el otorgamiento de los instrumentos públicos y obtener, en definitiva, la exención, que también fue extensiva a las comparsas y obras de la ciudad Deportiva.

Se había conseguido plasmar mi ilusión, guardada a lo largo de más de tres años, en completa reserva y silencio. Se había conseguido plasmar una idea: Que cualquier persona del valle tuviera una propiedad en la que pasar días y temporadas, en plena libertad, sin necesidad de “lanzarse” al peligro de las carreteras y aglomeraciones, ni al socorrido abuso de amistades con casitas, o chalets, o terrenos en el campo. Y además en el sitio idóneo, prefijado, en la zona montañosa ideal de nuestra región, y por añadidura, limítrofe con terrenos del ICONA, que alargaba más nuestro parque.

De su desarrollo, de las construcciones allí realizadas, etc. No voy a extenderme porque es conocida de todos, estimada, usada y disfrutada, así como de ser parque público, libre para todos, sin más limitaciones que las del respeto a los animales, plantas y cimas. Con unas Normas y Reglamento que el público que acude no tiene en cuenta ni respeta, convirtiéndose ya en un vicio que será difícil de encauzar, pero que sí debiera intentarse. Ello se debe a la benevolencia, nobleza, entrega y servicio a los demás de sus propietarios, los socios del C.E.E., a su hermandad.

Pero esto no es el tema que nos ocupa.

Francisco Poveda y Francisco González, Paco “Caracol” y “Villena”, fueron los encargados, con la Sección de Veteranos, de estudiar, plantear y desarrollar el programa a realizar.

En la Junta General Extraordinaria del 27-11-71, el socio fundados nº 2 del C.E.E., Oscar Santos González, manifestó textualmente: “Que siendo la obra del Parque de montaña de Rabosa, una obra de tanta envergadura, que tanto beneficio ha de proporcionar al pueblo de Elda, y habiendo supuesto su consecución un trabajo laborioso y de entrega, realizado personalmente por el presidente, propone que con motivo de cumplir el mismo 10 años al frente de la presidencia del C.E.E. debe dicho parque llevar el nombre de “Parque de montaña Daniel Esteve”. Me opuse, pero la General manifestó, unánimemente, que los acuerdos que la misma tomaba son los que han de tener valor y no la opinión personal. Se aprobó.

El 8-12-72 se bautiza en Rabosa al hijo del socio, oftalmólogo, Dr. Juan Calvo Castro, por el sacerdote de San Francisco de Sales, don Francisco Coello, y se le impuso el nombre de Juan María (hoy es ya médico). En tal ocasión, y motivo, se recogieron 3.566,50 ptas. Con destino a la campana de la ermita.

En 5-6-73, se giró visita al Patrimonio Forestal del Estado (hoy ICONA), delegación de Alicante, tratando de la repoblación forestal, y fueron tantos los inconvenientes y condiciones que llegaban a no permitirnos actividades deportivas, y quedar hipotecados por espacio de 75 años, que lo dejamos estar.


Ermita de Rabosa
En 4-3-75 se aprueba el Reglamento del parque de montaña.

En 3-4-75, la Delegación Provincial de Alicante de E.F. y Deportes, eleva a la Nacional, nuestra solicitud de 4.000.000 de ptas. Para la construcción de un albergue y mobiliario en el parque.

En 31-1-76 inaugura, oficialmente, el parque de Montaña, el Delegado Nacional de E.F. y Deportes, don Tomás Pelayo Ros, en unión del Gobernador Civil de la provincia, Presidente de la Diputación, Delegado Provincial de Deportes, Alcaldes de Elda y Petrel y otras autoridades.

Rabosa es un parque de montaña, reserva de la naturaleza, protección a la vida animal y vegetal.

Rabosa no es un merendero a donde la gente acude a pasárselo bien, a pie de asiento del vehículo, y las buenas comidas. Rabosa no es eso, aun cuando en parte pueda ser.

Rabosa tiene otra proyección, para lo que se debe hacer un estudio y programar un ciclo de trabajo, sin prisas, pero con meditación y constancia, amen del adecuado asesoramiento científico.

En cierta oportunidad, aconsejé que se encargara a la Universidad de Alicante (que por cierto desarrolla trabajos científicos de gran categoría y estima), la elaboración de un estudio sobre Rabosa, en los aspectos que estimara conveniente: suelo, mineralogía, humedades, clima, botánica, fauna, en sus diversas zonas y lugares de estudio, y obtener así, las plantas idóneas en los distintos parajes, matorrales adecuados, animales a repoblar, accesos, protecciones, caminos, etc., etc.

Amplio estudio que determinaría un plan a seguir, en años sucesivos, sin prisas, pero sin pausas, y haciendo las cosas con calidad y categoría.

Esto no creo que se fuera a realizar, pero sería una pena.

Y se me ocurre que, en Elda tenemos instituciones que van adquiriendo solera, que son los institutos de Azorín y de Monastíl, y las escuelas de Formación Profesional. Estimo que a ellos puede encargárseles esta investigación, este trabajo, en la seguridad de que daría un resultado positivo, y al menos se eliminaría el estado de ostracismo en que el desarrollo del parque de montaña, se encuentra desde hace años, sin una esperanza de continuar.

He de reconocer, con sinceridad y orgullo, lo mucho y bueno que allí se ha hecho. He de felicitar a esos grupos de veteranos que, con entrega, voluntad y sacrificio, tanto, tantísimo, han hecho allí, y a los que en la actualidad están trabajando en el senderismo, excursiones, señalización y propaganda dentro del Parque, que me consta será una obra de arte, de trabajo y de ilusión, pero esta es nuestra actividad principal: el montañismo y el excursionista. Pero me estoy refiriendo al aspecto científico, y en este fallamos.

Repito, Rabosa no es un merendero.

Rabosa es un parque de montaña, de reserva y protección de la naturaleza, y como tal merece otra consideración, y se le debe prestar otra atención, amén de la primera, también interesante.

 


Rabosa

 

Sería conveniente sembrar cereales en algunos yermos, podar olivos y almendros, con la finalidad de que perdure su existencia, y produzcan frutos que sirvan de alimento a las especies animales, pues sin ello no tiene vida el parque, incluso idear algunos abrevaderos.

En el año del 25 aniversario de la creación del Parque de Montaña, orgullo, satisfacción y alegría de todos nosotros, me permito lanzar el reto de que se tome la determinación de su desarrollo científico, que venga a redondear, dar plenitud, a la idea básica y primordial de su creación.


Julio de 1.996
Daniel Esteve
Presidente de Honor del C.E.E

Comentario de Juan M. Maestre
Han pasado 10 años desde que Daniel escribió este artículo. Él mismo, tiempo después hizo un extenso trabajo de estudio, donde se interesa todo lo que conviene cuidar en el parque, con la finalidad de que sea un borrador de trabajo que los técnicos y científicos deberían acometer. Ese trabajo me consta lo entregó a la Directiva del C.E.E. sin que hasta la fecha se sepa donde está. El mismo será colgado en esta página próximamente, a fin de que, como ya ha ocurrido alguna que otra vez, aparezca un día con la pretensión de alguien de apropiarse de sus inquietudes e ideas. Su titulo: “Reflexiones y comentarios sobre un hipotético plan de desarrollo del Parque de Montaña Daniel Esteve” Se terminó en el año 2000 y emana, además de lo argumentado en el título, el amor hacia la naturaleza que es innato en Daniel Esteve.

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Daniel Esteve
La Campana de Rabosa
A las doce del medio día, siempre a las doce, con regularidad espartana, la campana de Rabosa lanzaba al aire su sonar que expandía por todo aquel valle hasta sus últimos rincones: Catí, Ventetas, Coxi…

El campesino controlaba su tiempo. Eran las décadas de los 20 y 30. La familia Pompeyo, propietarios de Rabosa, así lo tenían establecido. Época en que pocos poseían reloj, en que la gente del campo se guiaba por el sol (bella costumbre que al menos nos hacía levantar la vista al cielo).

El antiguo edificio tenía una habitación, independiente, que hacía esquina en la derecha de la fachada, dedicada a capilla, en que oficiaba un sobrino de los propietarios, que era canónigo. Cuando el Centro Excursionista Eldense adquirió Rabosa, se ocupó la capilla formando un amplio salón donde está ubicado hoy el hogar o chimenea baja. Pensóse en construir una capilla en el exterior, adaptada al lugar, y fueron los padres Jesuitas de la Sagrada Familia, en particular el hermano Baltasar, quien nos facilitó los planos y dibujos a imagen y semejanza de otra existente en una casa de la compañía.

El día ocho de diciembre de 1.972, con ocasión del bautizo del hijo de nuestro querido socio y gran amigo D. Juan Calvo, oftalmólogo, el pequeño Juan María, en el que se reunieron personal sanitario de Elda, y comarcas vecinas, en acto oficiado por Don Francisco Coello, párroco de San Francisco de Sales, pasé el “Cepillo” con destino a la campana de la ermita a construir. Se recogieron 3.556,50 ptas.

Fue fundida en Torredonjimeno (Jaén) y en su día se colocó en la torre-campanario, para ello construida. Era propósito que volviera la tradición y todos los días, a las doce del mediodía, se dejara oír su son como latidos de un corazón joven y lleno de vida: la presencia de Rabosa, la existencia del Centro Excursionista Eldense, viril y montañero. ¡La campana de Rabosa! ¡Son las doce! (Exclamaría la gente). No se pudo conseguir. El disciplinarse no es agradable. Hace falta tener amor por una idea y con regularidad y constancia llevarla a efecto.

En Roncesvalles, hay un Hospital-Albergue (del siglo XII), para peregrinos, y un hermano de la comunidad religiosa, estaba encargado de hacer sonar una campana, día y noche, sirviendo de guía al peregrino del medievo perdido por aquellos peligrosos lares en su caminar a Santiago de Compostela. La campana subsiste como recuerdo. Pero la campana de Rabosa está muda, enmohecida y sólo conserva su esbelta figura fotogénica.

Sería maravilloso, que sonara la campana, que lanzara a los vientos su voz, como llamada celestial de paz y hermandad entre los hombres.

Daniel Esteve
Mayo – 1.990


Comentario de Juan M. Maestre

Hay tantas buenas ideas, ofrecidas a la sociedad por Daniel Esteve desde que dejó la presidencia del C.E.E., que ya resulta hasta sospechoso que sean dejadas en el olvido. Esta es una de ellas, pero no la única, pues sobre Rabosa existen interesantes propuestas guardadas en el cajón… de ¿qué podría decir?, ¿de la envidia? O mejor, de la oculta inoperancia. De cualquier manera resulta evidente que no han tenido respuesta. No había, a mi juicio la suficiente sensibilidad para entenderlas.


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Daniel Esteve
Reyes Magos en montaña
La cabalgata de Reyes que se celebra en nuestra ciudad en la tarde del día 5 de Enero, víspera de la festividad de Reyes, con su animación de público y entusiasmo de los niños, la entrega de juguetes y su inmensa alegría, hizo concebir a la Directiva del Centro la idea de llevar esta alegría a los niños del campo. Era el año 1.960 y los campos de nuestros términos se encontraban poblados, habitadas sus casas.

En Junta Directiva de 21-2-61 se acuerda llevar a efecto la Campaña de Reyes Magos en Montaña, y es la sección de Montaña la encargada de confeccionar una estadística de las familias habitantes en los campos, número, edad y sexo de los niños.

A lo largo del año se fueron visitando todos los lugares de nuestro agro. Se designó a Julián Torregrosa y Manuel Díaz para la adquisición de los juguetes y la organización del acto. Colabora el Centro con Autoridades locales F.E.T. y O.J.E. en la cabalgata el 5 de Enero de 1.963, y por primera vez se enciende una gran hoguera en la cumbre de Bolón, a cargo de nuestra sociedad.

El trabajo estadístico se había llevado con sigilo a lo largo del año, y en la mañana del día de Reyes, 6-1-62, grupos de montañeros, portadores de juguetes, se desperdigan por toda nuestra geografía local y limítrofe. Produjéronse escenas emocionantes que impresionaron profundamente a los montañeros concibiéndose el propósito de perseverar en esta cabalgata.

En el Boletín Cumbres del Centro, nº 8 de 25-1-63 se publicó un artículo de nuestro socio y buen montañero Ricardo Montesinos, que tituló “Llegaron los Reyes donde no los esperaban” y del que selecciono unos párrafos, fiel reflejo de cuanto expreso:

“… Y ocurrió en una de las casas visitadas algo que no creo poder olvidar mientras la razón acompañe mi existencia: llegamos a una casa para la cual llevábamos destinados tres juguetes, uno para un pequeño y otros dos para sus hermanitas. A nuestra llegada ya los pequeños se habían levantado. ¡Buenos días!, saludamos al llegar al portal de la casa vieja, mansión situada al pie del monte que conocemos por el nombre de Despeñador de Portell o de Catí, respondieron a nuestro saludo los moradores, que eran la esposa e hijos del aparcero de la finca y entablamos conversación con ellos.__ ¡Hola pequeños!, ¿Qué os han puesto los Reyes?__ La madre se apresuró a contestar por ellos: __“Los Reyes no han podido pasar por aquí este año; no ha sido un buen año; cayó mucha piedra y la cosecha…”. No, no han podido pasar. Al año que viene vendrán.__ “Una nena, la más pequeña, señalando una casa que se divisa al frente, a unos dos kms. de allí, con semblante triste pero con conformidad, nos dice:__ ¡ Por allí sí que han pasado y han dejado juguetes y caramelos! __El nene que era el mayorcito de los tres estaba en silencio, como preocupado, o meditando, o con el pensamiento ausente.__ ¡Que! ¿Tu no has pedido nada a los Reyes?__ Preguntó uno al muchacho.__ ¿Yo? Yo no, dijo el chaval extrañado ¡A quien iba a pedirlo!__ ¿Cómo? ¿Es que tú no deseabas que te pusieran algún juguete los Reyes?__ le interpeló uno de los nuestros. __“Yo sí que quería una escopeta pero no sabía como tenía que pedirla” __Uno de nosotros no pudo ya contenerse y sacando un rifle, estilo Winchester de repetición se lo tendió al muchacho diciendo: __ ¡Toma… es para ti! ¡Te lo han puesto los Reyes Magos, como no pudieron pasar anoche por este campo, nos han mandado a los del Centro Excursionista que te lo trajéramos! El muchacho lo cogió y se quedó como embelesado mirando el rifle. No salía de su asombro, no lo podía creer y sin embargo lo tenía entre sus mano. Unas diminutas lágrimas empañaron sus ojos y se quedó como mudo. Pasaron unos momentos de silencio; yo no podía ni hablar y creo que ninguno de los acompañantes.__ ¿Y es para mí?__ (al muchacho le parecía imposible) ¡Claro que es para ti! ¿No te llamas Herminio?__ ¿Cómo era posible que los Reyes supieran su nombre? ¿Cómo podían saber lo que él deseaba? Le parecía increíble, pero era cierto.

Los nombres de los muchachos los sabíamos desde hacía varios meses, ya que algunos excursionistas y a su paso por allí y otros campos, en conversación con su padre se lo habían sacado con habilidad y habían tomado nota para ese día. El acertar con el juguete que el chico deseaba fue pura casualidad.

Al contemplar esta escena y verla parecida al entregar a las nenas sus respectivos regalos de Reyes o bien al ver las lágrimas que sin querer resbalaban por las mejillas de la madre, fue algo que no esperaba (en la casa no esperaban nuestra visita), mi pecho semejaba un compresor de aíre, mi garganta un nudo servía de válvula y el émbolo, seguía empujando hacía arriba y oprimía un no sé qué de angustia, sólo un gran esfuerzo me pudo contener, y gracias a él las lágrimas que amenazaban con brotar se contuvieron. Hubiera deseado estar sólo y llorar, llorar sin que nadie me viera, para descargar, algo así como poder librarse de un pecado, como si hubiera ocurrido algo terrible, algo irreparable, como si el ambiente y la atmósfera estuvieran cargados de desesperación o de alegría. Hubiera deseado llorar sin saber el por qué.

Terminamos nuestra misión repartiendo juguetes en otras casas de campo, y regresamos felices a casa, henchidos de felicidad al haber llevado la alegría a unos humildes hogares y a unas puras criaturas”.

 


1.967 día de Reyes. Ricardo Montesinos, apoyado en el vehículo contempla la escena.
Daniel Esteve y Josefina Villaplana, su esposa, custodian al Rey Mago
Y Medina, presidente del C.E. Petrer y Juan Poveda les acompañan.

Fueron tantas y tan emotivas escenas las que se produjeron en nuestras visitas a los niños de los campos, que recogidas las versiones de otros montañeros reflejaban idéntica emoción: ¡Dios sea bendito! ¡Cuanta pureza en aquellas infantiles reacciones! ¡Cuan bondad en todos aquellos corazones! El Centro no debe malograr esta “Cabalgata de Reyes en Montaña”, nos corresponde por puro derecho, por iniciativa y ha de mejorarse cada año.

Las autoridades de Elda generosamente aportaron a esta idea los juguetes y obsequios necesarios y durante años vino desarrollándose hasta que el habitante del campo se integró en la ciudad.

La picaresca española y en especial la campesina, también salió a relucir en esta Campaña; los abuelos se preocupaban de que sus nietos, vecinos de la ciudad, figuraran en las estadísticas como habitantes en el campo a donde se trasladaban en la mañana del día 6. Todo era alegría y por tanto acción plenamente justificada.

Daniel Esteve


COMENTARIOde Juan Manuel Maestre


Artículo publicado en el Boletín del Centro Excursionista Eldense número 8 de Enero-Febrero de 1.990. La fotografía no se publicó en el citado medio. Corresponde al archivo de Daniel Esteve.

Bien incluye Daniel el artículo de Montesinos que refleja muchas de las situaciones que vivieron los montañeros en el día de Reyes. Yo recuerdo como los miembros de la sección de escalada del Centro nos ocupábamos del reparto en la casa del Marín e incluso la de la sierra de Cabreras en la vecina localidad de Sax. Aquella campaña, trajo como valor añadido un mayor conocimiento e incluso amistad entre las gentes del campo y los montañeros, y la campaña fue en aumento. Cada año había censados más niños en los campos, cuando todos sabíamos que no era así, pues no les veíamos durante todo el año.

Los últimos años se realizaba el reparto en la ermita de Catí donde los niños esperaban la llegada de los Reyes, que naturalmente llegan vestidos en un coche, que por supuesto los niños no podían ver, ya que “Su majestad” solía bajar por la senda de la montaña acompañado por sus pajes montañeros con sus mochilas repletas de regalos. Fueron buenos tiempos. Tiempos felices, donde hacer el bien y conseguir la sonrisa de un niño se convertía durante aquellos días en un objetivo montañero de primer orden.

 

 

 

 

 

Daniel Esteve
Primeras comuniones en montaña
(Publicado en el Boletín del C.E.E. número 16 de Mayo-Junio de 1.991)


Cabe el honor al C.E.E. de venir celebrando, en montaña, primero en la cumbre de Camara, luego en nuestro Parque de Montaña, en el mes de Mayo, primeras comuniones, que siempre se distinguieron por su sencillez y emotividad.

Fue la sección del C.E.E. “Amigos de la Música” los que apadrinaron la idea, con ocasión de la primera comunión del hijo de José Espinosa (José Andrés), miembro de aquella sección. Consultado con la iglesia, con el párroco de Santa Ana, en aquel entonces, don Antonio Poveda Maciá, les pareció muy buena idea y en ella se trabajó hasta conseguir un magnífico acto religioso en la cumbre de Camara, en la mañana del día 25 de Mayo de 1.969.

Desde entonces se celebraron ininterrumpidamente en Camara y luego en Rabosa. Este Sacramento va rodeado de una fiesta o acto social que en algunas, no pocas ocasiones, nublan la idea religiosa y se convierte en una fiesta social, en que los anfitriones gravan su economía, que a veces se resiente, y todo por el prurito de hacerlo bien ante la galería, y que su vanidad no quede malparada.

Se vio en aquella celebración en montaña, en dar al acto la sencillez, la emotividad y religiosidad del momento, por entender que se trata de algo muy íntimo e incluso privado, aún cuando la iglesia celebre con alborozo y alegría el ingreso de sus catecúmenos, y oportunidad de paliar en algo el lujo y derroche del acto social. Un frugal refrigerio al pie de la montaña, o en la cumbre, alegraba a los concurrentes, cuyos espíritus estaban henchidos y radiantes ante la visión del ambiente del acto.

 

En aquella oportunidad fue José Andrés Espinosa Alarcón (1969), y después han sido muchos los primocomulgado

Las ceremonias siguen su emotividad y sencillez en ese incomparable marco de nuestro Parque, pero aquel cese o restricción del acto social no se consiguió; pronto algunos primocomulgado tuvieron dos trajes: el de montaña y el tradicional, y dos actos sociales: el sencillo de Rabosa y el apabullante de la ciudad: y es que seguimos pegados al consumismo y a las complicaciones sociales. La vida es sencilla, pero nos la complicamos. Precisamente la Comunión es un Sacramento muy sencillo, importantísimo, como todos, en la vida del cristiano, que sólo requiere preparación y entrega al Señor.

 

Recuerdo aquella anécdota de una señora que acudió al juzgado preguntando qué tenía que hacer para celebrar una primera comunión civil.

Son importantes estas primeras Comuniones en Montaña, y es posible que los niños la recuerden como ese “mejor día de su vida”, que a veces reza en el recordatorio de dicho acto.

Daniel Esteve

 

COMENTARIO de Juan Manuel Maestre

Aquel día de Mayo, la junta directiva asistió primero a la Cumbre de Camara para asistir a la comunión y luego se desplazó hasta la sierra de Cabreras donde el grupo de escalada estaba celebrando la primera reunión de escaladores, con lo cual, no pude asistir a este primer acto, pero sí al siguiente y ciertamente el clima era grandioso por la emoción del momento y el incomparable marco natural, teniendo la ciudad de Elda a los pies.

Tampoco conocí al niño José Andrés Espinosa, en aquella ocasión, pero sí muchos años después, cuando fue nombrado secretario del Club Alpino Eldense. Seguramente nada tendrá que ver la inspiración divina de aquella primera comunión, pero lo cierto es que José Andrés, es hoy un gran montañero que participa en expediciones internacionales.

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Daniel Esteve

Pozos de nieve
Publicado en el número 22 del Boletín del C.E.E. de Mayo de 1.992

 

También se les denomina Pous de Neu, Cavas, Neveros.

¿Qué montañero, en sus excursiones, no halló alguno. Para. Respira hondamente para recuperar fuerzas y sigue su marcha sin más preocupaciones. A lo sumo vislumbra su profundidad. Si es joven, pasa deprisa. Si de mediana edad, echa un vistazo. Y si es mayor, sin prisa, lo mira y admira. De esta diferencia de obrar del montañero hablaremos otro día.

En las partes altas de nuestra accidentada geografía, se hallan ubicados algunos de ellos, siempre en altas umbrías que llamaron nuestra atención al entrar en esa tercera fase montañera e incluso llegamos a proponernos su catalogación olvidando que todo se encuentra escrito, que todo figura en los libros, es cuestión de buscar.

Estos pozos son hoyos de forma cilíndrica, de unos 10 metros de diámetro y otros tantos de profundidad, cubiertos generalmente por una cúpula (algunas se conservan enteras: Cava del Carrascal en Castilla, Benicadell, etc.) con una capacidad media de 1.100 metros cúbicos y un total aproximado de un millón de Kilos. Con ventanas para echar la nieve y otra más grande, y a más bajo nivel, para sacarla. Paredes impermeables para el agua y el aire y por ello cubiertas de una arquitectura de gran espesor y fuerte resistencia. Habían de construirse donde no hubiera corrientes de aíre subterránea, pues derretiría la nieve.

Estos pozos, constituyeron una interesante industria que terminó con el invento del frío industrial a comienzos del siglo XX.

La montaña fue siempre una importante fuente de riqueza, a diario visitada y recorrida para extraer madera, leña para hogares y hornos de pan, de cal, de carbón, recoger hierbas, pastoreo, refugio de malhechores y contrabandistas, y también, y es lo que nos interesa, la industria del abastecimiento de nieve.

El consumo de la nieve es muy antiguo, griegos y romanos, en la época clásica, la utilizaban para refrescar bebidas y como medicina; los árabes fueron muy amantes de su uso, que se generalizó en España sobre todo a partir del siglo XVI. El dato más antiguo que se posee es del 24/6/1.591.

Constituyó una industria importante, siendo su explotación privada, y se da la circunstancia de que Xátiva (San Felipe) era propietaria de varios pozos en Sierra Mariola, que arrendaba a vecinos de Onteniente, Alfafara, Bocairente, Agres, con quienes contrataba el suministro de nieve, a veces por años, su precio, cantidad, y fechas de servicio. A veces estos contratos salían a subasta.

San Felipe (Xátiva), tenía derecho a construir pozos en Mariola; derechos, subasta y contrata, que produjeron pleitos entre pueblos y vecinos, llegando incluso a embargarse la nieve para cubrir gastos. Condición solía ser la obligación de suministrar nieve durante los meses de mayo a octubre, “… danto la arroba de 36 libras, a las puertas de los pozos de Mariola, a 18 dineros ochavos, ya sea nevando o no nevando, con prohibición de que, en manera alguna, no pueda dar ni abastecer de nieve a esta, dicha villa, en dicho tiempo…”

Y en 1.773 hubo tal escasez de nieve que el abastecedor hubo de traerla, con quebranto de sus intereses, de Cataluña y Aragón. Dato curiosos: Un zapatero de Cocentaina, se adjudicó una de estas subastas.

El uso de la nieve es antiguo, pero su empleo industrial se remonta al siglo XVI, atribuyéndose su introducción a Luís de Castelví, vecino de Bocairente, conocido por “Don Luís de la Nieve”. Se almacenaba la nieve, se prensaba, se extraía en el verano. Se regulaba su precio para evitar precios abusivos, y se pagaban impuestos.

Los “nevaters”, gente especializada, de los que derivan los actuales de Ibi, extendidos por toda la geografía nacional, confeccionaban sorbetes y refrescos, con recetas conocidas desde el siglo XII El hordita, o llet de chufes (leche de chufas), agua de almasch (refresco aromatizado con almizcle), aleser (agua miel perfumada), mosquets (agua de rosas, jarabe), además del agua de sivá (agua de cebada), agua de llimó (agualimón), etc., de fama nacional.

Cavanilles en su obra “Observaciones sobre la historia Natural, Geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia”, de 1.796, dice: “…moran en Agres 280 vecinos, que disfrutan las aguas de Mariola y las nieves que recogen y venden a los de San Felipe (Xátiva) y otros pueblos…” Sube al Benicadell (día 8 de agosto de 1.795) y en su relato nada dice del pozo allí existente, pese a estar en la cumbre. Sube al Montcabrer y tampoco menciona los pozos allí existentes, lo que viene a probar que todavía, en aquella fecha, no habían sido construidos, pero sí explotaban la industria de la nieve.

El P. Orozco Sánchez, en su obra “Manual Geográfico Estadístico de la Provincia de Alicante”, de 1.878, dice: “…que a finales del siglo XIX, en Agres había una industria de molinos harineros y de aceite, telares de lienzo, cría de gusanos de seda y acopio de la nieve, para lo cual hay bastantes pozos”, y lo mismo en Alfafara.

Esta industria de la nieve perduró hasta vísperas de la primera guerra mundial; era buscada para aplicaciones médicas, cortar hemorragias, rebajar la fiebre. El transporte se solía hacer en asnos y en el embalaje se empleaban sacos y paja. Un arriero de Bocairente, salía a las once de la noche de su casa, cargaba en la Cava de Don Miguel (Mariola) y al amanecer llegaba a Játiva (San Felipe), le resultaba más rentable que transportar paños y mantas a Andalucía.

Según Francisco G. Seijo, arquitecto – escritor, en su obra “Arquitectura Rustica de la Región Valenciana”, de 1.979, dice que la recogida de nieve la pagaban por cada cinco capazos de nieve arrojada al pozo 15 céntimos (1.920). A un promedio de cinco minutos por viaje, se sacaban un jornal de once reales.

A mi padre, que alcanzó larga vida le oí decir que cuando nevaba, subía a Catí gente de Petrel a recoger nieve que pagaban a uno y dos céntimos la espuerta arrojada al pozo.

 


Cava Grande

 

Parece que gran foco industrial de nieve era Ibi que contaba con ocho pozos en Mariola; Agres tenía cuatro pozos de propiedad privada (hoy de ICONA), seguramente los más conocidos por los montañeros eldenses: Cava Grande (o Cava Arqueada), la que ilustra la fotografía de este trabajo, Cava de la Habitación (la del Refugio del Centro Excursionista de Alcoy), Caveta del Buitre y Cava de Don Miguel, entre Agres y Alfafara.

Sobre el suelo del pozo se colocaba un lecho de troncos, con atochas y esparto. Braceros, o con caballería, recogían y arrojaban al pozo la nieve, donde unos hombres la apisonaban con pilones y con los pies calzados con alpargatas de esparto (espardeñes), hasta convertirla en una masa sólida. Trabajo duro y a baja temperatura por lo que habían de ser relevados, o lo que es peor, les obligaban a pisotearla corriendo “estimulados” por un capataz que les propinaba golpes con una correa, hasta que se “calentaban”.

Daniel Esteve


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Daniel Esteve
Alta Montaña

Hemos asistido cuatro miembros del centro al XX Campamento Internacional de Alta Montaña. La auténtica vida de montaña gozada durante siete días, junto con expertos y destacados montañeros nacionales y extranjeros, ha constituido una verdadera escuela de Alta Montaña, en la que nosotros, los de la media montaña, tanto tenemos que aprender. Considero de extraordinaria importancia nuestra asidua asistencia a esta clase de Campamentos. En ellos se aprende la técnica de los mejores y se pueden practicar ascensiones que de otra forma resultaría difícil y arriesgada empresa.

 


Vista del Macizo del Posets

 

Tienen la ventaja esta clase de Campamentos que organiza la F.E.M., en primer lugar la de conocer las más bellas regiones (y las hay abundantes) de nuestro suelo patrio, y especialmente la convivencia con los mejores montañeros de la nación. Por regla general se establecen en lugares donde se puede practicar el montañismo en todas sus especialidades y en donde el aficionado (así considero a los mejores de los nuestros después de lo visto) pueden aprender la técnica de aquellos. El uso de la cordada, el empleo de las clavijas, pitones, estribos, crampones, piolet, la habilidad en los ascensos libres, no son cosas para despreciar.

 


Daniel y su sobrino durante su estancia en el campamento

 

Recomiendo la asistencia a estos campamentos a todos en General pero muy en especial a nuestros mejores montañeros: los hermanos Navarro Brotons, Miralles, Antón, Poveda, Prats, Urbano, Oswaldo y tantos otros que no menciono.

Recuerdo las dificultades que se nos ofreció en nuestras visitas a los Pirineos, cualquier ascensión de relativa importancia, la ignorancia de las vías de ascensión, la ignorancia incluso de la elección de cimas, y observo como en seis duros días ha sido posible para cualquier montañero preparado, las ascensiones al Bachimala, Espadas, Posets, Sabre y Eriste, todos de más de tres mil metros, con sólo unirse a las expediciones ofrecidas por el Campamento y dirigidas por los mejores montañeros nacionales y extranjeros. Resalto la preparación física de éstos, su entusiasmo, su técnica que hizo todo ello posible, haciendo partícipe del gozo de este noble deporte a tantos montañeros de los más diversos lugares de la península, que de otra forma no hubieran podido realizar. Jornadas duras, durísimas, de doce, trece y más horas, fueron realizadas por estos atletas de la montaña.

 


El grupo eldense junto a otros montañeros en el segundo lago de Millares


El lugar elegido: Granjas no Bordas de Viadós, a unos 1.800 metros de altura, es bellísimo, la organización de las sociedades comisionadas: Peña Guara de Huesca, Montañeros de Aragón de Zaragoza y su filial de Barbastro, fue estupenda, y sus pequeños errores muy perdonables dadas las circunstancias y lo imprevisto. Sólo he de deciros que el alma de esta operación fue un ingeniero, y además paisano nuestro. Pero todo ello será motivo de alguna charla-coloquio en el próximo otoño.

Asistieron más de doscientos acampadores, algunos franceses y dos ingleses, y un centenar de tiendas.

Considero estos Campamentos de sumo interés, verdadera Escuela de Montañismo, y recomiendo la asistencia a cuantos puedan, pero en especial a nuestros mejores montañeros. No pensar que aquello es una Acampada de las que estamos habituados, pues de ello sólo tiene la reunión de tiendas.

Esperemos que la asistencia al XXI Campamento, de nuestro Centro, sea más numerosa.

Daniel Esteve


Comentario de Juan M. Maestre
Publicado en el número 3 del Boletín CUMBRES de fecha 23 de Agosto de 1961, es éste uno de los primeros artículos sobre montañismo que Daniel escribió al poco de haber accedido a la presidencia del Centro. En él se observa como va descubriendo un Montañismo de mayor compromiso y no sólo lo difunde, sino que anima a los socios a participar en él y especialmente a los montañeros más sobresalientes en aquella fecha, dato además de importancia histórica para nuestro montañismo local.

Derrocha entusiasmo y ganas y deja patente su interés por las corrientes vanguardistas del montañismo y las defiende. Es también una excelente crónica de aquel Campamento Internacional de Alta Montaña en el mismo año en el que acababa de tener lugar la primeras Expedición Española a los Andes, que supuso el arranque internacional del montañismo español.

El artículo motivó la publicación en el número 5 de fecha 2 de Octubre del mismo año y en el mismo boletín CUMBRES de una “carta abierta a Daniel Esteve” bajo el título de REHABILITACIÓN e incluso otra del socio Constantino Callado, que no llegó a publicarse según la redacción del boletín por referirse en los mismos términos. El artículo de Miralles discrepa del de Daniel en algunos aspectos físicos y Daniel le contestaría a Miralles en el número 6 de fecha 2 de Noviembre amistosamente y emplaza además al doctor Tortosa a que dé su opinión.

El tema central de discusión es que mientras Miralles defiende un tipo de marcha exigente y dura como entrenamiento para cotas más altas, Daniel se muestra partidario de la tecnificación y una actividad física controlada. Evidentemente un presidente de una sociedad debe cuidar sus proclamas que van dirigidas a socios de todas las edades y distintas condiciones físicas.

Miralles y Daniel estaban más cerca en sus planteamientos de lo que ellos mismos creían, un ejemplo de ello, fue que en el boletín de fecha 22 de Febrero de 1962, marcado con el número 9 de CUMBRES, en la sección de “PREGUNTAS Y RESPUESTAS” Tortosa aclara cuestiones de la mano de Miralles y éstas son cercanas a la prudencia médica, en la línea de Daniel Esteve y también se explaya en recomendar una serie de alimentos para un buen rendimiento en actividades exigentes.

Leer toda la secuencia de preocupación social en aquél CUMBRES es todo un lujo para el montañero ávido de conocer nuestra historia local.

 


Foto oficial publicada en el Anuario de la F.E.M. de 1961

 

Inauguración oficial del XX Campamento Internacional de Alta Montaña, en el comienzo de una majestuosa tormenta. Asistieron según datos de la F.E.M. 248 montañeros y se plantaron 108 tiendas, celebrado en las Granjas de Viadós del 30 de Julio al 6 de Agosto. Es todo un lujo poder leer en el anuario de la F.E.M. de ese año la inscripción en este campamento internacional de 3 socios del Centro Excursionista Eldense de Elda.


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Daniel Esteve
Primera salida a los Pirineos, 1958

El Centro Excursionista Eldense se constituye oficialmente en Junta General Extraordinaria número 1 de 8-12-58.

Es autorizado oficialmente por el Gobierno Civil y la Federación Española de Montañismo en 9-9-58.

Treinta años después he querido traer a colación, como anecdotario del Centro, unos retazos del diario de aquella inolvidable excursión, para que la generación actual pueda comparar con su técnica y preparación y sonría de aquellos pioneros llenos de ilusión, de posibilidades sin explorar y también de fantasía (que no es sólo exclusiva de los cazadores), pero que en definitiva fue tiempo que trajo este otro, meditado, consciente y técnico.

Cuando se realizó la excursión que comentamos pertenecíamos como Delegación al Centro Excursionista de Alcoy, toda vez que estaba en tramitación nuestra legalización.

Fechas 17 al 31 de Julio de 1958
Componentes de la expedición: Óscar Santo González, Maria Elena Santos, Juan Miralles Esteve, Francisco Prats Beltrán, Daniel Esteve Poveda, Pascual Navarro Brotóns, Antonio Vera Blasco, Antonio Vera Cantó, Sócrates de la Encarnación García, Marcelino Pérez González, Luís Pastor Marhuenda, José Navarro Bonete, Diego Muñoz Solera, Elías Vera Moreno, Rafael Vercher Carratalá y Jaime Serra (del Centro Excursionista de Alicante). Total 16.

Itinerario a Seguir: La vía que hemos de seguir es hasta Pobla de Segur, en tren, a Espot, en autocar, y desde allí a pie, dando comienzo la excursión. El Objeto esencial de la misma es en realidad la travesía de los valles de Escritá, Monastero, San Nicolau, con campamento de dos días en los refugios de José Maria Blanc (Lago Negro), Ermita del Lago de San Mauricio y Lago Llebreta, hasta Caldas de Bohí, con ascensiones a los picos más importantes de la región.

Equipo.- Prendas: Impermeable, saco de dormir o manta, botas, zapatillas, calcetines (dos pares), pantalón de paño, ídem de deporte, ídem largo, camisa, jersey de abrigo, pasamontañas o gorra, toalla, útiles de aseo, plato, vaso, cantimplora, jabón linterna y bastón.

Alimentación: Aceite, medio litro. Nescafé, 10 tubos de tres raciones cada uno. Leche condensada, dos botes. Azúcar en terrones, medio kilo. Dulce de membrillo, 10 pastillas. Galletas saladas, 2.500 Kg. Mantequilla, 1 Kg. Almendra pelada, 1 Kg. Chocolate, 3 pastillas. Atún o salmón, 2 latas medianas. Tomate, 2 botes, 1 Kg. Tocino, 1 Kg. Sal 250 gramos. Glucodulco, 1 bote. Litines, una caja. Huevos, 10. Estas tres últimas cosas en peso de 1 Kg. Arroz, 1 Kg. Fideos, 1 paquete. Ajos. Total, 15 Kg. Por persona.

Comida: Desayuno: Café con leche, galletas y mantequilla y dulce de membrillo o chocolate. Comida: Sopa con tocino, arroz o pasta, galletas con conservas, higos y almendras, café. Cena: Sopa con tocino, arroz o pasta, galletas con conservas, dulce, queso, café.


De madrugada, un camión de Transportes Navarro nos lleva a La Encina. El trayecto recuerda aquellos viajes en guerra, sentados en el fondo del camión, rodeados de mochilas, parece un traslado militar, hasta las bromas tienen cierto regusto a milicia.

El “Sevillano” trae retraso. Estropeamos el estomago con el café de la cantina y almorzamos. El foco es Rafael Vercher, que, como quien no quiere, se come un conejo frito… a fuerza de pan.

Viajamos en pasillo y plataformas, mezclados con las mochilas. Hay suerte en los trasbordos de Valencia y Tarragona; Hacemos noche en Lérida de donde en tren salimos para Pobla de Segur.

Se ven gente que marcha de excursión; son corrientes en Cataluña estas salidas domingueras. Los trenes hacia las montañas se llenan. Familias cargadas de cestas, cañas de pescar; grupos de jóvenes con prendas dispares, colorines, sombreros y gorras raras, y una “colla” de amigos que hicieron gamberradas a placer en contraposición al lema que en pancarta exhibían de “bisca la tranquilitat”. Empieza la montaña, barrancos, riachuelos, cascadas. El tren parece de cercanías en domingo: animación, bullicio, risas y canciones. La gente desciende y ocupa los ensanches del río, embalses, pantano, en la verde pradera. A partir de Tremp quedamos nosotros y otros pocos viajeros que por su atuendo buscan la alta montaña.

A la Guingueta llegamos en coche de línea y en taxi a Espot, que, por cierto, ha de hacer maniobra en las curvas, muy cerradas, pinas y estrechas.

Espot, unos 300 habitantes. Montamos campamento en la explanada frente al Ayuntamiento. El alcalde nos da toda clase de facilidades; es el dueño del hotel, delegado de Turismo, del Centro Excursionista de Cataluña, campeón de esquí. La única tienda no es del alcalde. El banderín ondea en el campamento.

Tres mulos transportan las mochilas al Lago Tort, refugio de José Mª Blanc, tres horas de marcha y un desnivel de casi mil metros. Empezamos a comprender que las mochilas son pesadas (30 Kg.) y que la comida preparada no ha tenido la experiencia necesaria para la alta montaña. Hemos de ver más.

El paisaje es precioso, el camino ofrece rampas violentas, a veces seguimos senderos.

 


En el Lago San Mauricio

 

Un numeroso grupo de catalanes, del Centro Excursionista de Cataluña, ocupa en parte el lugar, y pese a que hay sitio sobrado surgen polémicas. El guarda de la ENHER (compañía eléctrica) nos facilita un barracón, sucio, destartalado, con literas, y pronto queda todo ordenado y limpio, hasta adornado con flores a cargo de Elenita.

El lugar es encantador; desde esta altura se divisa el lago Tort unido al Trullo; el refugio y el campamento catalán multicolor, lo embellecen más. Las montañas que rodean el lugar, peladas, con aristas y puntas violentas, impresionantes, de difícil escalada, todo pelado. El Estany Negre (2.430 metros de altitud), lago de 90 metros de profundidad, pequeño mar rodeado de un circo elevado de montañas, que se comunica con el Tort y el Trullo. Nieve en las alturas, desértico, árido y salvaje lugar.

A dos días de nuestra salida acusamos la altura: mente embotada, pulso acelerado, dejadez. Dedicamos el día a la aclimatación, organización y paseos por alrededores: Estany Negre, Escondido, Lago de las Vacas, admirar el circo de montañas, del que destaca el Peguera (2.988 metros).

El día 20 un grupo de cuatro montañeros asciende al Peguera.

Cuatro catalanes acampan junto a nosotros y por la noche nos acompañan en el fuego de campamento; se canta, se recita, se toca la armónica y pasamos una agradable velada. Los catalanes (dos matrimonios) forman un coro armonioso y son amenas sus sardanas; nosotros desentonamos, pero nos alegra cantar cosas nuestras.

Se acuerda estar un día más con el fin de completar la aclimatación y que los víveres disminuyan y con ello el exagerado peso de la mochila.

Vamos cargados con exageración y de cosas inútiles, lo comprendemos tarde (hay quien aporta una cama plegable), que contribuyen a hacer desagradable este paisaje precioso, la marcha constituye un martirio y no un placer. Terminamos regalándosela al guarda, que llenó dos grandes capazos y por tiempo recordará nuestra expedición.

Rafael Vercher, acostumbrado a lanzarse a la balsa de Caprala en pleno invierno, sin pensarlo, quiere hacerlo aquí y sale del pabellón, airoso y feliz, corre y se lanza al Estany; su salida fue de cámara cinematográfica de retroceso y sus aspavientos de risa.

Exploramos la ruta de salida hacia el Lago de San Mauricio, por el coll del Peguera, pero desistimos y se decide volver a Espot.

El día es bueno y decido con Serra ascender al Peguera. La subida es muy repentina, llegamos al helero de la derecha, masa de hielo azulado, dura, con ligera capa de nieve, que bordeamos; el terreno se hace más inclinado, aumentan las piedras, complicado caminar; se llega a una primera rampa que se inicia como una escalera; hay huecos para colocar el pie, hay salientes donde agarrarse y bien patentes las señales que indican la ascensión. Como quien no quiere nos vamos elevando, y con ello la aventura toma carácter de riesgo, al menos para el que no tiene propósito de escalar. Serra es experto montañero, con experiencia y ascensiones, va delante, tantea el terreno con prudencia, no cambia el paso sin asegurar bien la colocación del pie; no obstante, se le desprende una piedra; doy un tropezón que me da escalofríos, pero seguimos; pasada esta primera rampa encontramos otros terrenos con escaso desnivel hasta una segunda rampa más violenta. La ascensión es peor y empiezo a notar temor, que comparo con principio de vértigo. Serra me anima, pues la cumbre está cerca. El paisaje es incomparable: al fondo, los lagos Tort, Trullo, Negre, de las Vacas, Escondido, Peguera, etc. Por la derecha, una hendidura árida, profunda, pedregosa, calcinada, estrecha, rodeada de altos picachos retorcidos, puntiagudos, es como si la naturaleza se quejara en horrible llanto, llena de dolor y de angustia. En las cumbres, en los rincones, nieve. Estamos a 2.984 metros (faltan cuatro para la cima), lo que queda es una pirámide de roca lisa, con hendiduras y rocas sueltas, por donde hay que trepar para alcanzarlas. La mirada al fondo, la presencia de la altura, lo estrecho, puntiagudo y quebrado del lugar aumentan mi temor e insisto en dejarlo. Aun subimos algo. Buscamos la bajada por otro lado que parece más accesible, aunque desconocemos, juegan mucho los brazos y a pulso en ocasiones. Llegamos al helero de la izquierda, que forma como una media luna a lo largo de la pared lisa que cae casi en vertical. Serra hunde el tacón de su bota en la nieve, pronto se encuentra el hielo, la hendidura es pequeña y piensa que hacer escalera podría ser peligroso y abandona la idea. Iniciamos el paso del helero por encima, aprovechando las grietas, salientes y hendiduras de la pared; la ruta es larga (quizá unos cien metros), es difícil, al menos me lo parece; hay momentos en que te encuentras con los pies en el vació, sin apoyo y sostenido por los brazos, que juegan un buen papel. Viendo bajo nosotros la nieve del helero, paso contento y confiado, pensando que una caída sería blanda, ¡que equivocado! El paso dura bastante y en una ocasión estuve a punto de saltar sobre el hielo al fallarme un pie. Entre la masa de hielo del helero y la roca hay una hendidura profunda por la que cabe una persona, y todo ello a lo largo del helero. Salimos de la situación y es cuándo Serra indica que aquel paso ha sido más difícil y peligroso que los cuatro metros que nos quedaron a la cumbre. Una caída, dado el hielo y la verticalidad, se hubiera convertido en un descenso veloz contra las rocas amontonadas al final del helero. Entonces me entra pánico y hago propósito de no tener más experiencias.

Pascual Navarro, con otros, ha subido a la Cresta del Avión (en 1943 se estrelló un caza alemán), traen resto del avión. Ascienden a dos picos más.

Descendemos a Espot al desistir de la travesía al Lago San Mauricio por el Coll del Peguera.

Al día siguiente 21-7-58, con Pascual Navarro, Juan Miralles y Serra, a las 7 de la mañana y lloviznando, emprendemos la marcha hacia el Lago de San Mauricio, El valle se va estrechando, sólo el camino y el río.

Cogiendo fresas, admirando el paisaje y sacando fotos, llegamos a la ermita y luego subimos al cuartel con ánimo de alojarnos en él. El teniente no accedió, pues la expedición nuestra era superior al destacamento. Acampamos en la ermita.

Excursiones alrededor del lago y Estany Ratera. Unas truchas asadas con mantequilla, sobre pizarrita, tan buenas como el paisaje, amenizan la cena.

 


El grupo en la ermita

 

La salida hacia Aigües Tortes, está programada a las 6 de la mañana, pero son cerca de las 11 cuando el grupo se reúne; partimos hacia el Portarró de Espot (2.483 metros). La mañana es fría y nublada. Es la etapa reina. El paisaje a medida que nos elevamos es impresionante y maravilloso. La marcha es dura y comprobamos que el éxito está en acompasar el paso a la respiración y regularizado éste se puede marchar sin descanso. Hay un desnivel de unos 800 metros; excesivamente cargados, pronto el grupo se rompe.

 


Daniel en el Lago Tort

 

Descendemos al Estany Llong, donde nos aguardan José Navarro, Rafael Vercher y Jaime Serra; comemos y esperamos al resto del grupo. Han sido tres horas de marcha.

Acampamos en Aigües Tortes junto a la Capilla y un campamento de montañeros de Tarrasa. Cerca se trabaja en la construcción de una presa. Ruidos, explosiones de barrenos, movimiento de gente, excursionistas, turban la paz, pero no nuestra alegría. Pascual Navarro y Rafael Vercher nos sorprenden con una estupenda gachamiga.

Es el día de Santiago. Por la tarde montamos un nuevo campamento en el lago Llebreta (1.687 metros y 7 metros de profundidad), donde abundan las truchas y también los pescadores. Las miríadas de mosquitos nos distraen de la belleza del lugar. Llueve.

Nos trasladamos a Caldas de Bohí, huyendo de los mosquitos, y frente al balneario, en una extensa pradera, se levanta el campamento.

El tiempo está amenazador: en el lago Cavaller trabajan en la presa. En la cantina comemos, agregamos dos kilos de truchas que resultarían a 47 pesetas el kilo y salimos por 75 pesetas el cubierto.

El día 27, a las 3 de la mañana, sale la expedición hacia el Biciberri, compuesta por Jaime Serra, Pascual Navarro, Francisco Prat, Juan Miralles, Diego Moreno, Antonio Vera Blasco y Sócrates de la Encarnación García.

Por la tarde y por el Pla de la Cabaña salimos a recibir a los expedicionarios, que vienen cansados pero satisfechos y “armados montañeros” en la cumbre del Biciberri por Serra (que ya había ascendido a más de 3.000 metros) y dando el “espaldarazo” con el banderín del Centro, que orgullosos enarbolaban.

Componentes de la primera salida a los Pirineos
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De izquierda a derecha: Diego Moreno,
Pascual Navarro, Daniel Esteve, Jaime Serra,
Antonio Vera, Francisco Prats, Luís Pastor,
Elías Vera Cantó, Marcelino Pérez,
Sócrates de la Encarnación, Elena Santos,
Oscar Santos, Juan Miralles,
José Navarro y Rafael Vercher

 

En la explanada, junto al balneario, esperando el autocar que nos llevará a Pobla de Segur, se fotografía el grupo que hoy queda para la historia del Centro.

Daniel Esteve 15-2-89

 

Comentario de Juan M. Maestre

El artículo es un resumen del diario de Daniel, sobre aquella primera experiencia pirenaica del montañismo eldense, que se publicó en el número 3 del Boletín del Centro Excursionista Eldense, correspondiente a Marzo-Abril de 1989, con el título “Datos para la historia del Centro Excursionista Eldense”.

Bajo el mismo genérico título escribió Daniel diversos artículos sobre acontecimientos pasados, con el claro objetivo de ir recomponiendo la historia de la sociedad, cosa que hizo definitivamente diez años después, en 1999 con la publicación de su libro “Memorias de un presidente 1956-1981”.

Leyendo sobre aquella pionera expedición montañera, sobresale la inmadurez del montañismo eldense que allí fue descubriendo no sólo paisajes si no también aspectos técnicos y de organización que hasta entonces sólo habían sido teóricos. El descubrimiento de la alta montaña significó para el Centro el primer paso dado, desde el excursionismo al montañismo. A mi juicio aquella experiencia fue más importante de lo que muchos piensan para el futuro de la sociedad, sobre todo porque ese conocimiento fue adquirido por algunos que años después serían sus propios dirigentes.

Sobresale en este relato la profusión de detalles en la ascensión al pico del Peguera y la decisión de Daniel de no volver a colocarse en situación tan peligrosa en el futuro, como así debió ser, ya que esta ascensión aquí narrada la ha recordado Daniel en varias de las entrevistas que le han hecho a lo largo de su vida y me quedo, entre otras ricas descripciones, con la que hace de ese accidente temporal que divide el helero de la roca, conocido por “Rimaya” cuya palabra ellos sin duda desconocían entonces.

Juan M. Maestre


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Daniel Esteve
Segunda salida a los Pirineos, 1959

Se realiza en la segunda quincena del mes de julio de 1959.

Son componentes del grupo de izquierda a dercha: Oscar Santos González, Elenita Santos Poveda, Miguel Pérez Beltrán, Josefina Villaplana Vera, Daniel Esteve Poveda, Francisco González “Villena”, Dionisio Sirvent Bernabé, Julián Torregrosa Navarro, Amparo Rico, Manuel Díaz Cuenca, Bienvenida Sánchez, Rafael Vercher, Pascual Navarro Brotóns, Virtudes Mauro, Helios Payá, Diego Muñoz Solera, su novia (hoy su mujer) y su cuñada.

Componentes de la segunda salida a los Pirineos
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El itinerario estuvo marcado por Oscar Santos, que conocía la zona por su estancia durante la contienda civil destinado en el Estado Mayor republicano; fue éste: Espot, Lago de San Mauricio, Círculo de Colomés, por el Portarró del Ratera a Tredós, Salardu, Viella, Las Bordas y Artiga de Lin. Además, y fuera de programa, se realizó una salida a Lourdes.

El equipo de cocina lo formaron: Julián, Rafael Vercher, “Villena” y Dionisio. Diariamente se nombraba un equipo de limpieza.

Otros datos curiosos: Las botas engrasadas de Miguel Pérez fueron la atracción, encanto y manía persecutoria de un perro en la estación de La Encina.

A la llegada a Espot nos sorprende, agradablemente, una carta de bienvenida de nuestro presidente Prats.

En el refugio del Lago Mayor, en el Círculo de Colomés, se le queman a Julián las botas.

En el fuego de campamento levantado en el Hospital de Artiga de Lin (hoy desaparecido bajo la construcción de la pista o carretera), Oscar Santos, gracias a que no calzaba un 44, nos dejó a media cena.


Paisaje pirenaico en la Artiga de Lin

Por Pascual Navarro se filmó una película de la excursión que trajo, meses después, desagradables consecuencias.

Pascual Navarro, Helios y Elías Vera, sin cuerdas, ascendieron al Encantat Mayor.

Dionisio “paseó” casi toda la travesía, una bolsa de patatas que luego hubo de tirar.

Fue una excursión algo informal, poco técnica al decir de hoy, pero muy agradable e irrepetible.

Daniel Esteve
Julio de 1989


Comentario de Juan M. Maestre

Excesivamente breve, el artículo publicado en el boletín informativo número 5 del Centro Excursionista Eldense de Julio-Agosto de 1.989 es más una relación de hechos y anécdotas que cumplían la doble función de recordar esta salida al pirineo a los socios, al tiempo que, Daniel iba poniendo al día sus notas para el libro que en aquellos momentos estaba escribiendo.
Aquella segunda salida tuvo la particularidad de contar mayoritariamente con la participación de parejas de novios o matrimonios, fruto sin duda del mayor conocimiento que los montañeros tenían del Pirineo, en esta que fue su segunda excursión a las características montañas.
Al igual que ocurre con la salida del año anterior, existe un diario pormenorizado de este viaje.
Existe igualmente un diario escrito por Daniel sobre esta excursión, que cubre con todo detalle los acontecimientos de esta excursión.

Juan M. Maestre

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Daniel Esteve

Trofeo “Delgado Úbeda”

Máximo galardón otorgado por la F.E.M., en memoria del primer presidente de Montaña, que pocas veces se ha conseguido, y quizá uno de los primeros es el otorgado a nuestro Centro Excursionista por la labor desarrollada en Pro del Deporte con la creación de la C. Deportiva y el Parque de Montaña.
Para la concesión de estos premios se exige una serie de requisitos e inspección por parte del propio Presidente de la F.E.M., y a tal fin recuerdo que con ocasión de una Marcha Regional de Veteranos que organizamos, en la que se visitó Rabosa y la Ciudad Deportiva, a la que asistieron seis miembros de la F.E.M. y su presidente Sr. Odriozola, en la que se impuso medalla de bronce a Pedro Díaz y a su “lazarillo” Genaro Vera, celebrándose una comida en la Ciudad Deportiva (en el pasillo bajo la piscina olímpica) a todos los participantes de la marcha, y que dio como resultado la concesión del TROFEO DELGADO UBEDA, trofeo que representa El Torreón de los Galayos de la Sierra de Gredos, que nos fue entregado el día 21 de Abril de 1.974 en Rabosa con ocasión del XVI Campamento Regional de Montaña, por José Forasté, Vocal de Refugios de la F.E.M. por ausencia de Odriozola que asistía a una reunión de la U.I.A. en Checoslovaquia, asistiendo Soler y Cases, Presidente y Vicepresidente respectivamente de F.V.M.
Al acto de entrega asistieron: El Alcalde de Elda, Sr. Porta, Presidente de la Cruz Roja, Sr. Alarcón, Sr., Campano en representación de la Dirección de Correos, que afirmó que el matasellos y estafeta concedida era el primero a una actividad nacional de montaña. Se montaron 138 tiendas con 700 acampadores de 22 Centros de la Región. En el fuego de Campamento actuó la masa Coral del Centro bajo la dirección del Sr. Ballester que interpretó, por primera vez, el Himno del Centro.

Asimismo ofició una misa el Cura Párroco de la Iglesia de San Bartolomé de Petrel. Montó servicio sanitario el Dr. Juan Mª Calvo. El campamento fue un rotundo éxito gracias al trabajo y colaboración del equipo para ello designado.

Nuestro galardón TROFEO DELGADO UBEDA, el que podemos considerar como el “OSCAR” de la montaña, pocas veces concedido, preside, en lugar preeminente, en la Ciudad Deportiva, para símbolo y orgullo de todos nosotros.

Es el máximo de los muchos concedidos a nuestro Centro.

Daniel Esteve


Comentario de Juan M. Maestre

Sólo se me ocurre un comentario crítico, no por la concesión del trofeo, que me parece oportuno, no obstante el Centro Excursionista Eldense, se había convertido en la entidad excursionista de más socios en toda España y por lo tanto en la Federación Española de Montañismo a la que está adscrita. Nadie puede poner en duda que el artífice de este merecimiento fue el presidente de la entidad, Daniel Esteve, por la ingente obra realizada.
Mi crítica se centra más en la participación del orfeón en el fuego de campamento, ya que, el mismo CEE que había marcado años antes la ruptura con la parafernalia excursionista en estas actividades, Ver artículo “Sencillez y Deportividad”, en el campamento que aquí menciona, a mi juicio “se pasó”, olvidándose de sus propias argumentaciones, pues llevar a un orfeón a cantar a la montaña, es mucho más que arrinconar a los montañeros. ¿Quién se atrevería a cantar detrás del orfeón? Es evidente que gracias a la comodidad de Rabosa, el CEE ha venido rebajando el techo de sus antiguos ideales, arrastrado tal vez, por unos tiempos donde prima la comodidad. Lamentablemente hay muchos otros ejemplos por todas partes.

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Daniel Esteve

R.I.P. – A un bello paraje

Publicado en el Boletín del C.E.E. número 7 de Noviembre-Diciembre 1.989

Paseando por Rasos de Catí y Calafate, comprobé gran número de pinos marcados sin duda para su tala. Posteriormente leí en prensa la tala de varios millares y posterior repoblación con pimpollos así como la autorización del ICONA para tal menester.

Me recuerda lo que oí comentar a mis mayores: Los Chaparrales del Cid, a principios de siglo tenía abundante arboleda de encinas y carrascas. Hubo alguien que solicitó talar aquellas carrascas y se comprometió a repoblar de eucaliptos. Aquel taló pero estos no se plantaron. Si se le hubiera exigido una fuerte fianza otra cosa hubiera sido. Conozco otro caso en el que se autorizan 300 pinos y se cortaron más de 1.000. Pero lo triste es que en una zona tan escasa en bosque, con intensa erosión, pertinaz sequía y lentísimo crecimiento, se autorice semejante tala.

No dudo que las entidades montañeras, los grupos ecologistas y todo amante de la naturaleza, formulará su protesta a tal agresión a nuestro entorno.

Daniel Esteve

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Daniel Esteve
Agradable sorpresa

Publicado en el Boletín del C.E.E. número 9 de Marzo-Abril de 1.990

Hace semanas me encontré con el sinsabor, tristeza y disgusto de la tala de pinos en el Calafate, de las que nuestras venideras generaciones lamentarán y nos acusarán, lógicamente por no haber sabido defender.

Sin embargo en domingo 4 de Marzo actual nos llevamos la agradable sorpresa, del hallazgo de un bello, clásico y típico rincón de nuestra zona rústica, delicada y amorosamente arreglado, conservado y cuidado: EL POCICO ALONSO.

Es una zona abandonada, erosionada, desértica; en un tranquilo rincón, un pobre nacimiento (Pocico Alonso) bellamente cubierto con cúpula de rocas enjalbegadas, blanquísima, limpia, transparente y fresca agua; aledaños limpios, cuidados, plantados de geranios, enredaderas; adecuado y limpio lugar para el aseado comedor rústico, mesa y asientos de piedra. Verdadero oasis en tan desierto páramo.

Aún quedan personas amantes de los lugares tradicionales que con su sacrificio, gusto y sobre todo amor, saben cuidar y gozar de ellos.

Para mí y supongo para cualquier amante de la naturaleza, esto ha de llenar su espíritu como la más bella de las poesías, y si el Centro como acredita, digna y ejemplar Sociedad ampara en su seno a todo amante de la montaña, del deporte y de la cultura, igual que premia a un ganador de un concurso de cumbres, marchas, o primeros en deportes, o ejemplares en la cultura, no debe olvidar al grupo (no sé quién o quienes lo forman) que han sido capaces, con auténtico amor a la montaña y a la tradición “escribir” esta bella página del “Pocico Alonso”.

Daniel Esteve
5-3-90

Comentario de Juan M. Maestre  
El artículo de Daniel, es una prueba más de su sensibilidad y amor a la naturaleza. Su trabajo llamó la atención de los redactores del boletín (J.A. Saiz, Daniel Tercero y Andrés Molina) y en el siguiente número correspondiente a Mayo-Junio podemos ver un corto artículo firmado por ellos que reproduzco:

FELICITACIONES

-En el pasado boletín, el artículo escrito por D. Daniel Esteve Poveda, y que se tituló “Agradable Sorpresa”, nos indicaba que había un grupo de personas amantes de la naturaleza y que no conocía sus nombres ni quien eran, los que con su esfuerzo habían arreglado el paraje denominado “Pocico Alonso”.
Los redactores de este Boletín hemos querido indagar los nombres de estas personas para hacer público nuestro agradecimiento, ya que como bien dice D. Daniel Esteve, el C.E.E. premia las actitudes de las personas que, como estas altruistamente, se dedican al bien de los demás.
Sr. Manuel Martínez Idáñez, Sr. Manuel Oriente Vera, socio C.E.E., Sr. Antonio Martínez Cánovas, Sr. Joaquín Oriente, Sr. Eulogio, Sr. Sebastián Guillén Muñoz, socio C.E.E., Sr. Francisco Olaya, y por último queremos destacar al Sr. Rafael más conocido por CHIMICO que a sus 73 años nos da un ejemplo de amor a la naturaleza y en general a todos nosotros.

 

LES DAMOS LAS MAS SINCERAS FELICITACIONES A TODOS
Y LES PEDIMOS QUE SIGAN CON ESTA LABOR TAN MERITORIA
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Daniel Esteve

Competición en montaña

Publicado en el Boletín del C.E.E. número 9 de Marzo-Abril 1.990


Es norma en montaña acoplar el paso al del más débil y por ello aconsejable que éste encabece la marcha.

La Federación Nacional de Montaña tenía por norma rechazar cualquier actividad que supusiera competición. En montaña no se admite la competición.

Fue motivo de polémica pero siempre prevaleció el espíritu de la no competición. En toda norma de actividades montañeras no aparecía nada competitivo. No era posible.

De poco tiempo acá se están dando competiciones. Inició la cuestión Escalada, con la organización de concurso de velocidad en toda clase de Vías, a nivel regional y nacional, incluso con asistencia de público, constituyendo un impresionante espectáculo con mucho de circense.

Ahora aparecen Marchas competitivas y nuestro Centro desarrolló una los pasados días 17 y 18 de Marzo, de 100 Kms. En dos etapas con premios en metálico a los primeros equipos clasificados, vencedores por realizarlos en menos tiempo.

Supongo que pronto aparecerá otra competición: ascensión a las cumbres en menos tiempo posible e incluso, supongo, se establecerá tiempos como en cualquier competición olímpica, con primeros locales, regionales, nacionales, etc.

Como montañero rechazo la idea y abro parlamento para discutir pública y deportivamente la cuestión. No la estimo adecuada deportiva ni científicamente.

Reconozco que hay montañeros con facultades excepcionales, capaces y sobrados incluso, a su practica, pero otros creo que no, pero que arrastrados por su afición, su prurito montañero, su voluntad, acudirán a ellas y podría serles fatal.

Recuerdo que en los principios del Centro se dio algo parecido. Se trataba de hacer siete cumbres en una jornada, y recuerdo que un chico le costó varios años de reposo y no volví a verlo por la montaña. Todos no tienen las mismas facultades y en nuestro deporte no es bueno llegar al agotamiento.

Fue motivo de diálogo, de discusión, como podéis encontrar en los números que de nuestro boletín CUMBRES SE PUBLICARON. Juan Miralles, excepcional marchador, defendía su tesis de que se podía y debía realizar esta clase de marchas, que durante algún tiempo se practicaron. Le contradecía, reconociendo que ciertos deportistas podían realizarlas, pero otros, arrastrados por aquellos, no debían; o que en todo caso se sometieran a un reconocimiento médico previo. Intervino incluso en la polémica el Dr. Tortosa, uno de nuestros primero socios y siempre buen amante de nuestro Centro (me remito a los números 3,5,6,8 y 9 de Cumbres). El Dr. Tortosa decía:
Pregunta: ¿Seria necesario un reconocimiento previo, a los que van a realizar esta marcha?
Respuesta: Sí, lo estimo y creo necesario, aunque sea muy sencillo. Por lo menos tomar la tensión, auscultar pulmón y corazón, y tiempo de recuperación, quizá con un poco más de detalle pesar y medir, y con ventilación pulmonar, capacidad vital que reconoce por un procedimiento muy sencillo.

El hecho de salir todos los domingos de excursión a la montaña realizando algunos de ellos marchas de algunas horas de duración no justifica el que todos estén sanos, pues se pueden padecer pequeñas alteraciones orgánicas que no se hayan manifestado por estar compensados y no exigir gran esfuerzo físico, pero que en una marcha de esta categoría se podría descompensar y poner de manifiesto.

Repito, sí es necesario, y además hacerlo en forma de una pequeña ficha médica personal en la que se anotarían por lo menos una vez al año los resultados de estos reconocimientos, marcando al interesado una pauta de si se hacen progresos físicos o no, de si estos no lo han conseguido por no estar bien orientados o por haber sufrido alguna alteración orgánica en este tiempo, etc.

Agregaba en su exposición una dieta adecuada.

Repito que hay montañeros excepcionales (como en aquel entonces era Juan Miralles) como Pascual Soler de Petrer, como nuestro querido Manuel Martínez Lledó y su equipo de “Largos Recorridos” pero estos son fuera de serie. En su marcha Elda-Sevilla, adelantaron el programa en un día con alguna jornada de 100 Kms., pero son casos excepcionales que no pueden servir de norma.

No me parece mal que aquellos superdotados, con una clasificación adecuada médico-deportiva, realicen proezas que a todos nos dejen atónitos. Supongo que el Centro les reconocerá sus méritos y les colocará en el sitio de honor correspondiente, peo los que no alcancen la cota que no lo intenten, y si lo hacen, siguiendo las Normas deportivas que el Centro, o la sección establezca, que piensen los responsables que lo serán de cualquier perjuicio que se pueda ocasionar por no tomar las medidas pertinentes: Reconocimiento médico, preparación, etc.

Supongo que esto inducirá a la polémica, a crítica y esto no es malo; así le daremos más vida e interés al Boletín del Centro, tan dignamente regido por su equipo editor.

Daniel Esteve

 

Comentario de Juan M. Maestre

La antigua polémica con Juan Miralles que Daniel menciona se cita en el artículo “Alta Montaña” más ampliamente. Al igual que entonces, a la publicación de este articulo, le contestó Manuel Martínez Lledó en el mismo Boletín número 13 de Noviembre-Diciembre de 1.990, en el que dice que no quiere criticar a Daniel, pero da su punto de vista contrario. El individuo en cuestión, que ha sido durante demasiados años Vice-Presidente de la Sección de Montaña del C.E.E. piensa que es bueno el cambio producido en el Montañismo, claro que la única vez que fue al Aconcagua como Jefe de una expedición (nada menos), se volvió sin pasar del campo I, el mismo día, que quiso saber lo que de verdad era ser un montañero. Pensaba el hombre que hacer 100 kilómetros en un día, criticar con ametralladora a todo el mundo, o ejercer de pinta montes a sueldo, ya era ser montañero. El error le ocurre a muchos ya sea en carrera, o en competición. Pero como él dice a Daniel, yo tampoco quiero que se moleste, sólo doy mi opinión.

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Daniel Esteve

Jubilación en Montaña

Publicado en el número 19 del Boletín del C.E.E. de Noviembre-Diciembre de 1.991


Siempre digo, en broma o en serio, que soy de profesión montañero, aficionado a la procuraduría.

Toda profesión, si llegas, tiene una jubilación, bien obligada o voluntaria. En mi caso, al cumplir 65 años limité mis ascensiones a los mil metros, me dediqué a realizar travesías y paseos por la media montaña, que encontré muy interesante y llena de sorpresas agradables e instructivas, que pasaron desapercibidas en el afán de coronar cumbres.

Pues bien, he tenido oportunidad de encontrar jubilación ante escenario único, cargado de historia y religiosidad: la cumbre del Sinaí, montaña sagrada, lugar santo.

Catorce de Octubre de 1.991. Son la una y media de la madrugada cuando nos llama el guía, y las dos cuando emprendemos la marcha por un sendero bien marcado que parte del Monasterio de Santa Catalina, regentado por monjes cristianos ortodoxos.

Estamos en la península del Sinaí, Desierto del Sinaí, escenario de guerras entre israelitas, palestinos y egipcios; a él se llega desde El Cairo a través del Canal de Suez y Mar Rojo. Desierto impresionante, y en su zona central el macizo árido, seco, de difícil acceso, del Sinaí, del que emerge su cumbre de 2.632 metros de altitud; zona con escasa agua, apenas con tierra de cultivo (algún pequeño oasis), por la que deambulan pocos y errantes beduinos.

Por este desierto condujo Moisés a los israelitas, pueblo de Dios, camino de la Tierra de Promisión, y por él anduvo durante cuarenta años.

 

 

Al pie del monte Sinaí tuvo lugar el encuentro de Moisés con el Ángel de Dios “quien se le apareció en medio de una zarza que ardía sin consumirse… y le llamó la voz del Señor desde la zarza diciéndole… Moisés, Moisés, descálzate pues este lugar que pisas es sagrado… Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Éxodo 3,1-6). Así, el seco e infructuoso desierto del Sinaí se convirtió en un lugar sagrado para toda la humanidad. No existe en el mundo lugar tan pobre e insignificante que se haya convertido en tan sagrado y legendario.

Desde mediado el siglo III comenzó la vida monástica; anacoretas cristianos comenzaron a instalarse en el Sinaí, en sus laderas, en cuevas y refugios, dedicándose a duros ejercicios espirituales y corporales. Sufrieron persecuciones y matanzas, que lejos de diezmarlos fue aumentando su número extendiéndose su fama por el mundo antiguo. Una comunidad de ellos se estableció en el lugar de la “zarza ardiente”, en donde la emperatriz Elena mandó edificar un templo en el año 330 d.C. A partir del siglo IV se convirtió en lugar de peregrinación. La monja española, noble Eteria visitó el lugar entre el año 372-374, nos habla de una pequeña iglesia en la cumbre de Sinaí, otra en el lugar de la “zarza”. Fue el emperador Justiniano el que edifica un monasterio amurallado y fortificado, (557 de nuestra era), que se conserva, y se inicia un glorioso capítulo en la sagrada historia de Sinaí. Fueron protegidos por Mahoma tras la invasión árabe; por los cruzados, los turcos y el propio Napoleón puso el Monasterio bajo su protección.

Conserva una de las colecciones de iconos más importantes del mundo. Su biblioteca es importantísima, con más de 4.500 manuscritos, entre ellos estaba el Código Sinaítico, que contiene el texto griego de la Sagrada Escritura, que fue retenido por un zar ruso y más tarde (1.933) adquirido por el Museo Británico donde se encuentra. También más de 5.000 libros de comienzo de la imprenta.

La escasez de tierras les impide tener tumbas permanentes y cuentan con un osario donde amontonan los huesos y cumple la finalidad de servirles de meditación sobre la vida y la muerte, pensando en la vanidad de esta vida.

Adquirió gran divulgación y fama en Europa desde el traslado al Monasterio del cuerpo de Santa Catalina, noble e inteligente, sufrió el acoso del emperador Maximino que la martirizó y la decapitó.

En el siglo IV, Juan el Escolástico, o el de la Escalera, monje que vivía en una cueva y a quien se le debe “La Escalera del Camino Celeste”, cuyos 3.700 peldaños parten del Monasterio hasta la cumbre del Sinaí, en increíble, aéreo y peligroso trazado. Justiniano edificó un templo en la cumbre, que todavía se conserva.

Es noche oscura, brillan las estrellas y la marcha por el sendero ascendente es lenta, el suelo es irregular e incómodo, en un pequeño rincón unos cipreses y una pequeña ermita cuya blancura destaca en la noche; lugar donde esperaron los 70 ancianos nobles de la tribu de los hebreos la bajada de Moisés de la montaña. Desde aquí entroncamos con la Escalera que viene del Monasterio, siguiendo hasta la cumbre en subida lenta, estrecha, con precipicio lateral. He de confesar que la oscuridad, lo accidentado, vertical, peligroso y cansancio, tras casi tres horas de marcha sin descanso, me aconsejaron una retirada, si bien la ayuda y el fuerte brazo de Aziz, joven egipcio, yudoca, submarinista y guía, consiguieron la ascensión.

Todavía tardó en amanecer. A las 5,45 horas apareció en el horizonte el disco solar (el dios Amón-Ra de los egipcios) y pronto, disipadas las tinieblas, apareció ante nosotros un paisaje, bello, sobrecogedor, que colmó nuestros espíritus.

El pater Heliodoro, misionero del Zaire, miembro de la expedición (la formábamos sólo tres), ofició en un rincón, al abrigo de una temperatura muy fría, la Eucaristía, momento en el que me consideré jubilado de mis ascensiones montañeras y nunca pude elegir mejor marco, en la cumbre de la montaña Sagrada del Sinaí, a 2.632 metros de altitud, lugar desértico, en su cumbre, que toca el borde del cielo, donde se encontró Dios y el hombre: “Y bajó el Señor al Monte Sinaí en la cumbre de la montaña; y llamó el señor a Moisés (Éxodo 19,20)… y dio a Moisés dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios”. (Éxodo 31,18).

En aquel marco incomparable medité sobre mi vida deportiva, mi afición (mi profesión) montañera y no pude por menos que dar gracias al Señor por haberlo permitido; gozar de una esposa montañera, de una familia y amistades con la misma vocación; de una hermandad, sin distinciones, de un hacer algo por los demás. Fue muy hermosa mi jubilación montañera ascensionista, pues travesías y paseos por montaña será mientras el Señor quiera.

Daniel Esteve
Octubre de 1.991

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Daniel Esteve
Recuerdos


Retazos de una excursión a pie por las Rías Bajas
De Tuy a Finisterre – Julio de 1.960


Publicado en el Boletín del C.E.E. número 26 de Enero-Febrero de 1.9893


Componentes: Juan Miralles Esteve y esposa, Elías Vera, Daniel Esteve y Esposa

Tren Madrid-Vigo, autobús a Tuy. Tuy, cuna de la nobleza gallega, adormecida, veraniega-eclesiástica de Santiago. Buena temperatura que atestigua su cultivo de naranjos y limoneros. Primero fue su iglesia y luego el pueblo; almenada y maciza, románica, defensa frente a incursiones. Al frente, al otro lado del Miño, su vieja enemiga portuguesa, Valencia do Miño.

La Guardia en la desembocadura del Miño, al pie del monte Santa Tecla, cubierto de lujuriante vegetación, lugar de referencia para el navegante, bella perspectiva, valle suave, femenino, verdes prados, maizales.

 

 

Convivencia con pescadores y gente del pueblo. No hay turismo, ni lo conocen.

En Vigo estrenamos el Camping de la playa de Símil, frente a las islas Cies. Está de fiestas, asistimos al ballet de Antonio en marco natural incomparable.

Pontevedra, tranquila, que goza del tiempo en toda su magnitud, espiritual y de recio abolengo, reza la guía. Su parte vieja tiene aspecto medieval. Palacios, iglesias, cruceros de gran sabor gallego, en especial la Plaza de la Herrería, la Peregrina, soportales, fachadas de piedra, granito gallego, negruzco por la lluvia, lleno de moho y de hiedra. Iglesia de Santa María, plateresco gallego, que junto con el pórtico de la Gloría de Santiago, son genuina representación de este estilo, clásico y típico de la región: sobre la cúpula Jesús crucificado, la Virgen y la Magdalena de gran tamaño, debajo la Santísima Trinidad, y bajo, un grupo que representa el testamento de la Virgen, su cuerpo reposa en un lecho, la cabeza inclinada al expirar y en su mano un rollo de pergamino que entrega al Cuerpo Apostólico, los doce Apóstoles que la rodean; figuras de santos, evangelistas, llenan el resto. Siglo XVI. Fue construida con el producto de la venta de pescado donado.

Al amanecer del 18 de Julio, salimos hacía Sanjenjo. Pasamos por el Monasterio de San Salvador del Poyo, donde se venera a la Virgen Trahamunda, patrona de los emigrantes, de la saudade, de la morriña gallega. El canto de su coro en vísperas, tiene fama.

 

 

Cruzamos, paseamos y admiramos Cambarros, lugar de pintores y fotógrafos, célebre por sus cruceiros y hórreos, y marisco, sobre todo almejas.

Chancelos y Ranjó, y la moderna y bella playa de Sanjenjo. Playa desierta, la temperatura no invita al baño, sólo veraneantes tomando el sol. Porto novo, y la tremenda playa de la Lanzada, abierta al Atlántico, de mar muy movido, desértica e interminable que nos conduce a El Grove.

En la isla de La Toja, pasado el puente y cerca del hotel, junto a la ría montamos la tienda de campaña y durante dos días recorremos la isla, pescamos y nadamos.

 

 

Una motora, nos conduce a Cambados, a través de la Ría. Palacio o Pazo de Fefiñanes, en austera y bella plaza; ruinas de la iglesia de Santa Mariña Dozo, cementerio, y desde una altura, frente a la Ría, se divisa la puesta de sol, la más bella de Europa, al decir de Barbeitio. Es una fiesta de color, es una apoteosis.

Playa de Sinal y Villa garcía de Arosa. Travesía de la Ría de Arosa, en una motora, a Santa Eugenia de Riveira, con escala en la isla de Arosa. Coincidimos con Julián y Manolo, que con sus respectivas esposas, están recorriendo en moto las Rías Bajas.

Puebla del Caramiñal, patria chica de Valle-Inclán, naonato que nació en una travesía de la Ría de Arosa. Torre Bermúdez asignada a la familia de Valle-Inclán, si bien una vieja del lugar nos dice haber oído contar a su abuelo que no tiene casa natal y que Torre Bermúdez nada tiene que ver con aquella familia, de donde se deduce que aquella casa, única cosa de interés en la población le faltaba la persona y a Valle-Inclán le faltaba casa solariega.

Frente a nosotros los montes Brabanza que hemos de atravesar desde Boiro, camino de Noya. Es día de Santiago Apóstol, en la homilía, cosa curiosísima, el sacerdote lee una lista de fieles que han pedido permiso para trabajar en domingo, y que se les concede.

 

 

Acampamos en un prado y pronto nos encontramos rodeados de niños que asoman sus cabezas por entre los matorrales, más tarde aparece en escena el cura y el alcalde del lugar con quienes charlamos agradablemente, y tras su marcha invade el campamento vecinos y niños del lugar, éstos nos confesarían que tenían prohibido tomar nada, sobre todo caramelos, pues podían estar envenenados. Al atardecer visitamos la vecina aldea o poblado de Tallara y ya no nos podemos despegar a los niños a quienes invitamos. Los vecinos nos preguntan que vendemos.

Noya, bella y antigua ciudad, de donde partimos para Muros. Es Ría de Transición.

Cee, Corcubión y Finisterre y su faro Son Rías Altas. Pescadores de ballenas y recolectores de percebes con gran riesgo de sus vidas.

Fin de nuestra marcha.

Dieciocho días de excursión conviviendo con el amable pueblo gallego, pescadores y agricultores, asombrados de nuestro caminar, que creyeron vendíamos algo e íbamos de feria en feria.

Daniel Esteve

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Daniel Esteve
El camino de Santiago
Este artículo, por su extensión, fue publicado en seis números del Boletín del C.E.E., desde el número 13 de Noviembre-Diciembre de 1.990 hasta el número 19, de Noviembre-Diciembre de 1.991.

 

 

La importancia y trascendencia que el Camino de Santiago supuso para el desarrollo económico-social de la sociedad española, el movimiento cultural que la transformó profundamente, y la fe religiosa que la impregnó, y colocó en situación de una unidad religiosa y política, trampolín de grandes empresas de reconquista, sociales, artísticas, desgraciadamente, no es bien conocida.

De no haberse producido el “milagro”, o la invención, del Sepulcro de Santiago, otras consecuencias hubiera tenido nuestro país.

La Península Hispánica, situada en el Occidente de Europa, alejada de rutas e influencias culturales, posiblemente hubiera quedado aislada del desarrollo europeo. Y de la península, Galicia, más occidental, la más alejada, frente a un mar tenebroso, fin del mundo (Finisterre – Fin de la tierra), frente a la duda, el misterio, los abismos insoldables; la costa de la muerte. Lenta y difícil hubiera sido nuestra incorporación a Europa.

Pero he aquí que el milagro del hallazgo del Sepulcro de Santiago trastoca las cosas y se inicia, y mantiene, a lo largo de siglos una corriente vivificadora, que trataremos de desarrollar. El abandono, y casi desaparición del Camino de Santiago, contribuiría, con el alejamiento de esta corriente influenciadora, al alejamiento de nuestro país del resto de Europa, y en parte al atraso en el desarrollo y “puesta a punto” del mismo en el concierto europeo.

Destacada la importancia del Camino de Santiago, simbolismo y ruta seguida por millones de peregrinos que de todas partes del mundo antiguo, especialmente Europa, acudían a darle el abrazo al Apóstol, vamos a intentar, dar una idea histórico-religiosa de este movimiento que últimamente experimenta una revitalización interesante. Antes ceñirnos a su ruta o itinerario, trataremos de unos antecedentes históricos y religiosos que permitan a cada cual meditar en el como y porqué del Camino.

Hemos de remontarnos a la invasión árabe y subsiguiente Reconquista que a lo largo de siete siglos conmovió el país. La entrada de los árabes y dominación peninsular podemos considerarla como un “paseo militar”: en el 711 en Tarifa y en el 714 en Asturias y Cantabria.

 

 

Un grupo de gentes, unos 300, desposeídos de todo lo suyo, naturales de la región, asturianos, fugitivos, que nada tenían que perder, sin más que sus armas y el instinto de la guerra, se refugian en las montañas asturianas; atacados y sitiados por los árabes quedan reducidos a unos 30 hombres y 10 mujeres. “Treinta asnos salvajes. ¿Qué daño pueden hacernos?” Frase de Amasa jefe de las fuerzas moras, tratando de justificar su fracaso. Escaramuza que desde el punto de vista militar no tuvo importancia pero fue inmensa desde el espiritual. Refugiados en la Cueva de Santa María, “cova dominica”, que se transformó en Covadonga, donde restauraron poco a poco su régimen y nace un pequeño reino, primer núcleo de resistencia. Establece Pelayo su Corte en Cangas de Onís. Los árabes dicen: “Con él comienza una nueva dinastía que reina sobre un pueblo nuevo”. Año 722, inicio de la Reconquista.

Favila, hijo de Pelayo, muere despedazado por un oso. Le sucede Alfonso, el Católico, casado con Ermesinda, hija de Pelayo, que une a astures con cántabros, y aprovechando una crisis y guerra civil en el mundo árabe, los repliega al otro lado del Duero, más tarde hasta Alava, Vizcaya, Pamplona. Se desmantelan fortalezas, destruyen poblados, llevando al interior de las montañas todo cuanto era transportable y útil. Ocupó y tomó posesión de aquello más fácil de defender y asoló el resto pues no disponía de hombres ni elementos para su defensa.

Ahora es el reino cristiano el que atraviesa una crisis, mientras que la corte cordobesa se afianza. Durante el reinado de Férula, hijo de Alfonso III, se quiso evitar conflictos y se cayó en dependencia humillante (Tributo de las Cien Doncellas), que ataba el reino de Asturias al emirato de Córdoba.

De nuevo atacan los musulmanes y el reino cristiano queda reducido a las montañas asturianas. Escaramuzas de unos y otros. Batallas, triunfos del cristianismo y de musulmanes. Contactos de Alfonso con Carlomagno en busca de ayuda contra el árabe. Nueva crisis musulmana, afianzamiento del reino de Asturias y reorganización interior. Favorece las letras y las artes, que imitan la cultura visigoda. De esta época es la Cruz de los Ángeles existente en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, donada por el rey Alfonso en el año 808. Tratados de Oviedo y Aquisgram, Alfonso y Carlomagno; la Marca Hispánica, importante todo ello para la seguridad de las fronteras meridionales.

 

 

Últimos lustros del siglo VIII y primeros del IX

Hasta entonces nadie, ni dentro ni fuera de España, había hablado de la predicación del Hijo del Trueno, del Hijo del Zebedo, Santiago, el Mayor, en la Península Ibérica.

En la primera mitad del siglo VII se extiende el “Breviarium Apostolarum”, con breve biografía de los Apóstoles, y entre ellos la noticia de que Santiago predicó en España y fue a morir a Jerusalén.

La invasión árabe, el incendio de los manuscritos, la disolución de las escuelas, la extinción de la tradición isidoriana, fue la prueba terrible; y no obstante, sobre esta confusión, sobrenada la noticia del Breviarium Apostolorum y el ambiente que reina en Asturias propicio y obsesionado por la urgencia de una protección divina.

El Beato de Liébana, en el 776, escribe su “Comentario al Apocalipsis” que trata de los lugares en que predicó cada uno de los Apóstoles, y admite la noticia del “Breviarium”, y dice que Santiago predicó en España.

La idea es aceptada por la Corte, y el rey Mauregato (hijo bastardo de Alfonso II, El Católico) se interesa personalmente. Se organiza un culto especial a Santiago y el Beato se encarga de hacer el himno de la fiesta, que va a convertirse en convicción de todo un pueblo.

“¡Oh Cristo! Escucha piadoso al rey Maregato, y dale amorosamente tu ayuda”

Pero también el reconocimiento como patrón de España.

“Oh Apóstol dignísimo y santísimo,
cabeza refulgente y dorada de España,
defensor poderoso y patrono especialísimo.”

Los asturianos habían puesto grandes esperanzas en el Apóstol Santiago.

Y es entonces cuando se corre la voz de que en un extremo de Galicia, se veneran sus reliquias.

En el Martirologio de Floro, de Lyón, entre los años 808 y 838, se dice:

“Huesos sagrados de este beatísimo Apóstol trasladados a España se veneran en el extremo de ella, frente al Mar Británico, con extraordinaria devoción por aquellas gentes.”

Antes de morir Alfonso, el Casto, la pequeña iglesia de Compostela, antes llamada Santa María, empezaba a ser santuario nacional con el nombre de Santiago. La crónica de Vampiro dice que Alfonso, el Casto, construyó allí una iglesia de piedra y barro.

 

¿Cómo habían llegado allí los huesos del Apóstol?

Hay un recuerdo vago y confuso de un viaje de seis días por mar. Santiago fue degollado por el rey Herodes en Palestina; la travesía debía haber empezado en Jaffa, puerto de Jerusalén. Relato que se daba hacia el año 900.

 

Hoy se vislumbra algo distinto, gracias a una lápida recientemente descubierta en Mérida. Se sabe que en la primera mitad del siglo VII se dedica en Mérida una iglesia en honor de Santa María, y que en ella se guardan reliquias de la Cruz del Señor, de San Juan Bautista, de San Esteban, de San Pedro, de San Pablo, de San Juan Evangelista, de Santiago. Son las mismas que luego se encuentran en Santiago dentro de la iglesia dedicada a Santa María (construida por Alfonso, el Casto).

El relato de la traslación de los restos, que corría a principios del siglo X, es de que llegaría tras un viaje de seis días, primero a través del Guadiana (navegable entonces) y después por la costa hasta Iria Flavia (actual Padrón), sede episcopal. Explicable en aquellos días de confusión, por la emigración de clérigos y monjes emeritense en los días de la invasión musulmana; cierto número de cristianos abandonaron Mérida antes que Muza llegara y se refugiaron en Galicia.

Uno de los artículos de la capitulación de Mérida dice:

“Que las propiedades de los que hubieran muerto en el combate o huido a Galicia sean confiscadas en beneficio de los musulmanes… que los bienes y alhajas de la iglesia pasen a manos del caudillo vencedor, pero que las iglesias, aunque hayan sido abandonadas quedan en poder de los cristianos residentes en la ciudad.”

El Beato de Liébana, autor del primer himno hispánico en honor del Apóstol Santiago, inauguró así el culto jacobeo, hasta entonces inexistentes. Poco después se creyó encontrar en Santiago el sepulcro del Apóstol. El hallazgo conmovió la fe ardiente de Alfonso, el Casto, rey de Oviedo y de toda la cristiandad hispana. Fue interpretado como promesa de auxilio divino en la lucha contra el musulmán. El siglo XI presenció el crescendo de esa esperanza y del arraigo de su veneración hacia el Apóstol, ignorado durante siete siglos y que Beato de Liébana había cantado, por primera vez, a fines del siglo VIII.

El milagro fue un prodigio distinto, un milagro en las dos vertientes; La vinculación de España a Europa, a la Europa Occidental en fermentación acelerada allende el Pirineo; y la contribución hispana al desarrollo cultural de esa Europa, llamada abuela de la nuestra.

La gran europeización de España se produce durante el reinado de Sancho, el Mayor, rey de Navarra. Se abre el paso por el Pirineo Occidental, entra en contacto con hombres que más influyen en la transformación religiosa y cultural que se está realizando en Europa. La reforma monástica capitaneada por las abadías de Cluny y de Fleury. Con frecuencia fue a Santiago por la Rioja, cuyo camino despejó. Favoreció monasterio e inició una actividad reformadora; introdujo en San Juan de la Peña a la orden de Cluny y multitud de ideas europeas entraron por Aragón. A su muerte un clima nuevo reinaba en todos los estados cristianos de España, un anhelo de novedad, un ansia general de europeización.

El gran milagro fue la atracción de catervas de peregrinos de ultrapuertos. Fue Compostela el vínculo inicial que unió a Occidente con la cristiandad hispana. Fue el CAMINO DE SANTIAGO por el que llegaron, desde allende el Pirineo, hombres, ideas, instituciones, formas literarias y artísticas y por el que penetraron los códices miniados de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana, y por el que la España en batalla con el Islam exportó a Europa ideas y creaciones científicas, filosóficas y artísticas de la España islámica, tras la conquista de Toledo.

Castilla y León viven esas décadas una entrañable existencia. Reciben esencias culturales y formas de vida allende el Pirineo y transmiten a Europa ultra pirenaica los saberes y las artes de la España islámica recibidos.

Sin la invasión islámica y sin la Reconquista hubiéramos vivido las mismas horas que la cristiandad occidental; España no habría recibido el doble juego de influencias y ni habría ejercido su maestrazgo sobre Europa.


 

La escuela de traductores de Toledo, de los estudiosos que desde las tierras todas de Europa llegaron a Toledo a traducir las obras de los musulmanes orientales y españoles. Europa le debe el primer Renacimiento del siglo XIII, pero se olvida que ese trasvase espiritual no habría sido posible sin la previa conquista de Toledo. No se valora tal realidad y se llega a minimizar la Reconquista, y sin ella no se habría descubierto el Sepulcro de Santiago, probablemente no habrían tenido lugar las peregrinaciones, ni habrían estado en España catervas de ultra pirenaicos a poblar las ciudades y campos de hispanos sedimentos de hombres; y no se habría producido nuestro maestrazgo sobre Europa ni nuestra definitiva incorporación cultural, institucional y vital en Occidente.

El Beato de Liébana, gran autoridad en los ambientes espirituales, había preparado con su devoción jacobea el proceso psíquico propio propicio para el descubrimiento casual de un sepulcro antiguo y de una necrópolis en sus cercanías, llegase a creer que correspondía al Apóstol Santiago. El Obispo de Iria de Flavio, entusiasta del Beato, imaginó hallarse en presencia de los restos del Apóstol “LUZ DE ESPAÑA”, acudió a venerarlos y junto a ellos fue sepultado.

Fue el Beato de Liébana, el creador, el propulsor del culto y movimiento jacobeo. Su médula. Obra que influyó de modo decisivo en el arte de España y de todo Occidente.

Los Apóstoles recorrieron los puntos más vitales del Imperio Romano estableciendo comunidades cristianas. En España el origen apostólico va en torno a Santiago, el Mayor.

Tres tradiciones se dan: La predicación de Santiago; la aparición de la Virgen del Pilar al Apóstol y, la conservación de sus restos en Santiago de Compostela.

De ellas la que más puede interesarnos a nuestro fin sobre el Camino de Santiago, es la tercera. Para ello seguiremos la historia de la Iglesia Católica de la Biblioteca de Autores Católicos.

Fuertes y encontradas polémicas suscitaron, pero por encima de todo está la tradición y sus frutos, y por ello se dice: “Mientras esto no se pruebe con toda evidencia, será temeridad y ligereza notorias, abandonar una creencia que ha sido el nervio de nuestra historia y ha influido de manera tan poderosa en la formación de nuestra nacionalidad, de nuestra devoción y de la piedad y devoción de Europa entera.

Hay que hacer una brevísima meditación sobre el desarrollo del cristianismo en España, para sacar conclusiones.

La propagación del cristianismo ofreció dificultades por la resistencia del pueblo español a la doctrina del Evangelio. Desde fines del siglo I y los dos siguientes, se produjeron sangrientas persecuciones romanas, se prohibieron las reuniones y se destruyeron actas y otros documentos eclesiásticos. En los siglos IV y V los suevos aniquilaron casi por completo todo lo religioso. A mediados del siglo VI hay un gran silencio o vacío en la historia de Galicia y la persecución de Leovigildo vuelve a deshacer todo conato de reorganización cristiana. Sólo a fines del siglo VI y durante el VII se puede reorganizar la iglesia en Galicia, pero la invasión sarracena a principios del siglo VIII sembró el desorden en todo el norte.

Consecuencia de ello, el sepulcro de Santiago quedó abandonado, olvidado, y cubierto de maleza, casi desapareció de la memoria de las nuevas generaciones, sin embargo persiste entre el pueblo un vago recuerdo que se va transmitiendo de generación en generación y ello pudo ser el motivo que movió y orientó al obispo Teodomiro hacia el año 814, hasta llegar al descubrimiento del Sepulcro.

Hay dispares y múltiples pareceres de los historiadores, que por la brevedad de este trabajo, no vamos a exponer, pero excluyendo a los fanáticos de un extremo y otro, hemos de tener en cuenta sólo a los que con espíritu de comprensión y con objetividad crítica y sincero deseo de conocer la verdad estudian el asunto concienzudamente. Quien defiende la realidad de las reliquias, y quien no juzga suficiente las pruebas; otros adoptan estado neutral pero defienden la tradición.

El libro de los hechos de los Apóstoles. Capítulo 12, versículos 1-2 dice:

“Por aquel tiempo (43-44 d. J.C.) el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. Dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada”.

La tradición española atestigua que después del martirio, sus discípulos tomaron su cuerpo y dándose a la mar llegaron a la parte occidental de España, a Iria Flavia (actual Padrón), ciudad romanizada por la que se internaron en el territorio y en cierto lugar solitario, le sepultaron. Dos quedaron como guardianes, Teodosio y Anastasio, que fueron sepultados junto al Apóstol.

Tras las persecuciones nació un culto desmedido hacia las reliquias de mártires y santos; se visitaban los lugares donde se veneraban tales reliquias; se peregrinaba a Tierra Santa y a Roma; se inició la peregrinación a Santiago.

Un códice antiguo venido de Francia, el Breviarium Apóstolarum, decía: “Jacobo (Santiago) predica en Hispania occidental y muerto por Herodes fue sepultado en arca marmórea”.

Los de Iria Flavia (sede episcopal) entendieron, del Códice Breviarium Apóstolorum, que el hijo del Zebedeo había predicado en el occidente de España, en Galicia, y la frase sepultado en “arca marmórica” y recordaron que en las proximidades había una necrópolis romana, en donde se contemplaron estrellas sobre aquel campo (campus stele), fosforescencia por ser terrenos de enterramientos. Concretamente la Plaza Quintana llamada de los muertos, en la Catedral de Santiago.

Aboga la creencia de que en el sepulcro de Santiago se guardaron las reliquias del Apóstol, diversos documentos: Martirologio de Floro y de Adon (años 808 y 860), diploma de Alfonso II, el Casto (829) y algunas actas de los reyes asturianos.

De ello se deduce de que a finales del siglo IX y principios del X era general la creencia, en Galicia, de que los restos de Santiago se guardaban en el sepulcro del lugar.

Todo difícil de compulsar pero hay un hecho histórico bien comprobado, que hacia el año 900 se creía unánimemente que en Santiago se guardaban los restos del Apóstol.

Y fue el Beato de Liébana, nacido alrededor del año 750, el creador y propulsor del culto jacobeo (como ya dijimos). Erudito formidable, temperamental, polémico, cuyo Tratado Apologético, lo califica Menéndez Pidal, de libro bárbaro, de frases de hierro, algarada teológica propia de un cántabro, nacido en tierra áspera, agreste y bravía.

Con esta base se desarrollan los hechos a partir del siglo X: Un documento de 1.077 que no merece mucha fe; y la Crónica Compostelana de 1.100, dice que fue revelado al anacoreta Pelayo y que poco después fieles contemplaron estrellas sobre aquel campo (campus stele). Avisado el obispo de Iria, Teodomiro, encontró al fin el sepulcro, lo comunica al Rey Alfonso II, el Casto, que construye sobre él la primera iglesia, de piedra y barro, que llamó de Santa María, y se inicia poco después la intensa veneración de aquel paraje, incluso de Europa entera, convirtiéndolo en el tercer santuario de la cristiandad, después de Roma y Jerusalén. Príncipes, caballeros, santos, peregrinos de todas las clases sociales y de toda Europa, formando a través del centro de Europa y a lo largo del norte de España hasta Santiago, una red de asilos de protección que velaba por la seguridad de los peregrinos; era el CAMINO DE SANTIAGO.

Almanzor, en el año 997, la arrasa, si bien el sepulcro quedó intacto (se dice que por respeto a los cristianos integrados en su ejército). Diego Pelaez pone la primera piedra de la gran Catedral y Diego Gelmirez la termina en el siglo XII; es la parte antigua románica. La gran fachada barroca, y sus torres, son del siglo XVII.

El obispo Gelmirez, a principios del siglo XII hace un reconocimiento del sepulcro, toma un trozo del cráneo y lo regala como reliquia a la catedral de Pistoya.

En el siglo XVI, concretamente en el año 1.589, el arzobispo San Clemente, al acercarse a las costas gallegas el pirata Drake, abre el sepulcro y retira detrás del altar mayor las reliquias. En el siglo XIX es comprobado este traslado y la falta de la reliquia regalada (que sigue en Pistoya).

En 1.878 el cardenal Payá Y Rico (apellidos levantinos) investiga, se realizan excavaciones y bajo el altar mayor se encuentra un sepulcro de la época romana, vacío, y más tarde, detrás, se encuentra una urna con restos que la Comisión de Médicos designada determina su antigüedad en el siglo I y la falta del trozo del cráneo, reliquia regalada a Pistoya.

El papa León XIII, tramita un proceso y en 1.884 declara que se trata de las verdaderas reliquias de Santiago y sus discípulos Teodoro y Anastasio.

Es conveniente un paréntesis para tratar sobre las reliquias:

En los primeros siglos del cristianismo, tremenda época de sufrimiento, persecuciones y martirios, había una extraordinaria veneración por los mártires, manifestándose un culto que desde antiguo se les tributaba. Las tumbas donde se guardaban las reliquias se convirtieron en santuarios. Veneración que fue en aumento al desaparecer las persecuciones. Ya no conoció límites. Las catacumbas, las criptas, las capillas fueron centro de reunión donde el cristiano saciaba su devoción; y de ahí se originará el ansia de acudir a venerar tales reliquias y por consiguientes se iniciaron las peregrinaciones. Por el anhelo de poseer reliquias se cometían hurtos y sacrilegios. Un santo varón, ya viejo, tenía a su alrededor gente que esperaba su muerte para repartirse las reliquias, y ante la tardanza llegaron a idear adelantar su muerte.

El fenómeno de los lugares de peregrinación se inicia en el siglo IV. Las excavaciones de la emperatriz Elena de Jerusalén, abrió al mundo Tierra Santa. Después Roma.

El Santuario de Santiago de Compostela está calificado como el más célebre de la Edad Media y uno de los más concurridos de la cristiandad.

A Sancho, el Mayor, rey de Navarra (siglo XI) se debe la apertura a la corriente europea, abre los puertos del Pirineo, y el camino a Nájera y Logroño, rectificando el trazado que antes torcía por Alava, consiguiendo que las antiguas rutas utilizadas, cortadas en el siglo X por las incursiones sarracenas, volvieran a ser transitadas sin peligro.


Grandes propagadores del Camino fueron los monjes de Cluny, asentados por el Rey Sancho, en el Monasterio de San Juan de la Peña, y desde donde se extendieron con notable influencia en el desarrollo del Camino, contribuyendo a la seguridad, atención y cuidados de rutas y peregrinos. Fue una autentica Agencia de Viajes, quizá la primera. Y un monje de Cluny, Aimérico Picaud, escribe, en el siglo XI, su “Liber Santi Jacobi”, y su v Libro Santiago, el Códice Calixtinus, guía de peregrinos, auténtica guía de la época; referencia interesante sobre las regiones españolas atravesadas, sus gentes, las paradas, las hospederías, los ríos a atravesar, la calidad de las aguas.

Pero esto será materia para otro capítulo.

 

 

El Camino de Santiago

El Camino de Santiago adquiere importancia en el siglo XI, gracias al auge económico europeo, el triunfo de la reforma gregoriana y el fortalecimiento de los reinos cristianos en la península, el establecimiento de los monjes cluniacenses, el intercambio comercial y aparición de un nuevo grupo social: los burgueses.

El Camino es ventana abierta a Europa y vía de acceso a la cultura griega conservada por los musulmanes. A lo largo del mismo surgieron centros culturales, escuelas catedralicias, Universidad de Palencia, primera de España, en 1.212, seguida de Salamanca y Valladolid. Escuela de Traductores de Toledo.

Francis era atravesada por cuatro vías: Tolesana, Podensis, Lemovicensis y la Turonensis. Tres convergían en Roncesvalles y la otra entraba por Somport y las cuatro se reúnen en Puente de la Reina, “Y desde aquí todos los caminos a Santiago se hacen uno sólo”, como reza una inscripción en el mismo.

Por esta artería __ dice Menéndez Pidal__ corrió la vida europea traída por continuas turbas de devotos y mercaderes; a trechos la corriente se remansaba y los viajeros se convertían en colonos, pobladores de barrios enteros, llamados “barrios de francos”, en las ciudades del Camino.

¿Por qué las multitudes del siglo XII se precipitaron hacia aquella tumba, entre tantas otras?

¿Por qué una convergencia semejante en aquel momento, en aquellos lugares?

¿Por qué se convirtió en el peregrinaje por excelencia para las gentes de aquel tiempo?

Algunas pueden ser las respuestas:

Los soberanos necesitaban apoyo militar en su lucha contra el árabe; necesitaban repoblar las tierras; concedían privilegios y seguridad, a los peregrinos; pero el mayor apoyo fue el poder espiritual y en especial la intervención de la Orden monástica de Cluny, extendida fuertemente por toda Europa, era como un imperio romano, y fueron los más fervientes y convencidos propagandistas de la peregrinación compostelana.

Fueron fenómenos de esta corriente humana: el flujo demográfico, la movilización de la economía, el desarrollo del intercambio, el empleo de la moneda.

Peregrinar a un lugar sagrado podría obedecer a varias intenciones: acercarse a un lugar al que se creía irradiar un poder sobrenatural; buscar el milagro; una prueba de perfección; la aventura; buscar el martirio; castigo que se imponía asimismo, o que le imponían. Se organizaban caravanas, y en ellas se intercambiaban experiencias y vivencias, se hacen amistades; y al regreso se organizaban en Cofradías.

 

A la gente que va a lugares de oración y veneración se les llama: Palmeros si van a Jerusalén, romeros si van a Roma; y peregrinos si van a Santiago. Es casi un deber cumplir en la vida una de las peregrinaciones mayores, y ello se da en multitud de religiones: Benarés para los Hindúes; el sepulcro de Confucio para los Chinos; Delfos y Olimpia para los griegos; Jerusalén para los judíos; Medina para los musulmanes; Jerusalén, Roma y Santiago para los cristianos. Lourdes, Fátima, Guadalupe, en nuestros días son centros de atracción.


Peregrinos prácticamente han existido desde los orígenes del hombre, atraídos por un lugar sagrado, por devoción, en busca de salud espiritual o física, y considera el lugar como de salvación. Tiene obsesión por llevar sus recuerdos, como reliquias; polvo de pavimento, musgo de los muros, del templo, madera de las puertas, aceite de la lámpara que ardía cerca de la tumba, cera de las velas que alumbraban el altar; pasa objetos por lugares concretos que adquirirán virtudes milagrosas: hojas de los olivos del Huerto de Getsemaní; agua de Lourdes y del Jordán. La piedra del Pilar de Zaragoza, con profunda huella del roce de millones de labios que besan; las huellas de los cinco dedos en el Pórtico de la gloría de la Catedral de Santiago; etc.

Cumplida su misión, el peregrino, en la comunidad de origen estaba marcado con una distinción, un sello, había demostrado ser capaz de sufrir el agotamiento, las dificultades, los peligros, las inclemencias, el hambre, la falta de albergue. Gran número de disposiciones les amparaban y protegían, privilegio y exenciones. Sentar a un peregrino a la mesa, era un acto de caridad. Alfonso X, el Sabio, autorizó su libre circulación, y en Las Partidas, advertía: “…cuando pasasen los romeros por sus logares honrarlos e guardarlos, ya que es justo que los omes que salen de su tierra con buena voluntad de servir a Dios, que los otros los reciban en la suya e se guarden de fazerles mal.”

Dante, peregrino de Santiago, decía: “Es la más maravillosa peregrinación que un cristiano haya podido hacer antes de su muerte”.

El peregrino con su manto o túnica cote, esclavina para el frío y la lluvia, el petaso o sombrero de ala ancha, para l sol y la lluvia, báculo o bordón para la defensa y ayuda en el camino, del que pendía la calabaza o cantimplora, la esportilla o morral, pequeño de forma trapezoidal, monedero y despensa. Cosida al manto, al sombrero y escarcela, la concha o venera, vieira, abundante en Galicia, símbolo y emblema del peregrino.

El alojamiento se confiaba a la caridad de los particulares, retribuido en las posadas y gratuito en los hospitales, que legados a los Monasterios, desempeñaron un papel importantísimo. En el estudio sobre el Hospital de Roncesvalles, del siglo XII, destaca un párrafo: “… su puerta estaba abierta a todos, enfermos y sanos, no sólo a los católicos, sino también a los paganos, a los judíos, a los heréticos, a los ociosos,… En esta casa se les lava los pies a los pobres, se les afeita, se les lava la cabeza y se les corta los pelos… se les pone suela a los zapatos… unos está a sus puertas ofreciendo pan a los que pasan…”

Los monasterios con sus hospitales, situados en puntos de paso obligatorio al de los pasos de montaña, puertos de mar, cercanos a los puentes.

A lo largo de su viaje escuchaba relatos y milagros, conocía canciones, visitaba lugares en los que habían sucedido hechos maravillosos de la historia. Cantaba, ello ayudaba a la marcha, unía a los peregrinos que formando coro se henchían de fe. La canción fue muy importante en el Camino. El Codex Calixtinus reúne canciones de peregrino a tres voces que constituye el primer elenco musical de la época. Es un verdadero monumento a la musicología.

El peregrino, con todos sus atributos, se presentaba al sacerdote que le imponía una bendición especial, fórmula de la Abadía de San Cugat de Vallés (Francia) del siglo XI, que dice: “En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, recibe esta alforja atributo de su peregrinación, para que merezcas llegar purificado, salvo y enmendado, al umbral de Santiago. Y después de tu viaje, puedas volver con perfecta salud.”

Desde Lieja (Bélgica), 36 días; desde Roncesvalles 16 a caballos, el doble a pie.

El primer peregrino, oficialmente conocido, fue el obispo de Le-Puy-en-Velay, Godescalco que en el año 950 en lento y arriesgado viaje, con séquito de 600 personas, pasando por San Francisco de Asís, el Duque de Aquitania, Carlomagno, La Reina Beatriz, Dª Isabel de Portugal, Isabel la Católica, Carlos V, Felipe II, santos, reyes, héroes, pero más que todos ellos, la gente menuda, la pobre gente que salía a la vía de la peregrinación por la fe profunda y el anhelo de un perdón en la tierra.

Ya en casa contar memorias de las jornadas que hiciera, de los hospitales donde pasara, de las villas y ciudades, de los milagros del Apóstol. De la nieve y el lobo de Somport y Roncesvalles, del pan dorado de Sangüesa; de Puente de la Reina, con su puente y su vino; de la sopa boba de Nájera; de las ferias de Burgos y Castrogeriz,; de la bulliciosa Sahún y de la rica León; la verde, húmeda y trabajadora Galicia; la purificación de la raída, vieja y polvorienta ropa en el fuego de Los Trapos; y luego de Santiago y el abrazo al Apóstol, más allá hacía Finisterre, por el camino de la Estrella (la Vía Láctea o Camino de Santiago) que hasta allí conduce.

Fin de la Tierra y principio de la Duda; el hombre ante la Costa de la Muerte.

Los siglos cubrieron de maleza El Camino. Ya no lo pisan los pies del peregrino, pero la hora de la restauración parece ser que ha llegado.

Actualmente Santiago de Compostela es símbolo del patrimonio común y de la cultura europea reconocido como:

Premio Europa; Bandera de Honor del Consejo de Europa; Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, Conjunto Histórico Artístico y Patrimonio Nacional del Estado Español.

Entre Francia y España ha sido creada la Fundación Europea del Camino de Santiago.

En 1.987, el Consejo de Europa declara el Camino como Primer Itinerario Cultural Europeo. Demostración del auge de los estudios jacobeos en universidades, centros y asociaciones de toda Europa y sobre todo el portentoso prestigio de que goza Compostela más allá de nuestras fronteras, como ciudad histórico-artística y foco de europeismo.


 

El arte en el Camino

MOZARABE.- Se aplica el nombre de mozárabe al arte y cultura de los cristianos del Califato que se refugiaron en el norte de la península cuando las persecuciones en Córdoba en el siglo X. Fue un estilo barato, a base de ladrillos y yeso, pero propio y particular: el mozárabe que refleja la arquitectura de los árabes de Córdoba pero que conserva la tradición visigoda. En plena libertad, se manifestaron como español y cristianos sintiendo revivir su naturaleza hispana, saliendo a relucir los gustos y sentimientos que habían quedado vergonzantes y escondidos entre los moros.


La expansión del arte mozárabe fue casi exclusivo de León, donde se refugiaron monjes y cultivadores que huían de Córdoba. Fue su época mitad del siglo IX y la primera del X. Y sus elementos esenciales: Arco de herradura, bóveda de cañón, intento de cúpula sobre el crucero, planta de cruz griega, ábside, semicircular al interior y cuadrado al exterior. Fuertes sillares de granito.

Sus orígenes se encuentran en Sahagun. Contaba con nueve iglesias de las que sólo quedan dos: San Tirso y San Lorenzo.

ARTE ROMANICO.- Empieza a formarse con la caída del imperio Romano, siglos XI y XII, época de agitación política y religiosa; el feudalismo da paso a la burguesía; se impone la disciplina eclesiástica por obra de Cluny; se lucha y destruye al mismo tiempo que se crea y construye. La Arquitectura se llama románica porque parece querer desafiar las obras de los romanos. Es un renacimiento de los siglos XI y XII. Se impone con anterioridad a la reforma gregoriana; es la fe que hace que resuciten las artes y surjan templos de una grandiosidad y un misticismo nunca vistos.

La Orden de Cluny. “Monjes Negros”, fue difusora del románico, fueron los misioneros del románico arte que convenía a su vida claustral y litúrgica; grandes templos en donde las ceremonias puedan desenvolverse con solemnidad.

El estilo fue un compuesto de muchas influencias romanas, bizantinas, carolingias y otonianas, vikingas, celtas y sarracenas.

El año 1.000 de la era cristiana, y el 1.033 aniversario de la Crucifixión de Cristo, señalaron la segunda venida de cristo y el fin del mundo; cuando se cumplieron, hubo un alivio general, el mundo se convulsionó y se vistió con un ropaje blanco de iglesia. Se inicia una intensa época religiosa, culto a las reliquias que inducía a las peregrinaciones, su origen podía ser dudoso pero la gente deseosa de creer en ellas y esta fe ciega fue el motor que hizo posible la erección de enormes edificios. Grandes iglesias se construyeron para albergar el continuo flujo de peregrinos, cuyas ofrendas constituían la principal fuente de financiación.

ARTE LATINO-BIZANTINO.- Del tiempo de los visigodos, con posteriores influencias árabes, cuajaba en formas típicas que hubieran llegado a constituir un estilo románico auténticamente nacional, si no hubiera sobrevenido el románico francés. De ahí que en el Camino, según sea nacional o de influencia extranjera: la Catedral de Jaca es la primera manifestación del románico nacional en toda su grandeza. Lo son también la iglesia de Frómista y la de San Isidoro de León, esta última de estilo asturiano con influencia borgoñana; y culminación de este estilo nacional, el Pórtico de la gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, obra del maestro Mateo, “el monumento más extraordinario del arte español en toda la Edad Media, que ante su genialidad deja en suspenso el ánimo del visitante.”

Dos grandes problemas pretenden resolver los arquitectos en este estilo románico: Construir techumbres que resistan el incendio y dar luces directas a la nave central. Lo primero se resuelve con la bóveda, pero de piedra, gravita pesadamente y exige una construcción firme en muros y soportes, lo que agrava el segundo problema, la falta de luz. Son elementos esenciales de este arte: la bóveda, el arco y los contrafuertes.

ARTE GOTICO.- Se desarrolla en los siglos XII – XV. Gótico es sinónimo de bárbaro, por proceder de más allá de los Alpes, y sin duda en contraposición al románico. Es así llamado por los italianos del Renacimiento en señal de desprecio. También se llama ojival por ser un elemento característico la ojiva. Los monumentos del románico son las iglesias de los monasterios; en el gótico son las catedrales.


Nace en el corazón de Francia, en la Isla. Es audaz, aéreo, espiritual y casi fantástico arte. La Orden del Cister, los “Monjes Blancos”, son los difusores del arte gótico, que acomodaron en sus iglesias, pero con la mayor austeridad por su voto de pobreza y por ello su pertenencia al gótico primitivo. Entra en España procedente de Italia.

La Catedral de León, armoniosa y perfecta es tipo acabado del gótico puro y clásico entre ojivales. También la de Burgos. En el siglo XII el arte románico estaba en su apogeo, no había ningún signo de decadencia y sin embargo el cambio iba a producirse. Un nuevo modo de vida se estaba organizando en Europa. Gremios y cofradías de artesanos nacen; los monasterios ya no son los únicos focos de cultura, están las universidades; el naturalismo sustituye al simbolismo, las esculturas pierden la rigidez románica y se humanizan hasta el retrato. La arquitectura de gruesos muros y pesadas bóvedas se sustituye por otra dedicada a la imaginación y a la verticalidad; no habrá largas y penosas peregrinaciones, si no visitas a grandes catedrales envueltas en alegres vidrieras.

El arte gótico es esencialmente un producto de la Europa Occidental, que llegó a la mayoría de edad mediado el siglo XII; fue la expresión de la cristiandad latina en términos humanos. Son elementos esenciales de este arte: Bóveda de ojiva, arbotantes y contrafuertes. Sus resultados son impresionantes, pero no son objeto de este brevísimo trabajo. Todo ello es contemplado y admirado a lo largo del Camino de Santiago.

 

 

ITINERARIO (A) RUTA EN COCHE

Voy a describir someramente, el itinerario por donde discurre, actualmente, el Camino de Santiago, la ruta que hemos seguido este verano, cinco miembros del Centro Excursionista Eldense en peregrinación mixta (coche y a pie)

Los caminantes o viajeros, hemos sido:


 

Alberto Beltrán Sempere
Rafael Amorós Jiménez
Pedro Díaz Solera, invidente.
Genaro Vera Cantó, “Lazarillo” y
Daniel Esteve Poveda

 

 

Las fechas del 5-8-90 al 16-8-90

 

He procurado facilitar unos condensados y ligerísimos antecedentes histórico-religioso-artístico del origen, desarrollo, del porqué y como del Camino de Santiago, esa corriente vivificadora religioso y cultural que europeizó a España, y por la que España dio toda su cultura y su fe. ¿Milagro? ¿Invención? Bendita sea pues tanto bien nos produjo.

Y voy a tratar de describir el itinerario actual del Camino, su ruta, monumento y datos más interesantes de los lugares por los que discurre el mismo, para que sirva a los curiosos que se decidieran a su recorrido (a los que asimismo me ofrezco para aclararles cualquier duda o antecedentes que desearan).

El Camino sufrió transformaciones, principalmente a medida que la Reconquista avanzaba hacía el sur de la península.

Es recomendable la lectura del Códice Calixtinus, del monje Aimérico Picaud, del siglo XI, en el se describen los cuatro caminos franceses:

Vía Tolosana, por la que venían los peregrinos de Italia y Oriente, que entraba por Jaca.

Vía Podensis, que arrancaba de Notre Dame de Puy y recogía a los procedentes de Las Ardenas, Bélgica, La Champaña y La Lorena.

Vía Turomensis, la más occidental, partía de Paris y atravesaba Tours.

Otras dos vías menores existían: la entrada costera que bordeando el golfo de Vizcaya, pasa por Irún, y recorre la cornisa cantábrica. La otra iniciada en Carbona, baja por Perpiñan a las tierras de Gerona.

La vía de la Plata, procedente del sur, de tierras dominadas por los árabes. De Cataluña y Aragón. Las que llegaban por mar a Tarragona y Barcelona, se reunían con los procedentes de Francia, en Lérida y por Zaragoza, se incorporaban al Camino en Logroño. Y por último la ruta del mar, los procedentes de Irlanda, Inglaterra y países nórdicos, que por la Coruña, Noya y Padrón, iban a Compostela.

Retirados los árabes hacia el sur, tras el Duero y luego el Tajo, el Camino bajó de la cornisa cantábrica y se estableció en lo que hoy se conoce de las vías que entrando por Somport y Roncesvalles, convergen en Puente de la Reina, y desde aquí, unificado, a Santiago de Compostela. Llamado también camino francés.


Kilómetro 0, Somport, también recibe el nombre de Aspe, frontera con Francia. Cruzas por Candanchú, estación invernal de esquí. Cerca del cruce del río Astún con el arroyo de Candanchú, que forman el río Aragón, las ruinas del hospital de Santa Cristina, uno de los tres más importantes de la antigüedad, que alcanzó apogeo en el siglo XII. Solían, estos hospitales, situarse en los puntos de verdadera necesidad.


Castillo de Canfranc. Puente del Ruso. Fortaleza de Coll de Ladrones. Los Arañones, barrio de Canfranc, con la estación internacional, singular edificio. Castillo de Felipe II. Canfranc (“Campus Francis”), destruido por un incendio en 1.940, contaba con fortaleza, hospital, iglesia románica y puente medieval (siglo XII), por el que discurre el Camino.

Aruej, y tres kilómetros más, si se tiene curiosidad, tomar la desviación hacía Borau, y al fondo del valle admirar las ruinas (hoy casi restaurada) de la iglesia de San Adrían de Sasave, que sepultada por un aluvión de tierra, estuvo oculta durante siglos y descubierta en 1.962. Es del siglo XI, fue monasterio visigótico, sede episcopal (tumba de siete obispos); custodia del Santo Grial, traído por San Esteban, compañero de San Lorenzo, de Roma, y que luego se llevó a San Juan de la Peña y hoy se encuentra en la Catedral de Valencia. En esta leyenda se inspira el Parsifal de Wagner.

En Castiello de Jaca, si se tiene igualmente curiosidad, se puede entrar en un bello valle pirenaico, la Garcipollera, y a su fondo admirar la bella iglesia de Santa María de Iguacel (románico español del siglo XII).

Jaca, a los 29 Kms. A 818 mts. De altura. Obispado. Centro Comarcal de la Jacetania, en el cruce de dos grandes vías pirenaicas: la canal de Berdúm, que lleva a Navarra, y la vía el Bearn, que conduce al Somport y que es la que traemos.

Ocupada por los romanos (siglo II a.c.), tributaria de los árabes, gobernada por condes franceses (hasta el siglo IX). En 1.035 capital del reino aragonés, la peregrinación a Santiago desarrolló una floreciente economía urbana ; disfrutó de privilegios; acuñó moneda; plaza fuerte y sede episcopal trasladada de Sasave (donde estuvimos). Decayó en el siglo XIX, y en 1.930 proclamó la republica.

Su catedral, es la construcción románica, aragonesa y primera española de gran porte, como dejé dicho en los antecedentes artísticos (Capítulo V); su construcción denota la presencia de un artista, el Maestro de Jaca, cuya rúbrica o “marca de fábrica”, fue el crismón que el gótico, más tarde, asimilaría en los rosetones de los vitrales (Cap, V), son las más interesantes manifestaciones del románico nacional del, o en el Camino.

Puede visitarse el Museo Diocesano; después de Barcelona (Museo Románico), y de Vich, tiene la más rica colección en pintura románica.

Real Monasterio de Benedictinos e iglesia de Santiago son dos monumentos a visitar.

Desviados del Camino, el curioso o estudioso en arte, puede seguir a Santa Cruz de la Soros, Monasterio de monjas benedictinas (siglo X). Tres hijas del rey Ramiro I pertenecieron a la Comunidad, por ello Soros (derivación de Soroes, hermanas). Construido en vertical, con un aspecto poco frecuente; hace poco se descubrió que ocupando la cúpula, existe una sala oculta a la que se accedía por una trampilla desde la que se arrojaba una escala. Refugio de las monjas que posiblemente, las salvara en alguna oportunidad. Iglesia de San Caprasio, reconstruida (siglos XI y XII).

Monasterio de San Juan de la Peña. El Escorial de Aragón (origen siglo IX). Protegido de reyes, foco de religiosidad, cultura y patriotismo. Fue donado por el rey Sancho a la orden de Cluny, trascendental paso en el desarrollo del Camino, faro de la reforma litúrgica gregoriana y del movimiento románico. Panteón real; sufrió varios y devastadores incendios. Allí, y durante años, estuvo depositado el Santo Grial, procedente de Sasave y que luego pasó a Valencia, en cuya Catedral se encuentra.

Monasterio de Leyre, junto al pantano de Yesa, que inundó el pueblo de Tiermas, y que cubrió en parte el Camino. Siglo IX, destruido por Almanzor y reconstruido en el siglo XI, desviaba a los peregrinos. Sancho, el Mayor, introdujo la reforma de Cluny. La leyenda de San Virilo, está unida a este Monasterio, pero la brevedad de este trabajo no permite ocuparnos de ella.

Otra desviación de la ruta o Camino, es Javier, a corta distancia y de visita curiosa. Cuna o casa solariega, de San Francisco Javier. Antes se habrá pasado por la Exposición Misional, obra de la Compañía de Jesús.

Sangüesa, fundada y repoblada con francos (extranjeros) en 1.122 por Alfonso I, el Batallador; artística y monumental, que no figura en Códice Calixtinus (siglo XI) por no existir todavía.

 

 

 

ITINERARIO (B) RUTA A PIE

Se inicia nuestra peregrinación a pie.

CREBREIRO.- Entrada a Galicia. Nueve hogares. Conjunto histórico artístico nacional. Nació con y para los peregrinos. En él se produce, en su templo (siglo IX y X), iglesia de Santa María, prerrománico gallego con influencias asturianas, el milagro eucarístico, origen de la leyenda bretona inmortalizada por Wagner en su Parsifal. Su Hospital, restaurado, en mesón, San Giraldo de Aurillac. Hay pallozas habilitadas para albergue de peregrinos.

Empieza nuestra andadura de 161 Kms. A Santiago, que dividiremos en jornadas según alojamiento y fuerzas.

El camino durante 17 Kms. Discurre a unos mil metros de altitud, por la cresta de la Sierra de Rañadoiro, bien señalizado, sin desnivel, con magnífica visión a ambas vertientes. Al norte la Reserva Nacional de los Ancares; al sur, la Sierra de Laurel; al este, el Valverde, valle por donde ascendemos al Cebreiro, y en la dirección de la marcha las cadenas montañosas de Piornal, Slvela, Duribio.

 

Galicia, geológicamente hablando, es país antiguo, de relieves desgastados, perfiles romos y ondulados.

Galicia. Mundo celta misterioso, de meigas, corredoiras y chantos, de veneración por los muertos – la santa compaña- ánimas pidiendo sufragios junto a los cruceiros.

 

Y en el mundo real la pandeirada, alegre y jubilosa; el gallego que trabaja, que guía sus chirriantes carreras; el galleo que pasa la frontera, el segador, afilador, emigrante; el gallego de las ferias, que saborea la empanada, amenizando con vinos de Ribeiro; el gallego de las romerías; y siempre la gaita lanzando sus muñeiras que ponen un nudo de saudades y morriñas, y que como dice Rosalía de Castro, “no canta, que llora”.

Restaurada aldea de Liñares, con templo y Hospital.

Hospital de la Condesa (siglo IX), junto al Alto de San Roque, cruzado por el Camino.

Padornelo, con tres vecinos, en donde estuvieron establecidos los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Malta.

Brusca subida al Alto del Poio, a la derecha la cuenca del río Navía con hermosa panorámica. Desde aquí suave descenso a Triacastela.

Fonfria, “Fons frígida”, “Fuente fría”, y en efecto ya nos anunciaron lo vecinos que no encontraríamos agua mejor en el Camino. Cruza el poblado, un importante Hospital funcionó, en donde se ofrecía a lo peregrinos “lumbre, sal y agua, cama con dos mantas, y a los enfermos un cuarto de pan, huevos y manteca”.

El camino atraviesa la aldea de Biduedo, pasa junto a la ermita, románica, de San Pedro, cuya campana hace oír sus sones anunciando nuestro paso; casas derruidas.

La ruta sigue entre setos de zarzas, tojos y acebos, bordea el monte de Pena Furada y pasamos por la aldea de Filloval. Estamos abandonando la serranía del Cebreiro, descenso milenario gastado por el caminar de miles de peregrinos que lleva, tras pasar por As Pasantes y Ramil a Santiago de Triacastela, cuyo nombre le proviene de los tres castillos que se supone había en las montañas que la limitan, que figuran en el escudo del Ayuntamiento y en la torre de la Iglesia.

El peregrino, al llegar a Triacastela, solía cargar con alguna piedra caliza que llevaba hasta Castañeda donde la convertían en cal con destino a las obras de Santiago de Compostela.

Desde aquí el Camino se bifurca hasta Sarria en que vuelve a unirse; siendo de parecida distancia ambos ramales y elegimos el que pasa por el Monasterio de Samos. Abadía benedictina, encajonado en el valle del río Ouribio. Data del siglo VI, sufrió varios incendios y gracias a su solidez pudo ser restaurado en 1.951. El padre Feijoo, fue monje en esta comunidad. Tuvo rica biblioteca que cuando la desamortización, se vendió a los labriegos por sacos para el fuego. La iglesia del Monasterio tiene fachada barroca, gallega, es del siglo XVIII.

El albergue del Monasterio es amplio y cómodo y allí descansamos tras la primera jornada de 31 Kms., de marcha.

Al día siguiente (11-8-90), segunda jornada. Llegamos a Sarria, 13 Kms, cuna de Fray Luís de Granada y aquí murió Alfonso IX cuando peregrinaba a Santiago. Cruz el Camino la ciudad vieja, por su calle Mayor y las flechas te encaminan, tras pasar la iglesia de San Salvador (hoy edificio del Juzgado), cruzas el torreón del Castillo y Convento de la Magdalena, sito en la parte alta, con muy buena panorámica, ocupado, por los mercenarios, gótico florido, en donde nos albergamos.

Pueblo bello, floreciente, centro comercial de una comarca feraz y próspera. Aquí se pueden ver los “chantos”, láminas de pizarra clavadas en tierra formando vallas que separan heredades.

El Monasterio barroco gallego. En el albergue peregrinos italianos que hacen la ruta en bicicleta.

Domingo día 12, salimos de Sarria, por el “Ponte Aspero” de cuatro ojos, románico, sobre el río Coleiro, cruzamos la aldea de Santiago de Barbadelo con su iglesia románica; poblado de Rente; arroyo de Marzan, paraje de Leiman. El Camino discurre por lugares de la más pura esencia de la campiña gallega entre masas de robles y castaños, prados surcados por arroyos y regaderas, vallas de chantos (piedras), setos que delimitan lindes, que ponen de relieve el sistema minifundista.

Se pasa por Pena, Peruscallo, Cortiñas, Lavandeira, Casal, Brea, Morgado, Ferreiros, Cruzeiro, Miralles (templo románico), Canto, Rozas, Moimentos, Cotaralo, Mercadoiro, Garrucha, Hilacha, (hubo Monasterio, cuna de los Caballeros de la Orden Militar de Santiago. No quedan vestigios).

Es una de las etapas más interesantes, en donde es fácil entrar en contacto con los campesinos, entablar conversación, que están deseando, y preguntan y preguntan llenos de curiosidad, también contestan con agrado. La húmeda Galicia está seca y polvorienta. El campesino, en tono jocoso, dice que la sequedad es culpa de los peregrinos que piden al Apóstol buen tiempo para su camino. Hemos pasado por el mojón 100 (son los Kms., que quedan a Santiago).

Cruzado el embalse de Belsar, el río Miño, y llegamos a Portomarín, el nuevo pueblo, pues el antiguo, del Camino, aparecen sus ruinas sobre las aguas del seco embalse. Veintidós Kms., y estamos en la plaza del pueblo que está animado pues los domingos del mes de agosto celebran un festival folklórico. Gaitas y tamboril, bailes y cantos, bello espectáculo en escenario adecuado: plaza de soportales, Ayuntamiento de fachada gallega, templo-fortaleza románico, erigido por la Orden de los Caballeros de San Juan y traslado, piedra a piedra, de su anterior emplazamiento, portada abocinada con tres archivoltas. Gentes de los pueblos vecinos, endomingados, que acompañan a los grupos folklóricos y que animan el ambiente.

El albergue de peregrinos al completo, italianos, franceses, holandeses y menos españoles. A medida que nos acercamos a Santiago aumenta el número de peregrinos que el año pasado rebasó la cifra de 19.000 a pie.

Lunes día 13, Portomarín a Palas do Rei, 26 Kms. A la salida se cruza el Miño y el embalse, por una larga pasarela. Fue aquí donde encontramos a una robusta alemana, cuarentona, que peregrinaba sola desde cerca de la frontera con Austria, andando desde Astorga. En nuestro diario caminar aparece, desaparece y vuelve a aparecer, hasta el mismo Santiago.

Pasamos por el poblado de Cortapezas, iglesia románica y fábrica de cerámica. Ventas de Nalón, Prebisa, Lameiros, bello cruceiro entre castaños y ante el que los peregrinos exclamarían:
Si ahora no tengo fuerzas Santiago me las dará.”

Ligonde, tuvo importante Hospital que albergó a Carlos V y Flipe II en sus peregrinaciones a Santiago. Eirexe, templo románico; Portos, Villar de Donas (monumento nacional), pinturas de siglo XIV, donde los Caballeros de la Orden de Santiago tenían casa de profesos y cementerio; Lesteo, Alto do Rosario, desde donde se divisa el monte Pico Sauro próximo a Santiago de Compostela y donde el peregrino terminaba la etapa a Palas do Rei con el rezo del rosario. Casas Revoltas.


La etapa de hoy, ya más entrenados, ha sido amena y hemos actuado como lo harían los peregrinos del medievo, se ha cantado, se ha dialogado sobre religión y sobre el Camino y hemos charlado amenamente haciendo más corto el recorrido.

 

Palas do Rei, está recorrido en cinco minutos: una plaza con un monumento a San Tirso que esgrime una sierra, un cruce de carreteras y la salida del Camino por la Avenida del Peregrino.

El 14 de agosto etapa Palas del Rey-Arzua. 32 Kms. El Camino discurre por trochas y sendas interiores que atraviesan bosques de eucaliptos y robledales; es lugar bastante poblado, ganado vacuno, fincas y heredades pequeñas, recintos cercados, prados y vacas.

El antiguo peregrino al emprender esta última etapa (la 16 del Códice Calixtinu), se agrupaba en el Campo de los Romeiros, a la salida de Palas y de allí partía cantando himnos.

Pasa el Camino por Gaiola de Riba, San Xulian, La Pallota, cruzas el río Hambre, Outeiro da Ponte, Carballas de Abajo, cerca del castillo de Hambre y el Pazo de Ulloa; Ponte Campaña, pueblo de Casanova, arroyo y poblado de Porto de Bois, Campanilla, Couto y Cornisa, límite con la provincia de la Coruña. Hemos salido de Lugo. Leboreiro (campo de liebres), hay trozos de la calzada jacobea que pasa por la calle principal del poblado; iglesia románica y antiguo Hospital. Cruzado el río Seco se llega a Disicabo, luego el río Furelos y el poblado que tuvo Hospital; Melide, donde confluía el Camino con el que venía de Oviedo, y en donde los frailes menores atendían en el Hospital a los peregrinos a los que daban: “…fogo, cama, albergue… e caridades en el amor de Deus”.

Pasado Melide el terreno se vuelve suave y ondulado, eucaliptos y pinos, zonas arrasadas por incendios. Carballal, cruzas el río Raido y pasas por Ponte de Penas, lugar solitario, arroyo Peixerro y Parabispo, una sola casa; Bonete, el Camino cruza el poblado; Pomariño y Castañela donde existían unos hornos de cal, donde el peregrino dejaba la piedra caliza que traía desde los montes de Cebreiro y Tricastela, con destino a las obras de la Catedral de Santiago.

Ardua, donde nos albergamos y a la mañana siguiente (15-8-90) emprendemos la última etapa a Santiago, 40 Kms. Pasa el Camino por As Barrosos, Raido, Cortabe, Ponteladron, (no hay puente), Fontelas, Tabernavella, Calzada, Calle, Langüello, Boavista, Alto, Salceda, Xen, Ras, Brea, Rabina, Empalme, Santa Irena, Rua, San Antón, Amenal, que te encamina al poblado de Lavacolla.

Aldeas, lugares, caseríos y poblados, con prados, maizales, rodeados de colinas con bosques; los matorrales, aliagas, zarzas (que hicieron las delicias del Camino con sus abundantes moras), ha cambiado; el suelo, de buen pisar, cargado de polvo y tierra seca; hay momentos en que el Camino discurre por un túnel de vegetación, el sol no penetra, el aroma del eucaliptos, balsámico, es penetrante.


Lavacolla, el “Lavamentula” del Codees, un arroyo que busca el Tambre. El peregrino ante la proximidad de Compostela experimenta la necesidad de llegar ante el Apóstol limpio de alma y cuerpo y aquí es donde se lavaba, por ello el nombre de lavacolla que significa limpieza de genitales, y que constituía como un rito.

El poblado, hoy desvirtuado por la presencia del aeropuerto, era el lugar pintoresco en el que comerciantes, cambistas, fondistas de Santiago, pícaros, vagabundos y gallofos, pululaban y asaltaban a los peregrinos brindándoles hospedajes, objetos de devoción, y los que camuflados con indumentaria peregrina y amparados de la buena fe reinante hacían su agosto.

Cruzado el arroyo de Lavacolla, los peregrinos corrían hacia la cumbre del Monte del Gozo, el Monxzoi, Mons Gaudii, desde donde se divisan las torres de la Catedral de Santiago; el que primero llegaba era nombrado rey de la caravana, con ciertos privilegios y exenciones. Leroy, Roy y Rey han permanecido como apellidos entre muchos franceses y españoles que consiguieron este título.

Y nosotros no fuimos menos. Colocados en fila y emprendida la carrera hacia la cumbre, fue Pedro Díaz, el invidente, el que primero la coronó y al que se le otorgó el título de Leroy que desde entonces ostenta con orgullo. Es Pedro Leroy de las Bermudas, pero esta segunda denominación, deducida de las pintorescas “bermudas” que vestía no viene al caso.

Con los modernos medios de locomoción hoy a nuestro alcance, la seguridad y comodidades de todo viaje, no podemos comprender la altura y anchura y profundidad del gozo de los peregrinos que después de cientos de kilómetros, de grandes fatigas, sudores y hasta desalientos, cuando más duro y largo es el Camino, mayor resulta la alegría de la llegada. Todo quedaba atrás, cansancio, enfermedades, hambre, falta de asilo, frío, lluvia, nieve, alimañas, bandidos, la muerte misma a la que tantos habían pagado tributo. Y meditando en ello podemos comprender como al llegar a este lugar, postrándose de rodillas, llorando y con infinita alegría entonaban el “Te Deum”. Una poderosa fe, que les movía a recorrer cientos de kilómetros y experimentar cuanto hemos dicho, se veía colmada, cubierta ante la vista de las torres de Santiago.

Cinco kilómetros quedan a Santiago. Llegar a la Catedral y darle el abrazo al Apóstol, terminado la peregrinación. Obtención de la Compostela y recorrer y admirar esta Catedral y esta ciudad, fundada sobre un sepulcro, tumba cuna. El milagro del Apóstol, cuya tumba perece surgir en un momento crítico, decisiva de la Reconquista.

Plazas: de las Platerías (siglo XII), con la Torre del Reloj o de la Trinidad, la Fuente de los Caballos; de la Quintana, o de los muertos, con la Puerta Santa, Monasterio de las religiosas benedictinas de San Payo, la Casa del Cabildo y la Casa de la Parra. De la Azabacheria, y Monasterio de San Martín de Binario, Seminario Conciliar. Del Hospital o del Obradoiro, cerrada por Hospital de los Reyes Católicos, Consistorio, Colegio de San Jerónimo y Catedral.

Fachada del Obradoiro, granítica, sensible a los cambios de luz, de las horas y de las estaciones. Siempre hermosa. Resguardando la primitiva fachada de la iglesia románica, el célebre Pórtico de la Gloria, del Maestro Mateo. No es posible, en trabajo tan breve, resaltar su belleza e importancia, sólo diré que es esplendor y alegría del románico puro primitivo que iniciamos en Jaca, seguimos por Bromista y San Isidoro de León para llegar a esta maravilla del Maestro Mateo, Patrimonio de la Humanidad.

 

Que el Apóstol Santiago nos conceda lo que particularmente cada cual le pidiera y sobre todo que la experiencia nos haya servido para hacernos mejor y sobre todo comprender que la vida es sacrificio y amor.

 

 

 

Daniel Esteve

 

 

Bibliografía

Historia de España de Menéndez Pidal, tomos VI y VII – Edit. Espasa Calpe. - Historia de la Iglesia Católica, tomos I y II de la B.A.C. - El Camino de Santiago de E. Goicoechea. Edit. Evrest - Santiago de Compostela, Edit Orbis - Suma Artis, de Pijoan, tomos IX y XI , Edif.. Espasa Calpe - Codex Calixtinus, traducción de Milan Bravo, Sahún 1989 - A Santiago con el Papa, T. Martínez, Edic. El Mensajero - Rutas Jacobeas, de E. Goicoechea, Edit. Amigos del Camino de Santiago, de Estella.


Recomendaciones, a cualquier interesado en seguir el Camino de Santiago
A Santiago de Compostela, desde Somport, 775 Kms.; desde Roncesvalles 680 Kms., y desde Puente de la Reina 623 Kms.

Poco peso. si el grupo es grande aconsejable un coche de apoyo que lleve la impedimenta. Lo indispensable, o menos: dos mudas, pantalón corto, y largo, suéter, anorak, ropa impermeable, paraguas, zapatillas de descanso, saco de dormir, colchoneta, cantimplora, linterna. La ropa en bolsas de plástico por la lluvia. Comidas al final de las etapas y poca por el camino. Buen calzado, preferible deportivos.

Salidas al amanecer, jornadas no largas y agotadoras para recrearse en el paisaje y lugares que se atraviesa y charla con los lugareños.

La “Compostela” puede obtenerse en Jaca (Catedral), en Roncesvalles (Monasterio), en Estella, en la sociedad “Amigos del Camino de Santiago”, de donde se puede obtener por correo. Ha de sellarse en los lugares que indica la misma, normalmente en las iglesias, con un mínimo de 100 kilómetros andando, y en la Catedral de Santiago, junto a la Puerta Santa, el Recibidor registra y extiende el título de peregrino o “Compostela”.

A lo largo del Camino hay albergues de peregrinos dependientes de las iglesias, monasterios y Ayuntamiento, gratuitos.

¡Buen Camino!


Comentario de Juan Manuel Maestre
Este completo reportaje, no es más que un resumen del amplio y completísimo libro que Daniel Esteve, escribió sobre el Camino de Santiago y que comprende dos voluminosos tomos, uno dedicado a imágenes, del Camino y el otro es un completo estudio del Camino de Santiago desde el cual el autor ha extractado este trabajo.

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